Comprender la encopresis: cuando el niño padece retención fecal
La encopresis en niños puede deberse a la retención fecal por miedo, conflictos o evitación de dolor. Es esencial prevenir y actuar temprano en el proceso de control de esfínteres, consultando con el pediatra si es necesario. Castigar al niño no es la solución, ya que en la mayoría de los casos no hay intencionalidad. El tratamiento se centra en modificar los hábitos de defecación, ofreciendo recompensas y manteniendo una dieta equilibrada con fibra y líquidos. En casos conductuales, se debe abordar la posible tensión emocional con apoyo psicológico si es necesario.
En la mayor parte de casos la encopresis aparece por un mal hábito con retención o resistencia a ir al baño.
Esta retención se puede deber a diversas causas, pero más frecuentemente ocurre por:
Miedo a ir al baño por una experiencia negativa real o imaginaria.
Conflicto entre los padres y el niño en el proceso de aprendizaje de control de esfínteres.
Evitación de realizar deposiciones en ciertas situaciones como en la escuela o en otros lugares.
Evitación del dolor en caso que el niño presente o haya presentado una fisura anal.
Retención y estreñimiento
El acúmulo de heces en la parte final del intestino grueso provoca una distensión que puede llevar a perder la sensación de las ganas de defecar por alteración del esfínter. En estos casos los escapes de heces se producen de forma involuntaria por el rebosamiento de escasa cantidad de heces pastosas alrededor de las deposiciones impactadas.
El propio estreñimiento, causado por la retención, puede conllevar a la aparición de fisuras anales, que producen más dolor con la defecación, y empeoran la situación de retención para evitar el dolor.
Es muy importante prevenir el retencionismo y actuar precozmente cuando este se inicie, ofreciendo unas pautas correctas en el proceso de aprendizaje de control de esfínteres. En caso de dudas consulta con el pediatra para que ayude a facilitar este proceso.
Problemas de conducta
En otras ocasiones la encopresis puede aparecer por problemas de conducta.
En estos casos, habitualmente, el niño había adquirido un buen control, pero aparece la encopresis, normalmente de forma intencionada, como respuesta a una tensión emocional intensa (por ejemplo, conflictos familiares) o como una represalia contra los padres.
En los casos en los que no ocurre retencionismo, y los escapes no son voluntarios, ni derivados de tensiones emocionales, estos pueden ser debidos a una incapacidad para controlar adecuadamente el esfínter o por una falta de conciencia del proceso.
¿Cómo tratar la encopresis?
En caso de presentar encopresis es necesario consultar con el pediatra para recibir el diagnóstico adecuado, descartando otras causas de incontinencia fecal y recibiendo un correcto tratamiento y seguimiento.
Es muy importante no aplicar castigos, ni otras conductas punitivas, como respuesta a los escapes, intentando evitar la culpabilización del niño.
Debemos entender que en la mayoría de los casos no hay intencionalidad por parte del niño, y cuando la hay suele coexistir con una tensión emocional importante. Por ello, las represalias de los cuidadores solo suelen llevar a agravar la situación.
Modificar los hábitos
La base del tratamiento de la encopresis es modificar los hábitos de la defecación. El niño se debe sentar en el baño u orinal al menos diez minutos dos o tres veces al día, después de las comidas, para aprovechar el reflejo que la comida produce en el intestino.
Además, los pies deben quedar bien apoyados para favorecer una buena postura. En la educación del hábito deposicional se puede utilizar un método de recompensas, ofreciendo un premio cuando se consiga realizar la deposición en el baño.
En caso de que haya un hábito de estreñimiento añadido, es importante mantener una dieta equilibrada rica en fibra, líquidos abundantes y ejercicio físico. En caso de ser necesario el pediatra puede recomendar el uso de laxantes orales y en ocasiones puntuales el uso de enemas para ayudar a la evacuación.
En los casos que se sospeche una causa conductual, hay que valorar la posible existencia de tensiones emocionales e intentar solucionarlas, si es necesario con apoyo psicológico.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
El estreñimiento se define como la dificultad persistente para defecar o una sensación de que la defecación es aparentemente incompleta y/o movimientos intestinales infrecuentes cada 3–4 días o con menor frecuencia. Esto puede causar dolor y/o molestias al paciente.