Los peligros de las auto-fotos o “selfies”
Los selfies o auto-fotos son un tipo de autorretrato que se relaciona con el mundo de las redes sociales y que se ha popularizado entre los adolescentes, convirtiéndose en un fenómeno de moda.
Es cierto que los seres humanos somos animales sociales predeterminados para conectarse los unos con los otros, pero ¿no estaremos llevando esta situación demasiado lejos?
La realidad es que la exposición constante de nosotros mismos en las redes sociales, se está convirtiendo en un peligro que no solo afecta nuestra autoestima sino que pone en riesgo la vida de muchos jóvenes, llegando a convertirse incluso en causa de muerte.
El aumento de muertos por culpa de un selfie
La moda de retratarse en lugares peligrosos para lograr auto-fotos imposibles, ha hecho que el número de personas que mueren cada año mientras se hacen este tipo de retratos haya ido en aumento. Un equipo de investigadores de Estados Unidos, dirigido por el estudiante de doctorado Hemank Lamba y un equipo de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, encontraron que se habían registrado 127 incidentes mortales para auto-fotos en todo el mundo desde marzo de 2014.
La causa más probable de las muertes han sido caídas desde una gran altura, de gente que busca fotografías extremas colgando de un balcón o en la punta de un acantilado o rascacielos, con el único objetivo de impresionar a los seguidores de sus redes sociales.
¿Por qué es peligroso un selfie?
La mayoría de auto-fotos son para capturar una experiencia que se convierte en un escaparate que nos muestra un lugar interesante o especial. Cuando hacemos eso nuestros cerebros están muy ocupados. Nos centramos en la imagen, en la lente de la cámara, mientras sentimos la emoción que hace que el momento sea digno de captura.
La "urgencia" de una auto-foto fugaz, aumenta nuestra concentración por lo que estamos, consciente o inconscientemente, controlando cómo nos vemos, si todo el mundo está dentro del cuadro, y si se captura la experiencia subjetiva. Al mismo tiempo, nuestros cerebros están proyectando el futuro, anticipándonos a imaginar el momento de compartir la imagen y las respuestas que obtendremos.
Toda esta actividad hace que nuestro cerebro esté muy ocupado, y no pueda ver lo que nos rodea. Nuestra atención está hiper-centrada. Los seres humanos tenemos atención selectiva: Cuando nos centramos en una sola cosa con gran intencionalidad, disminuye nuestro conocimiento de otras cosas, y eso nos hace vulnerables a los peligros de una situación que aparentemente creemos controlada.
Otros riesgos de los selfies
Aparte de los riesgos evidentes en los que ponemos en peligro nuestra vida, existen otros riesgos derivados del fenómeno selfie. En el momento que nos hacemos una auto-foto estamos revelando muchos detalles de nuestra vida privada, que nos ponen en situación de riesgo. Información sobre dónde vivimos y con quién, puede quedar documentada en estas fotos que circulan libremente por la red y que pueden convertirse en un problema para los adolescentes, que acabarán convirtiéndose en blanco de acoso cibernético por parte de otros.
¿Los selfies pueden afectar la salud mental de un niño?
El deseo de explorar y manipular nuestra identidad es un proceso normal del desarrollo de un niño. Hasta hace poco, esto se hacía frente al espejo, experimentando con la ropa, los peinados y el maquillaje, pero recientemente la auto-foto ha comenzado a desempeñar ese papel.
El problema es que al construir esta articulación de la propia identidad a través de la auto-foto, hace que el grupo de retroalimentación que nos refleja como aparecemos, haya aumentado exponencialmente, y con él la incertidumbre de cómo somos percibidos y valorados por otros .
El otro problema es el hecho de que los selfies se utilizan como medio de comparación. Estar expuesto día tras día a las imágenes idealizadas de la vida de los demás tendría un efecto en cualquier persona, pero en la mente de los jóvenes, puede dejar una impresión más duradera. Cuando uno se enfrenta a un flujo constante de imágenes que muestran cuerpos perfectos, en lugares perfectos, con amigos perfectos, es difícil evitar un sentimiento de inadecuación y la sensación de que nosotros no estamos viviendo lo mismo. Estos sentimientos pueden minar la autoconfianza y la autoestima.
Por todo ello podemos decir que, en mayor o menor medida, las personas que tienen el hábito constante de hacerse selfies y compartirlas, suelen ser inseguras y establecen relaciones superficiales con los demás. En algunos casos incluso se convierten en individuos narcisistas que experimentan una especie de adicción al reconocimiento de los otros a través de internet.