Analítica de sangre: cuándo son necesarias y cómo se realizan
En ocasiones, los pediatras necesitan más información que una exhaustiva historia clínica y la exploración física para poder realizar un diagnóstico preciso para ofrecer el tratamiento más adecuado. Una de las pruebas que pueden realizar son los análisis de sangre. La analítica de sangre es un examen de laboratorio que permite la evaluación detallada de los diversos componentes sanguíneos. A pesar de que la extracción de sangre puede provocar ansiedad debido a la utilización de agujas, el procedimiento en sí mismo es generalmente rápido y conlleva un dolor mínimo.
La composición de la sangre es aproximadamente un 45% de células —incluyendo glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas— y un 55% de plasma. Este último, la parte líquida de la sangre se compone de un 90% de agua, además de proteínas como albúmina, inmunoglobulinas y factores de coagulación, junto con enzimas, hormonas, glucosa, grasas (como colesterol y triglicéridos), sales minerales, gases disueltos y vitaminas.
Cada uno de estos elementos desempeña funciones esenciales en el cuerpo, y su cantidad y proporción pueden ayudar a evaluar el estado de salud de un individuo. Por ejemplo, la cantidad de glóbulos blancos puede indicar una infección, mientras que el nivel de glucosa puede sugerir diabetes.
Cabe destacar que en una analítica de sangre no se solicita el análisis de todos estos componentes, sino solo de aquellos que son pertinentes para el diagnóstico o seguimiento de la salud del niño o adolescente. Así, la elección de las sustancias a analizar está diseñada para proporcionar la información más útil para el cuidado y la orientación médica del paciente.
A través de la evaluación de una pequeña muestra de sangre venosa, se pueden obtener valiosos indicios sobre la salud general del cuerpo y la funcionalidad de sus órganos y sistemas.
En casos de infecciones graves, se puede realizar también un hemocultivo, que implica el cultivo de la muestra de sangre para detectar la presencia y el crecimiento de bacterias. Esto es particularmente útil para determinar el tratamiento antibiótico más efectivo para el paciente. En definitiva, la analítica de sangre es una herramienta valiosa y versátil en el arsenal médico para el cuidado y el diagnóstico en niños.
¿Cómo se realiza una analítica de sangre?
Las analíticas de sangre en niños no difieren significativamente en su procedimiento respecto a las de los adultos. El proceso suele ser rápido e implica la extracción de una pequeña cantidad de sangre, generalmente de una vena del brazo. La muestra luego se envía al laboratorio para su análisis.
Las analíticas de sangre en niños se llevan a cabo con agujas más finas que las utilizadas en los adultos, minimizando así cualquier incomodidad. El personal encargado de este procedimiento está altamente capacitado para realizar la extracción de sangre de manera eficiente y prácticamente indolora. Sin embargo, a pesar de estas medidas, el temor a las agujas puede ser un desafío.
Es esencial para los niños que pueden comprenderlo, recibir una explicación clara y sencilla del procedimiento. La presencia de los padres durante la extracción puede proporcionar un sentido de seguridad y apoyo, ayudando a calmar los nervios del niño.
En ciertos casos se pueden utilizar analgésicos, como la sacarosa en los recién nacidos, o anestésicos tópicos en forma de crema para disminuir aún más cualquier sensación de dolor. Otros recursos, como la realidad aumentada mediante el uso de gafas de realidad virtual pueden hacer que el proceso sea más llevadero para el niño.
El procedimiento de extracción implica la punción de la vena con una aguja fina, después de una cuidadosa desinfección de la piel. Además, se utiliza un torniquete, generalmente una tira de goma, para facilitar la dilatación de las venas y permitir una extracción de sangre más eficaz y rápida.
En resumen, aunque la extracción de sangre puede provocar temor, se han desarrollado una serie de técnicas y estrategias para hacer que la experiencia sea lo más cómoda y tranquilizadora posible para los niños.
¿Las analíticas son siempre en ayunas?
En la mayoría de los casos se requiere que la muestra de sangre se obtenga después de un período de ayuno de al menos ocho a doce horas, durante las cuales el niño no debe consumir alimentos. Sin embargo, la ingesta de agua sí está permitida. Este estado de ayunas permite una evaluación más precisa de ciertos componentes de la sangre, como la glucosa (azúcar en la sangre), el colesterol y algunas hormonas, como las tiroideas.
Es importante destacar que existen excepciones a esta regla. En el caso de los recién nacidos, lactantes o algunos niños con enfermedades metabólicas, no es necesario que se realice la analítica en ayunas. Esta flexibilidad se debe a las necesidades dietéticas únicas y los requisitos metabólicos de estos grupos de edad o condiciones específicas, requiriendo una adaptación a las necesidades individuales del niño, siempre bajo la indicación de un profesional sanitario.
¿Son necesarias las analíticas en el niño sano?
No, no existe evidencia científica ni recomendaciones que sugieran la necesidad de realizar analíticas de sangre rutinarias en niños sin síntomas de enfermedad o fuera del programa de salud infantil establecido. Por lo tanto, los niños que no presentan problemas de salud significativos no necesitan someterse a analíticas de sangre "preventivas".
¿Cuándo se pide una analítica de sangre?
Las analíticas de sangre en niños pueden indicarse por varias razones. Algunas de las más comunes incluyen la evaluación de síntomas inespecíficos como fiebre, fatiga o pérdida de peso, que pueden sugerir una variedad de condiciones. Además, se utilizan para monitorear enfermedades crónicas como la diabetes, proporcionando información valiosa sobre la efectividad del tratamiento y la necesidad de ajustes.
Asimismo, pueden ayudar a detectar afecciones asintomáticas en las etapas tempranas, como anemia o ciertos trastornos metabólicos, permitiendo intervenciones precoces que pueden prevenir complicaciones futuras. Es el caso de la prueba del talón, también conocida como cribado neonatal. Es un procedimiento de rutina que se realiza en todos los recién nacidos entre las 48 y 72 horas posteriores al nacimiento.
Este examen implica la extracción de unas pocas gotas de sangre del talón del bebé, las cuales luego se analizan para detectar varias enfermedades metabólicas y genéticas graves, como la fenilcetonuria, el hipotiroidismo congénito, entre otras. Es crucial realizar esta prueba a tiempo, ya que un diagnóstico temprano y la intervención adecuada pueden prevenir complicaciones graves y permitir un desarrollo más saludable del niño.
Existen varias situaciones que justifican la realización de analíticas de sangre periódicas en niños para su seguimiento:
Hipercolesterolemia familiar: esta condición genética resulta en niveles elevados de colesterol que requieren un seguimiento constante.
Enfermedades metabólicas: estas condiciones pueden alterar el metabolismo normal del cuerpo y, por lo tanto, requieren un monitoreo regular.
Diabetes: la diabetes en niños debe ser vigilada de cerca para mantener la glucosa en sangre en niveles saludables.
Enfermedades crónicas y hormonales: estas afecciones pueden alterar la función normal del cuerpo y necesitan un seguimiento constante.
Uso prolongado de ciertos medicamentos, como los antiepilépticos: el seguimiento de los niveles de medicación en sangre y la evaluación de los posibles efectos secundarios son fundamentales en estos casos.
Inmunodeficiencias: estas condiciones pueden afectar la capacidad del cuerpo para luchar contra infecciones y necesitan un seguimiento regular.
Niños con cáncer: requieren seguimiento de la respuesta al tratamiento y la evolución de la enfermedad.
Además, en los niños sin problemas crónicos, puede ser necesaria una analítica de sangre para el diagnóstico y seguimiento de enfermedades potencialmente graves que surgen de forma aguda o inesperada. Esto podría incluir situaciones como una infección grave, anemia o intoxicación.
Igualmente, estas analíticas pueden ser útiles para el estudio de condiciones no tan graves pero que pueden afectar los hábitos diarios del niño, como es el caso de las alergias. En cada caso, la decisión de realizar una analítica de sangre se basará en el juicio clínico y las necesidades individuales del niño.
Dicho esto, las analíticas de sangre no están exentas de limitaciones. Aunque proporcionan información valiosa, son solo una herramienta dentro de la amplia gama de métodos diagnósticos disponibles. Los resultados deben interpretarse en el contexto del estado global del niño, sus síntomas y pueden requerir confirmación adicional a través de otros exámenes.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
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