
Halo o chaleco

El halo o chaleco es un dispositivo médico diseñado para inmovilizar la cabeza y el cuello en niños con problemas en la columna cervical, ayudando a su recuperación tras lesiones o cirugías. Consta de una corona metálica, pernos que la fijan al cráneo, un chaleco de plástico o yeso con forro suave, y barras que conectan ambas partes. Aunque su uso puede generar molestias iniciales, la mayoría de los niños se adaptan bien. Es esencial seguir las recomendaciones médicas para su cuidado y limitar actividades que puedan afectar la estructura, priorizando la seguridad y el bienestar del paciente.
¿Qué es el halo o chaleco?
El halo (también llamado chaleco) es un dispositivo médico (un aparato) que se usa para ayudar a los niños que tienen problemas en la columna vertebral cervical. Se trata de una estructura que mantiene la cabeza y el cuello inmóviles para que los huesos de la columna vertebral se puedan recuperar correctamente después de una cirugía o de una lesión.
¿En qué consiste el halo o chaleco?
El halo o chaleco está compuesto por varias partes:
- Corona metálica (halo), que rodea la cabeza y se sujeta al hueso con pernos.
- Pernos, son unos tornillos que fijan el halo a la cabeza.
- Chaleco, hecho de plástico o yeso, con un forro suave para mayor comodidad.
- Barras verticales, que conectan el halo con el chaleco.
Ilustración de las partes de un halo. Ilustración propia.
El halo se ha de colocar por un equipo especializado. Los pernos del halo se ajustan cuidadosamente a la cabeza del niño para asegurar que se sujete bien en su lugar, pero sin provocar dolor.
Al principio, el hecho de llevar el halo puede hacer que el paciente se sienta extraño o causar un poco de dolor de cabeza, pero no debe ser realmente doloroso. Si lo fuera, es importante hablar con el médico de referencia.
El tiempo que se deberá llevar el halo es muy variable y va a depender del tipo de lesión del paciente o de la cirugía que se haya realizado. Habitualmente, se ha de llevar durante algunos meses y los pacientes se suelen acostumbrar bien a él.
¿En qué problemas de salud se recomienda?
El halo se utiliza en casos donde los niños han sufrido lesiones o se les ha hecho una cirugía en la columna vertebral cervical.
Es especialmente útil en los casos en que la columna vertebral no se ha de mover para poder sanar correctamente.
¿Qué debe tenerse en cuenta cuando se da este tratamiento?
Actividad física
Si el niño ha de llevar un halo, es importante tener en cuenta que deberá evitar movimientos bruscos o juegos que puedan golpear la estructura del halo, aunque normalmente el niño se acostumbrará a llevarlo y podrá hacer muchas de sus actividades normales.
Es preferible no realizar algunas actividades como levantar cosas pesadas, practicar deportes como correr, nadar, montar en bicicleta, saltar o bailar.
Algunas actividades que podrían considerarse, siempre con el consentimiento y bajo la supervisión del equipo médico, serían: hacer caminatas ligeras y por terreno seguro, participar en juegos tranquilos que no requieran movimientos bruscos o contacto físico o actividades que se realicen sentado (dibujar, pintar, juegos de mesa, etc.). Se ha de tener cuidado al caminar, ya que, al tener la cabeza fija, no se puede mirar hacia el suelo.
Sueño
Al dormir, se debe buscar una posición cómoda, usando almohadas para apoyarse.
Aseo
Se debe mantener el chaleco seco durante el aseo diario, sobre todo al lavarse la cabeza. En esta situación, no se puede bañar al niño, se ha de asear por partes. Hay que limpiar los pernos regularmente y seguir las indicaciones del equipo médico para el cuidado del chaleco.
Molestias
Si hay dolor persistente, fiebre, problemas con los pernos, o irritación en la piel, es importante contactar con el equipo de profesionales que le atienden normalmente.
Apoyo psicológico
Llevar un halo o chaleco es un cambio importante para el niño y puede afectar su estado de ánimo. Por ello, es importante brindarle apoyo emocional, ayudarle a adaptarse a su nueva rutina y fomentar la participación en actividades seguras que son clave para su bienestar. Si preocupa cómo se siente el niño emocionalmente, puede ser útil buscar ayuda profesional.
En este sentido, es importante mantener una relación de confianza y comunicación efectiva y continua con el equipo que atiende al paciente.