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Niño saltando a la piscina. Pixabay

El corte de digestión, ¿un riesgo real o infundado?

Niño saltando a la piscina. Pixabay

Con la llegada de las vacaciones y el buen tiempo empieza también la época de los chapuzones que tanto disfrutan los niños. Pero, de la misma manera que hicieron nuestros padres, la mayoría de nosotros también predicamos que después de comer, hay que esperar dos horas sin bañarse. No obstante, aunque hay algo de cierto en la sabiduría popular, resulta poco precisa.

 

Lo que popularmente se conoce como corte de digestión, no existe como tal. Lo que realmente se sufre en una situación de estas es lo que conocemos como una hidrocución o un choque térmico diferencial.

 

En este sentido, la principal recomendación es que no entremos al agua si hemos tomado mucho el sol o si nuestra temperatura corporal es muy elevada. Este síndrome no afecta la digestión. No obstante, el proceso de digerir los alimentos sí que puede estar implicado.

 

En el momento de zambullirnos en el agua, el cuerpo humano se prepara para adaptarse al ambiente subacuático con reflejos involuntarios y normales. De esta manera, se reduce el gasto energético y se alarga el tiempo necesario para tomar oxígeno del exterior.

 

¿Qué relación hay entre la comida y el baño?

Se llama corte de digestión porque todos los síntomas que da esta hidrocución o síndrome térmico diferencial son similares a los que se experimentan con una indigestión después de comer algo que te ha sentado mal. Los niños que se sientan mal pueden presentar vómitos, dolor de cabeza, mareos... Este conjunto de síntomas dio lugar a lo que popularmente se conoce como corte de digestión.

 

Es importante recordar que la digestión no se corta en ningún caso. El problema se encuentra en las diferencias de temperatura del cuerpo humano respecto de la temperatura del agua.

 

¿Se puede producir un ahogamiento por un corte de digestión?

El ahogamiento es la segunda causa de muerte en Europa por lesiones no intencionadas, solo superado por los accidentes de tráfico. En España, según datos de la Federación de Salvamento y Socorrismo, el año pasado murieron 422 personas en espacios acuáticos por ahogamientos no intencionales y la revisión de los datos de los últimos años muestra una tendencia en ascenso. ¿Se trata solo de imprudencia o de no estar lo suficientemente pendientes de los niños en el agua?

 

En primer lugar, uno de los factores que más influye en este tipo de accidentes es la edad del menor. En el caso de los niños y niñas más pequeños que aún no saben nadar es, sobre todo, por una falta de supervisión.

 

Por otro lado, el choque térmico que denominamos corte de digestión también puede llegar a provocar el ahogamiento de un niño. Los mecanismos por los cuales se produce se desencadenan al entrar en contacto repentinamente con agua tan fría que se produce como una parálisis del centro respiratorio que hace que el niño no pueda respirar.

 

En estos casos, los pulmones no se llenan de agua, es decir, la persona ha dejado de respirar no porque haya entrado agua, sino porque ha dejado de respirar repentinamente.

 

¿Cómo podemos evitarlo?

El riesgo de sufrir el síndrome de hidrocución es bajo y depende de factores personales y ambientales. No obstante, puedes evitar que le pase a tu hijo siguiendo algunas recomendaciones.

 

  • Introducirse en el agua poco a poco para que el cuerpo se vaya acostumbrando. Si el problema es que cuando hay esta gran diferencia de temperatura, hay que intentar reducirla al máximo. La mejor manera de conseguirlo puede ser entrar en el agua poco a poco, empezando por las muñecas y luego la nuca.

  • Procurar no entrar en el agua después de estar tomando muchas horas el sol, ya que el cuerpo estará muy caliente.

  • Esperar un rato después de una comida muy copiosa. Ahora ya sabemos que esta no es la causa y que no se produce ningún corte de digestión, pero todos sabemos que después de comer nos entra sueño. Esto hace que estemos menos reactivos y, por lo tanto, con menos capacidad de reacción ante algún incidente.

  • Evitar imprudencias como beber alcohol, jugar al borde de la piscina, tirarse de golpe de un trampolín...

 

Una vez que ya tengamos el cuerpo adaptado a la temperatura de nuestro cuerpo, a la del agua, evitaremos accidentes.

Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:  01/07/2024 Última modificación:  09/07/2024
piscina · seguridad · verano
Carles Luaces Cubells
Carles Luaces Cubells
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Jefe del Servicio de Urgencias Pediátricas

Urgencias Pediátricas

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