Principales modelos teóricos sobre comunicación familiar
Es innegable la importancia de la familia para un adecuado desarrollo socioemocional en la infancia y la adolescencia. La comunicación desempeña un papel primordial en las relaciones familiares: es la herramienta principal para el manejo de situaciones de la vida cotidiana, la satisfacción de necesidades básicas, la expresión de ideas y opiniones, la toma de decisiones, la construcción de acuerdos, e incluso la revisión y adaptación de las propias reglas de funcionamiento de la familia.
La investigación de la comunicación familiar y la influencia de la misma manera en el desarrollo adolescente se ha basado principalmente en dos modelos teóricos: el de los estilos parentales y el de los patrones de comunicación familiar.
Añadimos en este apartado un tercer modelo teórico que aporta una visión útil sobre el uso de la comunicación en los conflictos interpersonales: el de los estilos de resolución de conflictos.
La teoría de los estilos parentales
Esta teoría tiene en cuenta las estrategias que ponen en marcha los padres para supervisarlos y socializarlos. Para su estudio, la investigación se ha basado en dos grandes dimensiones teóricamente independientes: la capacidad de respuesta (implicación/aceptación) y la exigencia (severidad/imposición) que definen la actuación parental.
La capacidad de respuesta hace referencia al grado en el que los padres se implican de manera afectiva en la socialización de los hijos mostrándoles cariño, ofreciendo su apoyo y comunicándose con ellos haciendo uso de la razón cuando éstos se comportan de manera inadecuada.
La dimensión de exigencia se refiere al grado en el que los padres actúan de manera estricta e impositiva para establecer los límites en su conducta e imponer así su autoridad.
Autoritario
Se caracteriza por una alta rigidez y un gran uso del control y las exigencias, así como por escasez de afecto y comunicación en las relaciones con sus hijos.
Perciben la obediencia como una virtud y el castigo es considerado como la principal medida de modificación de conducta.
Se trata de padres controladores, propensos al castigo y que prestan poco apoyo a sus hijos.
Democrático
Los padres con este estilo suelen ser firmes y establecer límites, pero también brindan apoyo y cariño a sus hijos.
Tratan de guiar la conducta del niño por medio del respeto y reconocimiento mutuo, mostrando interés por satisfacer las necesidades que demandan sus hijos y reconociendo y respetando la individualidad y los derechos de los menores.
Suelen explicar las consecuencias que tiene la conducta negativa en vez de aplicar castigos y emplean el refuerzo positivo para las conductas a incrementar.
Negligente
Los padres con este estilo muestran bajas dimensiones de afecto y comunicación, así como escasez de control de exigencias. Son pasivos, no hay normas ni afecto. Se muestran indiferentes a las necesidades de sus hijos. No hay ningún tipo de implicación emocional.
Estos padres no están implicados en la crianza de sus hijos y, por tanto, no proporcionan el apoyo necesario a sus hijos ni les sirven de guía.
Indulgente
Este estilo se caracteriza por altos niveles en la dimensión de afecto e implicación, así como bajos en cuanto a mecanismos de control y exigencia.
Los padres con este estilo intentan proteger a sus hijos de todos los daños, presentando un estilo sobreprotector con escasa disciplina. Actúan con demasiada flexibilidad en rutinas, hábitos y horarios, llevando escaso control sobre sus hijos y cediendo con facilidad a los deseos de éstos. Los hijos crecen sin normas ni pautas de conducta.
La teoría de los patrones de comunicación familiar
Koerner y Fitzpatrick (2002) postulan que es en la familia donde se desarrollan los denominados esquemas relaciónales: modos de comunicación estables y predecibles, que establecen nuestras expectativas de comunicación.
Para definir las tipologías de patrones de comunicación familiar Koerner y Fitzpatrick (2002) utilizan dos dimensiones centrales del funcionamiento familiar:
La orientación a la conversación: grado en que las familias crean un clima que anima a sus miembros a participar con libertad en las interacciones.
La orientación a la conformidad: grado en el que la comunicación familiar propicia la homogeneidad en actitudes, valores y creencias.
La teoría de los estilos de resolución de conflictos
Los conflictos son situaciones normales en la vida familiar. Dependiendo del tipo de estrategias que se empleen para resolverlos, pueden suponer tanto oportunidades para el crecimiento personal y el fortalecimiento de las relaciones familiares como asociarse a un creciente malestar en familia.
Kurdek (1994) definió cuatro estilos principales de resolución de conflictos:
Resolución positiva/negociación: Basada en la comprensión de la posición del otro y tácticas de razonamiento constructivo para alcanzar compromisos y negociar.
Estilo confrontativo: Centrarse en uno mismo sin tener en cuenta al otro, implica comportamientos verbalmente abusivos, estar a la defensiva, atacar al otro y pérdida de autocontrol.
Estilo de retirada: Caracterizado por el rechazo o evitación del problema, negándose a hablar o retirándose del lugar.
Estilo de sumisión: Se acepta la solución del otro sin defender la posición propia.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
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En la adolescencia, la comunicación familiar es fundamental para facilitar el adecuado desarrollo socioemocional de los jóvenes y la superación con éxito de esta etapa.