Factores de riesgo
El estudio de los factores de riesgo y de los mecanismos lesionales permite ofrecer al deportista, y a su entorno, un trato médico distinto, más moderno, eficaz y acorde con las situaciones. Considerando la prevención como tarea médica prioritaria, pasaremos de tratar los síntomas, las lesiones y las consecuencias de éstas, a prevenir la lesión e intentar modificar los factores de riesgo para evitar que se desencadene la lesión.
Para hablar de prevención de lesiones deportivas debemos conocer y comprender la anatomía funcional del aparato locomotor, la fisiopatología lesional de los diferentes tejidos que lo constituyen, los mecanismos de lesión deportiva y como responden los tejidos musculoesqueléticos al impacto y al sobreuso. La compleja interacción de los factores de riesgo implicados, no todos ellos conocidos hoy por hoy, son los que desembocarán en la lesión.
Consejos para la prevención de lesiones
Teniendo en cuenta que la mitad de las lesiones son debidas a errores de entrenamiento, que tienen una mayor incidencia a principio de la temporada, y que la condición física es la base de una buena recuperación y prevención de las lesiones, enumeramos los siguientes consejos para reducir el riesgo de lesión:
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La condición física es básica. En caso de que ésta sea pobre, existe una mayor tendencia a la lesión. Es importante que la adquisición de dicha condición sea gracias a un entrenamiento gradualmente progresivo.
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Un correcto calentamiento previene la aparición de lesiones y mejora el rendimiento de manera notable. Al aumentar la temperatura muscular mejora la coordinación neuromuscular. También el calentamiento aporta cierto grado de preparación psicológica aumentando el estado de alerta.
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El enfriamiento post-ejercicio es deseable. Favorece la limpieza de los productos de desecho del metabolismo muscular, acorta el tiempo de recuperación. La temperatura muscular permite aumentar la eficacia de los estiramientos haciéndolos más seguros y fáciles.
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La progresión lenta permite la adaptación gradual al incremento de cargas, de esta manera la adaptación musculoesquelética es lenta pero potente.
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El entrenamiento preventivo disminuye el riesgo de lesión. Los ejercicios lentamente progresivos mejoran las propiedades mecánicas de los tejidos: fuerza, movilidad, flexibilidad, coordinación y propiocepción.
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La nutrición correcta y bien asesorada permite controlar factores de riesgo lesional como el sobrepeso, la deshidratación, los estados carenciales, etc.