Mantenimiento de hábitos saludables
Las vacaciones de Navidad, como el resto de periodos no lectivos, suelen ser un momento de relajación frente al mantenimiento de unos hábitos de alimentación saludable. ¿La causa? Los cambios de rutina, la falta de unos horarios regulares, los encuentros familiares, las comidas copiosas, las largas sobremesas, los dulces y productos tradicionales navideños que están diariamente a la vista, el elevado número de horas sin realizar actividad física, etc.
El problema no es tanto que excepcionalmente la comida de Navidad sea desequilibrada, como que el resto de días pueden terminar pareciéndose demasiado. En conjunto, la tendencia al exceso sostenido es evidente. Pero hay unas cuantas medidas fáciles de adoptar durante el periodo navideño que incluyen prácticas saludables y compatibles con unas fiestas alegres.
Aquí tenemos 10 medidas para empezar pero seguramente son muchas más las que podemos poner en práctica en nuestro día a día navideño.
10 consejos
1. Compra con la cabeza y no con la barriga
No es aconsejable ir a hacer las compras para las comidas navideñas con hambre. Planifiquemos bien las comidas y tratemos de no comprar más de lo que necesitamos. Procuremos que todos los grupos de alimentos estén representados equilibradamente y evitemos el desperdicio alimentario provocado por la sobrecompra.
2. Sé original y saludable en la cocina
Si somos los anfitriones de la fiesta, intentemos preparar aperitivos más ligeros, que incluyan bastoncillos de verduras, fruta, frutos secos e incluso mejillones o berberechos. Podemos conseguir unos aperitivos saludables a la vez que divertidos que resulten atractivos para los niños. Una brocheta de tomate cherry con un dado de queso, una pequeña tostada de pan integral con puré de legumbres (tipo hummus) ensalada con aceite de oliva, unos vasitos de crema de verduras de dos colores (remolacha y calabaza, brócoli y zanahoria, etc.).
3. Bebe con placer y moderación
Las bebidas alcohólicas para adultos y los refrescos azucarados, para los niños y los que ya no lo son tanto, son una fuente calórica de la que no hay que abusar. Que el agua no falte nunca en la mesa; si queremos, hagámosla festiva añadiendo a la jarra rodajas de cítricos, frutos rojos o ramas de menta o sorprendamos a niños e invitados con infusiones originales, calientes, tibias o frías.
4. Come un poco antes de sentarte a la mesa
Si estamos seguros de que la comida empieza tarde, tampoco es recomendable llegar con mucha hambre. Una pieza de fruta o un yogur alguna hora antes son opciones adecuadas para no empezar hambriento y con predisposición a hartarse desde los aperitivos. Y en la tabla, por festiva que sea, que nunca falte una buena ensalada.
5. No hay que probarlo todo en los banquetes y fiestas
Hay que ser selectivo y escoger los alimentos que más nos gustan. Si se trata de un buffet, es aconsejable pasear alrededor de la mesa para conocer toda la oferta antes de ponernos nada en el plato. Seguro que las mejores opciones son las que están más lejos. Además, al servirnos, si los platos no son muy grandes, tenderemos a llenarlos menos.
6. La distancia ayuda en la moderación
En un aperitivo de pie, es mejor no detenerse al lado de la mesa donde está la comida; distraídos por una conversación y un ambiente agradable, seguramente acabaremos picando más que para el hambre que tenemos realmente.
7. Dale tiempo a la comida
Mastiquemos bien los alimentos y comemos poco a poco, la sensación de saciedad será más notable, y evitaremos comer más de la cuenta. Hay que procurar que el plato de los niños se llene poco a poco para que, llevados por la euforia, no ingieran las deliciosas comidas y dulces navideños más rápido de la cuenta.
8. Repite con la cabeza
Pensemos dos veces antes de repetir ya que nuestro estómago tarda unos minutos a comunicarle al cerebro que no tiene más hambre. Lo que hace falta es tomarse un descanso de diez minutos, conversar, beber un poco de agua, etc. antes de tomar la decisión de comer otra vez.
9. Redefine los postres
Los típicos postres navideños: turrones, barquillos y polvorones son muy buenos y se han de comer, pero en porciones pequeñas. Pensemos también en combinarlos con alternativas más ligeras: un vaso de macedonia perfumado con cava para los adultos, o con yogur y canela para los más pequeños, granada con zumo de naranja, un platillo de requesón, cuatro frutos secos, etc. Y sobre todo, una vez acabada la comida guardemos todos los dulces en un armario hasta la próxima comida navideña, no los dejemos a la vista, pues acabaremos comiendo más de lo conveniente.
10. Hazlo bajar
Un paseo después de las grandes comidas también es una buena manera de ayudar a digerir y rebajar algunas de las calorías ingeridas. Si comemos fuera de casa podemos volver caminando, o estacionar el coche a diez minutos de nuestro destino; adultos y pequeños aprovecharán para comentar la fiesta a la vez que toman el aire y digieren las delicias ingeridas.
Y sobre todo, cocinemos de corazón y para el corazón. Una manera de mostrar a amigos y familia que realmente nos preocupamos por ellos es cocinar recetas buenas y placenteras a la vez que saludables y equilibradas. Podemos ser creativos con recetas que utilicen pocas grasas saturadas y azúcares, no hay que eliminar pero tampoco abusar de las natas y cremas, los azúcares refinados, etc.
No olvidemos que introducir a los niños en la cocina es una de las mejores estrategias para que adquieran unos buenos hábitos alimentarios. Aprovechemos la premisa y ocupemos su tiempo en casa con unos talleres improvisados de cocina navideña. Los canelones son una elaboración recurrente en Navidad y los niños les encanta envolverlos, pueden ser de asado pero también podemos preparar rellenos de otras cosas: una mezcla de langostinos, tomate confitado y trozos de aceituna negra o una combinación de bacalao con espinacas y frutos secos, por ejemplo. Aprovechemos para reciclar.
Y para terminar, la Navidad es el momento para estar con la familia y amigos, para reír y compartir la ilusión de los niños por las tradiciones navideñas. Disfrutar de las esperadas comidas navideñas no hará más que reforzar unas vacaciones provechosas y bien merecidas. Enseñemos a los niños que hay que felicitar y agradecer el esfuerzo de quien ha cocinado. Pero sobre todo hagámosles entender que siempre será más importante que lo que se come, el hecho de comer juntos.