El trabajo de parto es un proceso único e irrepetible para cada mujer embarazada y su entorno. Con el objetivo de minimizar los riesgos y cubrir las expectativas de las madres con las mínimas complicaciones tanto para ellas como para los recién nacidos, es fundamental que conozcas las opciones para el manejo del dolor desde antes que este empiece.
Afrontar desde el embarazo el manejo de las emociones será de gran ayuda en el momento del nacimiento de tu bebé, porque el miedo y la ansiedad aumentan el dolor durante el parto. Aprender y practicar técnicas de relajación, respiración y de visualizaciones sencillas pueden ser de gran ayuda durante los momentos de dolor.
Si así lo necesitaras, debido a condiciones específicas de tu embarazo, riesgos de complicaciones en el trabajo de parto o si simplemente quieres aclarar dudas, te programarán una visita con un/a médico/a anestesiólogo/a antes de las 40 semanas. Esta primera visita permite explicar los métodos de manejo del dolor adecuados para cada una y resolver las dudas que se pueden presentar.
Ingreso para el trabajo de parto
El momento de trabajo de parto es diferente para cada mujer y en cada momento de su vida, y depende de muchísimas variables. Algunas de estas son: la frecuencia e intensidad de las contracciones, tamaño fetal, inicio de parto espontáneo o inducido, progresión del parto, nivel de tolerancia al dolor en ese momento específico, el entrenamiento en técnicas de manejo del dolor, etc.
El ingreso para trabajo de parto generará nuevas dudas que serán resueltas por la comadrona en el servicio de urgencias. Gracias a sus conocimientos podrá guiarte teniendo en cuenta tus necesidades, condiciones y el plan de parto que habías elegido para afrontar el proceso de la mejor manera.
Uso de técnicas anestésicas
Tanto tus preferencias como tu situación clínica serán evaluadas continuamente con el fin de elegir la mejor opción para manejar el dolor. Una vez se ha decidido el hacer uso de alguna técnica anestésica, el médico anestesiólogo procederá a realizar una valoración rápida y eficaz y te informará de las opciones y posibles complicaciones de cada una de ellas.
Entre los métodos farmacológicos disponibles para el alivio del dolor, encontramos:
Anestesia inhalatoria con óxido nitroso: se administra mediante mascarilla facial proporcionando una anestesia leve de corta duración.
Analgesia parenteral intramuscular o intravenosa con opioides: en el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona se usa el remifentanilo que proporciona una analgesia rápida y potente. Ayuda a disminuir la percepción del dolor, aunque no la elimina del todo. Se usan dosis limitadas ya que pueden producir sueño en la embarazada y disminuir también la actividad del feto con bajo Apgar al nacer. Más raramente puede causar depresión respiratoria materna. Frecuentemente, causa náuseas, por lo que deben asociarse antieméticos. Por todo ello, se trata de una técnica alternativa cuando la analgesia epidural está contraindicada.
Bloqueos nerviosos periféricos y anestesia local: no se recomienda el bloqueo paracervical como alivio del dolor del parto por su baja eficacia. El bloqueo de los nervios pudendos es eficaz en el expulsivo mientras que la anestesia local se usa para la reparación de desgarros y de la episiotomía.
Los bloqueos centrales o analgesia neuroaxial: son el método de elección para el alivio del dolor del trabajo de parto. Proporcionan un alivio del dolor durante todos los periodos del parto de una calidad superior a la de cualquier otra analgesia sistémica y son de gran seguridad.
Los bloqueos espinal y epidural reducen el dolor durante la dilatación y el parto y permiten a la embarazada estar despierta y consciente, participando activamente del trabajo de parto. Son aplicados por el médico anestesiólogo en la zona lumbar. Se emplean anestésicos locales y otros fármacos que bloquean el dolor en la parte baja del cuerpo. Le pueden proporcionar analgesia (disminuir o eliminar el dolor) para la dilatación y el final del parto, o anestesia (bloqueo más profundo) para cesárea u otros procedimientos quirúrgicos. A veces se usan juntas las técnicas espinal y epidural para conseguir un control del dolor más rápido y prolongado.
Pueden existir contraindicaciones para la realización de esta, como el uso de medicación anticoagulante 12 o 24 horas antes, alergia a los medicamentos anestésicos o si hay alteraciones de la coagulación, infección en la zona de punción, cirugías previas en la zona lumbar que impidan el acceso de la anestesia, entre otras.
¿Cómo se realizan los bloqueos regionales?
Bloqueo epidural: se realiza en la zona lumbar. Se te pedirá que te quedes sentada o acostada sobre el costado izquierdo. Tendrás que estar lo más relajada posible y curvando la espalda para facilitar la entrada al espacio epidural entre dos vértebras. Durante la realización de la técnica tendrás alguna contracción. Se desinfectará y anestesiará la piel y a partir de allí, y hasta la terminación de la técnica, notarás presión y cosquilleo en la zona baja de la espalda hasta poner el anestésico en el sitio correspondiente. Se deja un catéter fino fijado a la piel evitando que se mueva para administrar dosis posteriores. El dolor se irá aliviando poco a poco a partir de los 10 minutos de la dosis inicial. Una vez conseguido el efecto inicial, se planificará el método adecuado para mantener el efecto de la epidural, en función de tu deseo, las características del parto y la previsión de la evolución del mismo.
Bloqueo combinado espinal/epidural: es similar al anterior, pero inicialmente, se administra la medicación directamente al líquido espinal, consiguiendo un efecto más inmediato, siendo una buena opción cuando el parto progresa rápidamente. Seguidamente, se coloca un catéter en el espacio epidural que se utilizará posteriormente si se necesita. Se consigue un buen alivio del dolor en 5 minutos.
Bloqueo espinal: se usa cuando el parto progresa rápido y se espera que finalice en breve. El dolor se alivia rápidamente y dura entre una hora y una hora y media. El procedimiento es similar, pero la técnica es más rápida y el efecto se inicia antes.
Pueden existir efectos secundarios o complicaciones. Cuando se realiza una técnica anestésica es necesaria la monitorización tanto de la madre como del bebé de forma continua para prevenir complicaciones. Puede haber una disminución de la tensión arterial para la cual se usarán sueros endovenosos y medicación, previos a la técnica. También puede aparecer dolor de cabeza y dolor de espalda leve y transitorio.
La aparición de náuseas, vómitos y temblores puede producirse en trabajos de parto sin anestesia y, en otras ocasiones, se pueden asociar a esta. Existe medicación segura para ti y para tu bebé con el que tratar las náuseas y los vómitos.
En caso de cesárea, y si esta se realiza de forma programada durante trabajo de parto o si es urgente, el médico anestesiólogo te propondrá la opción más segura para ti: en general bloqueo regional y en ocasiones anestesia general.
Complicaciones serias o que amenacen la vida son extremadamente raras en los bloqueos regionales usados en el alivio del dolor con los protocolos usados en la actualidad.
Control del dolor después del parto
El uso de los bloqueos regionales y la administración de analgésicos endovenosos permiten a los médicos anestesiólogos un control del dolor satisfactorio que te permitirán disfrutar de tu nueva maternidad.
Algunos de estos medicamentos pueden producir náuseas o prurito que se pueden manejar fácilmente para mejorar el confort. Las dosis de medicación son seguras durante la lactancia materna.
Es importante que ante cualquier duda sobre las técnicas de alivio del dolor del parto, consultes con el equipo asistencial. Recuerda que nuestro objetivo es minimizar los riesgos y cubrir tus expectativas con las mínimas complicaciones tanto para ti como para tu futuro hijo.
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