La ansiedad es una emoción básica que experimentamos todos los seres humanos. Es normal y saludable. Es la reacción de nuestro cuerpo al estrés. Suele aparecer como respuesta normal a un peligro o amenaza. La liberación de la adrenalina (hormona) provoca una reacción de respuesta de “lucha” o “fuga” para responder a la situación que genera estrés. Se trata de una emoción encaminada a la adaptación y a la preservación de la especie, nos ayuda a enfrentarnos a situaciones estresantes y a tener mejor rendimiento.
La ansiedad puede ser una sensación desagradable, es también útil cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas o desafiantes.
¿Tu hijo se inquieta demasiado al separarse de ti, al ir a la escuela o por hechos que todavía no han pasado? Repite a menudo “¿qué pasaría sí…?”¿ Afirma sentirse aislado y solo? ¿Tiene miedo que algo salga mal?
Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, es posible que tu hijo sufra ansiedad excesiva. Los trastornos de ansiedades son de los más prevalentes a la infancia y adolescencia. La terapia cognitivo-conductual, junto con la implicación de la familia, es la intervención que ha demostrado más eficacia.
¿Cuánta ansiedad es "normal"?
A medida que los niños crecen, hay momentos en que tienen miedo o perciben el peligro: la oscuridad, los monstruos o el miedo a caer de la bicicleta son ejemplos que suponen las primeras experiencias de ansiedad. Por otros niños, estos sentimientos aparecen en situaciones sociales y de evaluación, como por ejemplo hacer un examen, conocer a otros niños o ser objeto de una broma. Esta es una parte normal de su desarrollo a medida que crecen y desarrollan sus “habilidades de supervivencia” para afrontar los retos que el mundo los depara. La ansiedad “normal”, generalmente son ocasionales y tienen una corta duración.
Algunas personas son naturalmente más ansiosas que otras y tienen más tendencia al posar énfasis a la “parte peligrosa de las situaciones” o a sentirse preocupado.
¿Cuál es la respuesta a la ansiedad?
La ansiedad se manifiesta como un sistema de respuesta: cognitiva, fisiológica y conductual y que nos protege ante un peligro.
Cognitiva: la atención se desplaza inmediatamente y de manera automática a la amenaza potencial. El efecto sobre el pensamiento de una persona puede variar de la preocupación leve a extremo terror.
Fisiológica: los efectos incluyen palpitaciones del coro o el aumento de coro tasa, respiración superficial, temblores o zarandeos, sudoración, mareos o aturdimiento, sensación de "debilidad en las rodillas", congelación, la tensión muscular, dificultad para respirar y náuseas.
Conductual: Las personas se involucran en ciertas conductas y se abstienen otros como una forma de protegerse de la ansiedad (por ejemplo, dar clases de defensa personal o evitar ciertas calles después del anochecer).
¿Cuándo es un problema la ansiedad?
Es completamente normal tener sentimientos de ansiedad en determinadas situaciones y en ciertas edades. Con el tiempo, la mayoría de niños aprenden que los monstruos no existen, que los exámenes se aprueban estudiando y como tienen que responder a una broma. Sin embargo, para otros niños, las sensaciones de ansiedad son muy intensas o aparecen a menudo. Cuando los síntomas cognitivos, físicos y conductuales de la ansiedad son persistentes y severos. Cuando provoca angustia en la vida de la persona hasta el punto que afecta negativamente a su capacidad para trabajar o estudiar, socializarse y/o administrar las tareas diarias, se puede estar más allá rango normal.
Afortunadamente, la ansiedad tiene tratamiento. Más del 90% de las personas que se tratan por trastornos de ansiedad se recupera del todo.
¿Cómo presentan los niños los trastornos de ansiedad?
La ansiedad excesiva en los niños es muy común y puede manifestarse de muchas formas:
Trastorno de ansiedad por separación (TAS): La angustia por la separación de personas estimadas y por cambios en situaciones conocidas constituye una parte normal del crecimiento. Un niño con una ansiedad excesiva ante la separación cotidiana de sus padres o de las personas responsables de su cura puede estar sufriendo este trastorno. El llanto, la necesidad de aferrarse a alguien, o el sentimiento de pánico ante la separación son indicadores muy comunes, así como una excesiva preocupación porque algo pueda pasarlos a ellos o a sus seres queridos. También suponen claros indicios que el niño tenga miedo que los padres no vuelvan a casa, o que no quiera dormir sol y se niegue a ir a la escuela. La prevalencia del TAS es del 7.6%
Fobia específica: Miedo excesivo a animales, en torno natural (viento, rayos...; sangre/inyecciones/heridas y/o situaciones específicas (ascensores, escuela, espacios cerrados...). La prevalencia de la fobia específica es del 19.3%.
Trastorno de pánico: La prevalencia es del 2.3%. Es la aparición repentina e imprevista de ataques de pánico.
Ansiedad por la salud: Preocupación excesiva por la salud. Genera conductas obsesivas y compulsivas.
Fobia social: A medida que crecen, los niños se relacionan socialmente con otros niños, y también con adultos. Sin embargo, algunos niños sufren fobia social, sienten ansiedad ante la proximidad de ciertas situaciones sociales. Tienen dificultades para hablar en voz alta en clase, unirse a una conversación, hacer amigos y habla con ellos, hacerse valer o participar en las actividades de las clases de educación física y de música. Estos niños se suelen inquietar demasiado por el qué piensan los otros y muestran una excesiva preocupación por si hacen o dicen algo incómodo. Manifiestan mucha ansiedad y evitan estas situaciones por miedo a hacer el ridículo o a ser objeto de críticas. La prevalencia es del 9.1%.
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Los niños con este trastorno se preocupan por todo tipo de cosas, desde el rendimiento escolar y la salud hasta cuestiones familiares y lo pasa en el mundo. Si bien es normal mostrar preocupación, los niños con TAG no pueden dejar de inquietarse, aunque se los dé consejo. Tienden, además, a presentar síntomas como irritabilidad, alteraciones del sueño y molestias o dolores musculares causados por la preocupación. La prevalencia es del 2.2%.
Trastorno de estrés post traumático: La sintomatología aparece después de haber vivido una situación traumática. La prevalencia es del 5%.
¿Cuándo se debe buscar ayuda profesional?
Es normal que los niños se preocupen de vez en cuando. Si la ansiedad de tu hijo se intensifica y comienza a interferir en su desarrollo escolar o en las relaciones con sus amigos y familiares, es probable que necesite ayuda profesional.
Las investigaciones indican que las intervenciones cognitivas y conductuales en niños con ansiedad resultan muy eficaces.
¿Qué puedes hacer para ayudar al niño con ansiedad excesiva?
Aunque lo más normal es que el padre o la madre quieran ayudar al hijo evitando o escapando de las situaciones que lo angustian, esto solo contribuye a prolongar su ansiedad. En lugar de rescatarlo, ayúdalo a afrontar sus miedos y elógialo por cada intento que realiza para encontrar una solución.
Habla con tu hijo sobre la ansiedad, lo que está sucediendo en su cuerpo y por qué le sucede. Muchos niños y jóvenes no saben el que se siente cuando están ansiosos, y puede ser muy aterrador. Incluso podrían pensar que están muy enfermos o que están teniendo un ataque al corazón. Que pueda entender qué le pasa disminuye la ansiedad y las preocupaciones y ayuda a controlarla.
Uso de metáforas: descríbele la ansiedad como una oleada a montar o navegar.
Ayúdalo a hacer respiraciones profundas y lentas, a través de su nariz durante tres tiempos y a través de su boca por otros tres.
Técnicas distractoras para que se centren en otras cosas.
Si lo quiere y lo permite, dale un abrazo o dale la mano. El contacto puede ser calmante.
Puede ayudar hablarle a su hijo de buscar un lugar seguro en su mente donde sea un lugar que se sienta relajado y feliz.
Si tu hijo siente la necesidad de comprobar las cosas o repetir ciertas acciones, sugiérele que cuente hasta 10 antes de que empiece a comprobar como una táctica de retraso.
Animarles a escribir aquello que los hace sentir “ansiosos”.
Construir una “caja de preocupaciones”. Puede escribir cada preocupación y dejarlo dentro de la caja. Los niños pequeños disfrutarán decorando la caja. Pueden dejar las preocupaciones allí durante una semana para ver si “merecía la pena o no preocuparse” (sino se pueden romper).
Los niños imitan las conductas y emociones expresadas por los padres y, cuando necesitan orientación, se fijan en ellas. Por eso, es importante que controles y domines tus propias reacciones ante situaciones que provoquen angustia y ante la ansiedad que pueda manifestar el hijo.
Puedes ayudar al niño con ansiedad a darse cuenta de que sus pensamientos están interfiriendo en su rendimiento, y alentarlo a tener ideas más racionales y objetivas que sustituyan los pensamientos negativos automáticos.
Designar un “tiempo de preocupación especifica” durante el alrededor de 10 o 20 minutos (pero no hacerlo demasiado cerca de la hora de ir a dormir).
Ayudarlos a mantener un estilo de vida saludable con ejercicio regular para reducir los niveles de hormonas de estrés, buena hábitos de dormir, rutinas de dormir en calma, limitar las “pantallas” o tiempos de ordenador. Dieta saludable.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo menos conocido que el autismo pero, que en cambio, afecta a mucha más población. ¿Qué es y cuáles son sus rasgos característicos?
Cuando los hijos empiezan a crecer y sobretodo cuando entran en la adolescencia a los padres nos empieza a preocupar que amistades eligen los hijos, si son las más adecuadas para ellos y como pueden influir éstas en su bienestar.
Los primeros auxilios psicológicos o PAP sirven para acompañar a los niños a enfrentarse a una situación difícil y extraordinaria, fuera de su vida diaria, a la que vamos a llamar incidente crítico (IC).
Todos en mayor o menor medida sentimos admiración por un igual, por sus peculiaridades y características. En muchos casos esa admiración se puede identificar con un tipo de conducta que en psicología se llama “idolatrar”.
Las autolesiones en adolescentes son un fenómeno preocupante, tanto por el reciente incremento de su aparición como por las consecuencias que comportan. La Dra. Anna Sintes, psicóloga clínica del Hospital Sant Joan de Déu responde a algunas de las preguntas para intentar comprender este problema.
Si tenemos un trastorno mental y estamos considerando tener un hijo, probablemente nos preguntaremos si podemos pasarles nuestro trastorno. ¿Qué dice la evidencia científica sobre la herencia de los trastornos mentales?
Las personas que sufren vigorexia tienen una obsesión tan grande por el aspecto físico que pasan mañana y tarde en el gimnasio, se miran siempre en el espejo y nunca se encuentran satisfechos con su cuerpo. Este sobredimensionado culto al cuerpo se manifiesta en una práctica excesiva del deporte, y tiene como objetivo principal la obtención de una mayor masa muscular.
Cuando los padres se dan cuenta de que el adolescente se autolesiona, a menudo se sienten angustiados, y se preguntan por los motivos. En ese punto, es necesario que tengan presente que casi siempre los chicos y chicas lo pasan muy mal, y que la conducta implica dificultades para gestionar sus propios sentimientos.
La adolescencia es una época extraordinaria, un momento de integración de los cambios cerebrales que junto con los factores ambientales lo prepararán para la vida adulta.
Debemos estar alerta a las señales de riesgo de ansiedad en los jóvenes para poder ayudarles a gestionar y afrontar adecuadamente aquellas situaciones y eventos que les están generando sufrimiento.
El deporte mejora la salud mental de niños y adolescentes al reducir estrés, mejorar autoestima y desarrollar habilidades sociales. Elegir un deporte adecuado es crucial.
Visualiza el acto de presentación del 12º Informe FAROS: Una mirada a la salud mental de los adolescentes; donde encontrareis pautas de actuación preventivas que pueden frenar o retrasar la aparición de problemas de salud mental.
Grabación del webinar sobre los efectos emocionales que ha tenido la crisis del coronavirus sobre el bienestar emocional y la salud mental de los menores.