Estrabismo

¿Qué es el estrabismo?

El estrabismo es un trastorno en el que los ojos no se encuentran alineados y cada ojo mira en una dirección diferente. El desvío puede ser siempre del mismo ojo o de ambos, puede ser constante o intermitente y puede ser vertical u horizontal. Cada tipo de estrabismo tiene sus características, tratamiento y pronóstico.

La causa exacta no siempre es clara, pero generalmente se debe a un problema en los músculos oculares o en el sistema nervioso que controla los movimientos de los ojos. Algunas veces tiene un componente hereditario.

¿Cuáles son sus síntomas?

El síntoma más característico por el que suelen consultar los padres, sobre todo cuando el niño está cansado, es la percepción de que los ojos del niño no están alineados. Ocasionalmente se producen otros síntomas como visión doble o borrosa, fatiga visual, dolor de cabeza, tendencia a guiñar un ojo, tortícolis o inclinación de la cabeza.

La edad de inicio de los síntomas es variable, pero suele empezar a ser visible a los pocos meses de edad e irse incrementado progresivamente.

¿Cómo se diagnostica?

Ante la sospecha de un estrabismo se debe consultar con un oftalmólogo pediátrico o general para la realización de una revisión oftalmológica completa que incluya exploración de la agudeza visual, desviación y movimientos oculares, etc. Es importante diagnosticarlo lo más pronto posible para evitar complicaciones y asegurar una buena evolución.

La exploración por parte de un oftalmólogo experto es suficiente para confirmar el diagnóstico. Excepcionalmente serán necesarias otras pruebas.

¿Cuál es su tratamiento?

El tratamiento dependerá del tipo de estrabismo que tenga cada paciente y ha de ser personalizado ya que cada caso es diferente. En algunas ocasiones, el tratamiento del estrabismo puede ser importante por motivos estéticos, pero, sobre todo, lo es para evitar que la visión del paciente pueda dañarse.

En algunos casos, cuando el niño se va acomodando a esa visión (estrabismo acomodativo), el problema se resuelve solamente con el uso de gafas. Si existe ambliopía asociada (ojo vago), se necesitará el uso de parches o de gotas de atropina para su rehabilitación.

Hay ocasiones en las que deben combinarse varios enfoques terapéuticos y, es posible que, en algunos casos, otros tratamientos, como ejercicios oculares o terapia prismática, puedan ser suficientes. En los casos en los que el estrabismo no se soluciona con los tratamientos conservadores suele ser necesario el uso de toxina botulínica o cirugía sobre los músculos extraoculares.

Ambos procedimientos suelen realizarse de forma ambulatoria y el niño puede volver a su casa el mismo día del tratamiento.

¿Qué otras cosas hay que tener en cuenta?

El pronóstico del estrabismo es bueno, especialmente cuando se ha consultado precozmente al médico. De esta forma se conseguirá:

• Prevenir y/o tratar la ambliopía asociada. Cuando los dos ojos no miran al mismo lugar envían dos imágenes distintas al cerebro. En un niño pequeño el cerebro “elegirá” la mejor imagen (normalmente la del ojo que no está desviado y tiene mayor visión) e “ignorará” la imagen que le llega del otro ojo frenando su desarrollo.
• Descartar otras patologías del propio ojo (como cataratas o alteraciones en la retina) que deben ser descartadas y, si es posible, tratadas precozmente para mejorar el pronóstico visual.
• Descartar otras patologías asociadas. Aunque la mayoría de estrabismos no están asociados a otros problemas médicos, algunas enfermedades a nivel cerebral, vascular o neuromuscular pueden manifestarse con la aparición de estrabismo.