La verbena
Llena de rituales y simbolismo, esta fiesta está marcada por la gran variedad de fuegos artificiales, material pirotécnico y hogueras que harán disfrutar a los más pequeños y mayores de la casa.
Sin embargo, hay que tener presentes algunos aspectos importantes para poder disfrutar de la fiesta con seguridad y con conciencia, dado que existen una serie de riesgos asociados a los petardos:
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Pueden provocar lesiones, pérdida de audición, estrés o angustia a las personas o a los animales.
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Pueden provocar incendios y contaminación en el medio ambiente.
Cada año los servicios de urgencias atienden a una gran cantidad de pacientes relacionados con los traumatismos, heridas y quemaduras que pueden producir las hogueras y el material pirotécnico.
Cada año los servicios de urgencias atienden a una gran cantidad de pacientes relacionados con los traumatismos, heridas y quemaduras que pueden producir las hogueras y el material pirotécnico.
Por eso es fundamental recordar que la seguridad es una prioridad, ya que los niños y adolescentes son particularmente vulnerables a los accidentes, ya los riesgos asociados a los petardos y quemaduras por el hecho de que:
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Tienen menos destreza y habilidad a la hora de manipular el material pirotécnico o a la hora de tomar decisiones en caso de emergencia.
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Tienen menos conciencia del peligro o las consecuencias que pueden tener las detonaciones de los petardos.
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Tienen más riesgo de accidentes o quemaduras, ya que pueden utilizarlos sin seguir las normas de seguridad adecuadas o manipularlos de manera irresponsable.
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Tienen menos tolerancia al ruido y mayor sensibilidad a las explosiones. Pueden causarles angustia, pánico o incluso daños auditivos no deseados.
Así pues, es esencial supervisar a los niños en el uso adecuado de los petardos y es recomendable que no los manipulen nunca solos.
A pesar de todas las actuaciones de prevención, en algunas ocasiones, los accidentes imprevistos son inevitables.
Las quemaduras en la piel producidas por deflagración o por contacto directo con una fuente de calor como puede ser una hoguera, la mecha encendida de un petardo, las chispas de un elemento pirotécnico o la detonación accidental a poca distancia suele ser uno de los accidentes más habituales asociados a la verbena de San Juan.
¿Qué es una quemadura y cómo la clasificamos?
Una quemadura es una lesión en la piel o en los tejidos producida por contacto o exposición a una fuente de calor excesiva, como puede ser el fuego, líquidos calientes, radiación, electrocución u otros mecanismos.
Según la edad, la extensión, profundidad o localización de las quemaduras podemos establecer la gravedad de las lesiones y establecer diferentes tratamientos terapéuticos.
Es habitual clasificarlas según el grado de profundidad:
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Primer grado: afectación de la capa más superficial de la piel (Epidermis). Este tipo de quemaduras suelen cursar con enrojecimiento y dolor leve. No dejan cicatrices permanentes y tienen buen pronóstico.
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Segundo grado: afectación tanto de la epidermis (capa superficial) como de la dermis (capa media de la piel). Pueden ser superficiales o profundas y en este tipo de lesión encontramos la presencia de flictenas (ampollas), enrojecimiento y son muy dolorosas.
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Tercer grado: afectación de todas las capas de la piel, incluyendo las más profundas como el tejido subcutáneo, músculos e incluso huesos. Tienen un aspecto de color blanco o negro y pueden no causar dolor debido a que las terminaciones nerviosas pueden haber sido destruidas.
¿Qué puedo hacer ante a una quemadura?
En caso de quemaduras producidas por petardos u otros materiales pirotécnicos, es importante realizar una serie de acciones inmediatas para aliviar el dolor y no empeorar las lesiones.
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Mantener la calma y alejar al niño o niña de la fuente de calor para evitar más daños.
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Enfriar la zona afectada. La piel sigue conduciendo el calor incluso después de retirarlo de la fuente de calor. El primer paso y uno de los más relevantes es aplicar agua tibia con abundancia sobre las lesiones durante 10 o 15 minutos. Esta acción ayudará a frenar la conducción de calor en la piel y aliviará el dolor de la quemadura.
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Después de enfriar la zona, el siguiente paso es cubrir las lesiones con gasas estériles, toallas o trapos limpios mojados con agua o suero fisiológico.
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No manipular las lesiones. No es necesario retirar las ampollas o arrancar la ropa pegada a la piel. Estas acciones pueden empeorar la gravedad de las quemaduras.
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No aplicar productos caseros o cremas. Los productos caseros propios de la sabiduría popular como aceites, pasta de dientes, salsas y otros productos aumentan el riesgo de infección, es doloroso retirarlos y dificultan al personal sanitario poder valorar bien la quemadura.
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Administrar analgésicos orales o rectales como paracetamol si es posible para controlar el dolor.
Estas medidas son de gran ayuda durante los primeros minutos posteriores a la quemadura para aliviar y evitar empeorar la gravedad de las lesiones, pero es importante que el personal sanitario valore al niño para realizar los cuidados más adecuados en cada caso.