Acúfenos o pitidos en los oídos: por qué ocurren y cómo tratarlos
Los acúfenos, también llamados tinnitus, son esos zumbidos, pitidos o silbidos que escuchamos sin que exista un sonido real que lo produzca. Es la sensación que experimentamos de forma transitoria cuando estamos en silencio después de estar expuestos a un ambiente muy ruidoso.
Se producen por una alteración del funcionamiento del oído, bien de forma transitoria, como en el ejemplo anterior, o bien de forma permanente.
En niños las causas más frecuentes son los tapones de cerumen y la inflamación e infección del oídoexterno (otitis externa aguda) y del oído medio (otitis media serosa crónica, otitis catarrales y otitis media aguda). En estos casos el acúfeno es transitorio y desaparece con el tratamiento de la causa que lo produce.
En el caso de los tapones de cera, se puede tratar mediante su extracción o disolución con productos específicos que venden en farmacias. En el caso de las otitis agudas, ya sean externas (las típicas del verano) o medias (más frecuentes en otoño e invierno, como complicación de catarros), mediante el tratamiento antibiótico y antiinflamatorio. En las otitis catarrales el acúfeno es auto-limitado y desaparece con la curación espontánea del catarro. En el caso de las otitis serosas crónicas se trata de niños/as que, como consecuencia de la retención de moco en el oído medio, pueden presentar pérdida de audición y retraso del lenguaje. Si no se resuelve con tratamiento farmacológico (mucolíticos, descongestionantes), está indicado el tratamiento quirúrgico (drenajes timpánicos y en algunos casos adenoidectomía).
Otras causas frecuentes de acúfeno transitorio son los traumatismos en la zona del oído (por ejemplo, una bofetada) y las “lipotimias”, también conocidas como síncopes vasovagales o síncopes reflejos. En éstas, la bajada de la tensión arterial produce síntomas de “falta de riego” de diferentes áreas del cerebro, como la corteza visual (de ahí que se experimente visión borrosa o pérdida de visión) y la auditiva, en cuyo caso se experimenta un pitido continuo que precede a la pérdida de conciencia y del tono postural (desmayo).
En adultos, si bien pueden presentarse también en las situaciones que afectan a niños, son más frecuentes los casos de acúfenos de causa neurológica vascular (del “riego sanguíneo” del órgano de la audición), neurológica, farmacológica, tumoral o en la enfermedad de Menière, en cuyo caso se acompaña de perdida de audición. En otros casos (hasta un 50%) son de causa desconocida. Por tanto, con mayor frecuencia se trata de acúfenos no transitorios que no desaparecen con el paso del tiempo y pueden ser muy molestos e incapacitantes para la persona que lo sufre. Si son de causa desconocida o no tratable, no existe un tratamiento farmacológico efectivo que los haga desaparecer y el tratamiento se dirige a las terapias de reentrenamiento, cuyo objetivo es conseguir que la persona que los sufre sea progresivamente menos consciente del mismo para disminuir su afectación en la vida diaria, y al enmascaramiento del acúfeno.
Si bien estas causas son muy poco frecuentes en la infancia, en caso de que un niño refiera escuchar pitidos o zumbidos de forma persistente y sin relación con ninguna de las causas transitorias antes mencionadas es importante consultarlo con su pediatra y valorar la necesidad de remitirlo al especialista en otorrinolaringología para valorar su caso.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Los oídos son unos órganos que no solo nos ayudan a oír sino también a mantener el equilibrio. La mejor forma de prevenir las lesiones de oído es enseñar a tu hijo a protegerse, llevando un equipo adecuado y evitando los ruidos fuertes. Llévalo al pediatra ante cualquier lesión de oído, por pequeña que sea.
Cuando tu hijo se lleva la mano a la oreja reiteradamente e incluso tira de ella, puedes encontrarte ante la existencia de una infección de oído. ¿Qué la causa? ¿Cuándo hay que consultar al pediatra? ¿Cómo debemos tratarla?
En comparación con otras partes del cuerpo, las orejas "no nos piden gran cosa": solo tenemos que lavárnoslas con regularidad, protegerlas del sol y del frío, cuidarnos bien los agujeros de los piercings, ir al médico cuando las tengamos sucias o cuando notemos molestias o dolor y, sobre todo, ¡no nos debemos meter cosas puntiagudas en su interior!