
Prevención de la exposición de los niños a las radiaciones ionizantes en las prácticas médicas

La radiación es una forma de energía que viaja en ondas o partículas a través del espacio o de diferentes medios. Forma parte de nuestro entorno cotidiano y aparece en diversas formas que tienen un impacto directo en nuestras vidas. Desde la luz que emite el sol - una forma de radiación electromagnética – hasta tecnologías comunes, como las ondas de radio utilizadas para la comunicación.
En el ámbito médico, la radiación es un elemento fundamental para el tratamiento de muchos pacientes, como los rayos X y la radioterapia. Sin embargo, este tipo de radiación, denominada ionizante, aunque tiene aplicaciones útiles, también puede ser peligrosa cuando se encuentra en niveles altos, pudiendo llegar a dañar a las células y el ADN, aumentando el riesgo de enfermedades como el cáncer.
Actualmente, el uso de la radiación con fines médicos es la mayor fuente de exposición a la radiación creada por el ser humano. Los avances en las tecnologías que utilizan radiación ionizante han generado un aumento cada vez mayor del número de aplicaciones clínicas en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades humanas. Esto ha llevado a un uso excesivo de estas tecnologías en todo el mundo, lo cual ha tenido un impacto positivo en la población pediátrica.
No obstante, la falta de conocimiento acerca de estos avances tecnológicos podría provocar una exposición innecesaria de niños y niñas a este tipo de radiación. Es posible tomar medidas para reducir la dosis de redacción que reciben los niños sin que ello afecte a los beneficios diagnósticos de la prueba.
Aspectos importantes a la hora de realizar pruebas de imagen en niños
Aunque el riesgo asociado a la exposición a la radiación resultante de las pruebas de radiodiagnóstico suele ser bajo y los beneficios considerables, deben tenerse en cuenta cuatro aspectos importantes a la hora de realizar pruebas de imagen en niños:
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Los niños son más vulnerables que los adultos a algunos tipos de cáncer radioinducidos. La susceptibilidad de los niños al cáncer radioinducido ha sido un asunto de interés durante más de medio siglo. Las revisiones recientes de las investigaciones sugieren que, en general, los niños podrían ser entre dos y tres veces más sensibles a la radiación que los adultos.
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Los niños tienen una mayor esperanza de vida, lo que implica un mayor periodo temporal para manifestar problemas de salud radioinducidos a largo plazo.
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El cáncer radioinducido podría presentar un periodo de latencia largo, que varía según el tipo de malignidad y la dosis recibida.
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En la obtención de imágenes diagnósticas en niños pequeños y bebés, un fallo en el ajuste de los parámetros o configuración de la exposición puede dar como resultado una dosis mucho mayor de lo necesario. Estas dosis más altas de lo requerido que, por tanto, conllevan más riesgos, pueden reducirse considerablemente sin afectar a la calidad de la imagen, lo que se conoce como optimización de la protección.
El uso de imágenes diagnósticas con radiación es crucial para diagnosticar y tratar enfermedades pediátricas, pero plantea riesgos que deben minimizarse mediante una protección radiológica adecuada, seleccionando pruebas adecuadas y ajustando la dosis en función del tamaño y las necesidades del niño.
Radiología pediátrica convencional
La radiografía convencional y la radiografía digital ofrecen beneficios considerables en comparación con la radiografía analógica, así como un registro duradero y accesible y la posibilidad de manipular las imágenes. Sin embargo, también existe el riesgo de incrementar la dosis del paciente involuntariamente.
Tomografía computerizada
En una tomografía computarizada (TC), los rayos X atraviesan una parte del cuerpo y llegan a unos detectores que giran junto con la fuente de rayos X. Mientras el paciente se mueve en la mesa dentro de la máquina, se crean imágenes del interior del cuerpo que se ven en un monitor. La tomografía computerizada resulta de gran utilidad para la visualización de distintas partes del cerebro, el pecho, el abdomen, la pelvis y los huesos.
Las posibilidades de reducir la dosis de radiación innecesaria en las TC pediátricas incluyen los parámetros de exposición según el tamaño del niño (tamaño individual/edad) y su cuadro clínico, prestando especial atención a los niveles de referencia diagnósticos. La mayoría de los equipos de TC cuentan con tecnología automática de reducción de dosis que ayuda a optimizar la dosis, también para los niños.
Radiografía dental
La radiografía intraoral interproximal y la ortopantomografía son herramientas que los odontólogos y ortodoncistas utilizan desde hace muchos años. Sin embargo, la presencia actual de tomografías computarizadas de haz cónico (CBCT por sus siglas en inglés de Cone Beam Computed Tomography) y las tomografías computarizadas multicorte empleadas para la evaluación de la dentadura y las enfermedades orales o maxilofaciales, han suscitado debate respecto de su justificación y optimización. En cualquier caso, las pruebas radiológicas de los caninos superiores no suelen ser necesarias antes de los diez años de edad.
Fluoroscopia diagnóstica
La fluoroscopia es un tipo de radiografía que permite ver el cuerpo en movimiento casi en tiempo real, gracias a un detector especial y monitores. Se usa tanto para diagnosticar como para guiar tratamientos, como colocar catéteres o realizar otros procedimientos en el corazón, cerebro o distintas partes del cuerpo.
Este método usa más radiación que una radiografía común, como la de tórax, dependiendo del procedimiento, el tiempo que dure y el tamaño del paciente. Aun así, es una herramienta importante, incluso en niños, donde se usa para estudios como el examen de la vejiga, el tracto digestivo o el colon con medios de contraste. La cantidad de radiación varía según la prueba, la calidad de imagen requerida, el tamaño del paciente y las características del equipo.
Medicina nuclear
Las intervenciones guiadas por fluoroscopia pueden resultar en una mayor exposición a radiaciones para los pacientes y el personal que en otras pruebas diagnósticas de imagen, pero evitan muchos de los riesgos inherentes a otros procedimientos quirúrgicos pediátricos más complejos. Las intervenciones complejas pueden requerir dosis de radiación más altas y su justificación debe ser evaluada de forma individual.
Los procedimientos de imágenes proporcionan información muy importante que permite a los proveedores de atención médica tomar decisiones informadas sobre el cuidado de un niño (incluso si el examen es normal) y pueden salvar vidas. Los riesgos de radiación para los procedimientos de diagnóstico por imágenes son pequeños. Cuando se justifica una investigación, el riesgo de no someterse a un procedimiento de radiación es mucho mayor que el riesgo de radiación del procedimiento en sí.