¿Cómo influencia la música en el desarrollo cognitivo?
La música es a la vida, lo que el oxígeno a los pulmones. ¿Alguno de vosotros se ha planteado vivir sin la música? Cada vez más estudios evidencian los beneficios que produce la música en niños a nivel neurológico y cognitivo. Lee el artículo para conocer cómo la melodía estimula el cerebro de los más pequeños.
La música es a la vida, lo que el oxígeno a los pulmones. ¿Alguno de vosotros se ha planteado vivir sin la música? Os invitamos a realizar un ejercicio práctico: haced una lista de la música que nos rodea excluyendo aquellos momentos intencionados en los que la escuchamos en el coche, para trabajar, etc.
¿Es posible vivir sin música, si hasta el sonido de los smartphones es una melodía o un anuncio publicitario tiene como base fundamental para su engagement una armonía que nos sirve para establecer vínculo emocional con el producto?
Definitivamente la música forma parte de nuestras vidas, desde casi los mismos orígenes de nuestra especie… y nos acompañará para siempre, incluso desde antes de nacer. Diversos estudios se han dedicado a abordar la influencia que ejerce la música en el vientre materno, partiendo de que el feto es capaz de escuchar sonidos desde una determinada fase de su desarrollo (se estima que es entre las semanas 8-12 cuando reacciona a sonidos y vibraciones). Entre los beneficios que ejerce el hecho de que la mujer embarazada escuche música, se relacionan:
Estimula la frecuencia cardiaca y la actividad cerebral
Fortalece los vínculos entre la madre y el bebé
Favorece el bienestar, etc.
En esta línea se han llevado a cabo diversos estudios, con el fin de obtener evidencias científicas respecto a la exposición o no a la música durante el desarrollo embrionario. Todos ellos llegan a la afirmación de que se producen beneficios a nivel neurológico que son evidentes e importantes para las subsiguientes fases del desarrollo cognitivo posteriores al nacimiento.
Esta conclusión se basa en la evidencia de que la música favorece la neurogénesis, es decir, la generación de nuevas neuronas. Un incremento del número de neuronas, facilitará los procesos cognitivos del individuo y le ayudará a estar expuesto a sufrir en menor riesgo aquellas enfermedades asociadas a la muerte neuronal como pueden ser por ejemplo el Alzheimer.
Cuando la estimulación musical de los niños y adolescentes, es un proceso intencionado, en el que los menores no sólo son agentes pasivos ante la audición de determinadas piezas musicales, los beneficios aumentan.
Veamos a continuación algunas de las ventajas que puede tener la educación musical a nivel cognitivo:
Favorece el aumento de la capacidad nemotécnica, de atención y de concentración.
Facilita la resolución de problemas matemáticos y de razonamiento mental complejo.
Promueve nuevas vías de expresión y por tanto, de canalización de las emociones.
Al ser una actividad a combinar con el baile u otras actividades físicas, favorece el desarrollo muscular, el control del equilibrio, la estimulación de varios sentidos a la vez, etc.
Es una fuente inagotable para la estimulación de la creatividad.
Fomenta una mejor autoestima.
Facilita los vínculos personales y el desarrollo de habilidades sociales.
Contribuye a agilizar la rapidez con la que el cerebro es capaz de procesar el habla y por tanto, ayuda a que el sistema auditivo del niño sea más eficiente.
¿Cómo se produce la aproximación de los niños a la música?
Los niños desde su más tierna edad necesitan de estímulos sensoriales que contribuyan a su correcto desarrollo. En ese sentido, y considerando los beneficios expuestos anteriormente, la música es un favor clave que si no se presenta desde los primeros años puede repercutir en alteraciones a nivel psíquico o biológico, ante la carencia de estimulación que conlleva asociada.
Algunos de los hitos en el desarrollo cognitivo de los niños en su interacción con la música, en función de la edad, son:
Desde el nacimiento: el niño reaccionará ante cualquier estimulación sonora modificando su estado de reposo y en determinadas situaciones haciendo movimientos en busca de la fuente sonora.
A partir del año: los pequeños son capaces de hacer música mediante canturreos o balbuceos. Conforme vaya creciendo estos sonidos irán incorporando el ritmo en su reproducción. Así mismo, y a nivel motor, con esta edad los niños suelen reaccionar ante la música con balanceos, inclinaciones de cabeza, giros de muñeca, elevación de brazos, etc.
A los dos años: son capaces de manipular instrumentos sonoros o de generar sonidos con objetos, incluso con el fin de acompañar a melodías improvisadas.
De los 2 a los 3 años: se presenta una mayor coordinación psicomotriz y una respuesta rítmica más acorde con la música que escucha. A partir de esta edad, los pequeños son capaces de cantar como actividad auxiliar al juego.
De los 3 a los 4 años: aumenta la coordinación y la variedad de movimientos, permitiendo al pequeño simular incluso algunos pasos de danza.
De los 4 a los 5 años: se empieza a desarrollar la capacidad de memorización de melodías y de letras de canciones, cada vez más largas. En algunos casos, el niño será capaz de componer sus propias canciones, desarrollando de este modo su creatividad e imaginación en el ámbito musical.
De los 5 a los 6 años: se mejora el tono y la capacidad de canto, disponiendo de capacidad para reproducir canciones, corregirlas y memorizarlas.
¿Cómo se puede favorecer desde la educación infantil la estimulación musical?
Resulta esencial que los profesionales del ámbito educativo conozcan las diferentes etapas del desarrollo cognitivo de los niños en relación con la música. Estas van, como comentábamos con anterioridad, desde la simple repetición de ritmos a la capacidad de aprendizaje de melodías y letras de canciones.
La música como disciplina deberá tener entidad propia en el currículo educativo, cuando el alumno disponga de la capacidad cognitiva adecuada para asimilar los contenidos relacionados. En las edades más tempranas la música debe de ser el eje vertebrador del día a día de la escuela, contribuyendo así al integral desarrollo del niño, en función de su edad.
Reforzar en el entorno de casa la estimulación musical del niño, siempre será favorable. Así mismo, conforme vaya creciendo, la música puede irse sugiriendo al menor como una actividad de ocio, aprendizaje e interacción social. Descubrir el potencial de cada niño, para tocar un instrumento, cantar en una coral, practicar el baile, etc. si se estimula desde la más tierna infancia, puede ser una actividad factible con un componente de incalculable valor para su salud cognitiva y emocional.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
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Sarget Ros, Mª Angeles (2003) La música en la educación infantil: estrategias cognitivo-musicales. Revista de la Facultad de Educación de Albacete, ISSN 0214-4824, Nº. 18, pág. 197
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La mayoría de niños desearía no tener que hacer nunca más los deberes de la escuela, pero ya que esto difícilmente lo podrán evitar, ayudémosles a hacer los deberes con estos consejos prácticos.
Durante el primer año de vida, el niño juega explorando e interactúa con el mundo que le rodea con los cinco sentidos para comprenderlo. La mayor parte de su juego consiste en coger objetos y ponérselos en la boca, agitarlos, golpearlos o tirarlos.
Si cuando tu hijo era un bebé ya lo veías como un pequeño científico utilizando sus cinco sentidos y descubriendo el mundo que le rodea, ahora que tiene entre 1 y 3 años es verdaderamente un gran ingeniero y trata de entender cómo funcionan estos objetos.
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