La leucemia afecta los glóbulos blancos y es el cáncer más común en niños. Se origina en la médula ósea, pero su causa es en gran parte desconocida. Los síntomas incluyen fatiga, fiebre y sangrado fácil. El diagnóstico implica pruebas de sangre y médula ósea. El tratamiento incluye quimioterapia y radioterapia. El pronóstico ha mejorado, con altas tasas de supervivencia en la leucemia linfoblástica aguda, pero depende de múltiples factores. Un equipo especializado y hábitos saludables son esenciales para el bienestar del niño.
La leucemia es el cáncer más común en niños y afecta a los glóbulos blancos de la sangre.
Los glóbulos blancos de la sangre, también conocidas como leucocitos, son células que se encargan de proteger al cuerpo contra infecciones y enfermedades. Estas células se producen en la médula ósea a partir de unas células madre.
En la leucemia, estas células madre producen unos leucocitos anormales que no funcionan correctamente. A medida que las células anormales de la leucemia se acumulan, pueden suponer un problema serio de salud.
La gran mayoría de los casos de leucemia en niños no tienen una causa clara ni tampoco antecedentes familiares de la enfermedad. Por lo tanto, aunque se sabe que ciertos factores genéticos y ambientales pueden influir en su desarrollo, en la mayoría de los casos no se puede identificar una causa específica.
Hay diversos tipos de leucemia en niños, de ellas, la más frecuente se llama Leucemia Linfoblástica Aguda.
Es muy importante identificar el tipo de leucemia que un niño padece para poder planificar un tratamiento adecuado. Cada tipo de leucemia tiene su propio curso clínico y puede requerir un enfoque de tratamiento diferente.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas de la leucemia pueden variar según el tipo y el momento en que se diagnostica. Algunos de los síntomas más comunes de la leucemia incluyen:
Fatiga y debilidad
Fiebre
Dolor en los huesos y las articulaciones
Sangrado fácil o hematomas
Infecciones frecuentes o graves
Pérdida de peso
Hinchazón de los ganglios linfáticos
Es importante destacar que estos síntomas pueden ser causados por otros problemas médicos y no necesariamente indican la presencia de leucemia. Sin embargo, si un niño presenta uno o varios de estos síntomas durante un período prolongado de tiempo, se debe sospechar la posibilidad de leucemia y buscar atención médica rápidamente.
En algunos casos, la leucemia quizá no presenta síntomas en sus primeras etapas y puede detectarse durante un análisis de sangre de rutina o durante una visita médica por otra razón.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la leucemia en niños generalmente se realiza con una serie de pruebas. En cada caso y para cada tipo de leucemia estas pruebas pueden ser distintas. Las más habituales son los análisis de sangre y una punción de médula ósea.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de la leucemia en niños depende del tipo y la etapa de la enfermedad. El tratamiento consiste generalmente en quimioterapia y, en algunos casos, radioterapia, inmunoterapia y trasplante de médula ósea.
¿Qué otras cosas es importante tener en cuenta?
A pesar de ser una enfermedad muy grave, el pronóstico de la leucemia en niños ha mejorado mucho en las últimas décadas, gracias a los avances en el tratamiento y al mejor conocimiento de la enfermedad, que permite adaptar la intensidad del tratamiento de forma individualizada a cada paciente.
En general, la supervivencia a cinco años para la leucemia en niños es alta, especialmente para la leucemia linfoblástica aguda (LLA), que es el tipo más común de leucemia pediátrica, donde la enfermedad se cura en más del 90% de casos.
En el caso de la leucemia mieloide aguda (LMA), que es más frecuente en adultos, pero también la pueden padecer algunos niños, la supervivencia es algo menor pero también ha mejorado en las últimas décadas, con una supervivencia a 5 años de alrededor del 70%.
Es importante destacar que el pronóstico individual de cada paciente depende de varios factores, como el tipo y subtipo de leucemia, la respuesta del niño al tratamiento y su estado general de salud. Además, es posible que la leucemia reaparezca después del tratamiento inicial, lo que se conoce como recaída, y esto puede influir en el pronóstico.
En todo caso, es muy importante contar con un equipo profesional especializado para desarrollar un plan de tratamiento individualizado. Si el niño ha sido diagnosticado de leucemia, es importante que siga el plan de tratamiento que haya establecido dicho equipo.
También es relevante asegurarse de que el paciente tenga unos hábitos de vida saludables, por ejemplo, en la alimentación, la práctica de ejercicio o las horas y la calidad del sueño.
Por último, también es importante tener ayuda en la comunidad y en la escuela, de manera que éstos puedan ofrecer apoyo emocional y bienestar al paciente.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
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