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Cómo impactan emocionalmente los ingresos hospitalarios en los niños con enfermedades crónicas

niño jugando en cama hospital

Cuando un niño con enfermedad crónica afronta un ingreso hospitalario programado, su estado emocional puede verse afectado. En este impacto anímico influyen diversos factores, el más importante de los cuales es la edad del paciente.

Las emociones en el niño hospitalizado

La afectación emocional de un niño o niña que tiene un ingreso hospitalario programado puede manifestarse en forma de ansiedad o miedo- al tener que hacer frente a algo desconocido-, preocupación -por el impacto que el ingreso va a tener en su vida cotidiana- o tristeza, en tanto que el ingreso le vuelve a recordar su condición de enfermo y su vulnerabilidad.

El miedo es una emoción muy habitual en estas situaciones y, a menudo, se relaciona con la separación del paciente de su entorno, con el dolor o con el sufrimiento que prevé o con la aversión a determinadas prácticas sanitarias, siendo los pinchazos son un ejemplo paradigmático.

En este impacto anímico influyen diversos factores, el más importante de los cuales es la edad del paciente.

Cómo influye la edad del paciente

Edad preescolar

En esta edad predominan el miedo y la confusión ante la separación de los padres o el cambio a un entorno sanitario inhóspito. Aún más en una situación que no pueden comprender y a una edad en que tienen dificultad para expresar sus emociones.

Edad escolar

En los pacientes en edad escolar existe una mejor comprensión de la enfermedad y del ingreso hospitalario pero, a la vez, se da una mayor preocupación por el hecho de separarse de la escuela, de las actividades sociales y de la interacción con sus amigos

Adolescencia

Los adolescentes tienen una comprensión completa del significado del ingreso, lo que incrementa la variabilidad de la respuesta emocional y la preocupación por el futuro.

En estos pacientes, se suele producir una situación que les produce una cierta perplejidad y frustración:  mientras que están en un momento vital donde florece su potencial de toma de decisiones compartidas –con los padres o con los profesionales–, este potencial puede verse truncado por las restricciones que comporta un ingreso en el hospital.  

Otro elemento cuyo impacto se debe considerar son las experiencias previas, que pueden rememorar preocupaciones y temores de anteriores ingresos; aunque también, y, por el contrario, estas experiencias podrían activar los recursos de resiliencia acumulados.

Con frecuencia, las circunstancias que impactan más negativamente se dan cuando el ingreso programado tiene que ver con una intervención quirúrgica, un procedimiento diagnóstico o terapéutico invasivo, con exacerbaciones de la enfermedad de base o con estancias en el hospital que previsiblemente van a ser largas. 

Contrariamente, los factores que más contribuyen a mejorar la experiencia del ingreso se producen cuando el flujo de información es claro y comprensible, cuando se da un apoyo emocional constante y se permite la participación activa en la toma de decisiones y en contextos donde la atención es personalizada, centrada en las necesidades del niño o la niña.

Ante estas previsiones de impacto emocional es importante prepararse adecuadamente.

niña-ingreso-cama-hospital

¿Cómo preparar a tu hijo para el ingreso?

En necesario asegurar apoyo emocional constante y generar un espacio para que tu hijo exprese sus sentimientos y preocupaciones, sobre las que podrás ofrecerle explicaciones claras.

En todo caso, es primordial adaptar la preparación a la edad del niño. Vamos a resumirte los consejos principales en la tabla siguiente:

 

Bebés

  • No es necesaria una gran preparación. Es suficiente con hablarle y explicarle con ternura en el momento de salir de casa hacia el hospital, y ante cada situación que se va a tener que afrontar.

1 a 3 años

  • Empieza a hablarle muy genéricamente del ingreso 1 o 2 días antes.

  • Anímale a elegir objetos de casa que pueda llevar al hospital.

  • Gestiona el temor a la separación pasando el máximo tiempo con él o ella, sin sobreprotegerlo ni infantilizarlo.

  • Comunícale constantemente que estás con él.

  • Refuerza el contacto corporal.

3 a 5 años

  • Infórmale del ingreso entre 3 y 4 días antes, explicándole con palabras sencillas y tranquilizadoras por qué va al hospital.

  • Utiliza juegos de simulación que le ayuden a comprender qué va a pasar durante el ingreso.

  • Trata de manejar el miedo a la separación y al dolor, por ejemplo: explicando que estarán "dormidos" durante la cirugía, comparando las agujas con picaduras de insectos sin picor…

6 a 12 años

  • Inicia la preparación 1 o 2 semanas antes, ofreciendo información detallada, de manera confortadora.

  • Utiliza material gráfico que mejore la comprensión: libros ilustrados, videos educativos o historias de otros niños que le ayuden a visualizar mejor lo que sucederá.

  • Puedes abordar el miedo al dolor, la anestesia y las posibles secuelas físicas explicando que el anestesiólogo le dará medicación para evitar dolor, que se despertará después….

  • Aborda la vergüenza al desnudo explicándole quiénes van a poder examinar su cuerpo y cómo la exploración se va a hacer de manera segura y respetuosa.

  • Háblale de las posibles cicatrices de una manera realista y sensible.

Adolescencia

  • Los adolescentes tienen una comprensión completa del significado del ingreso, lo que incrementa la variabilidad de la respuesta emocional y la preocupación por el futuro.
  • En estos pacientes, se suele producir una situación que les produce una cierta perplejidad y frustración: mientras que están en un momento vital donde florece su potencial de toma de decisiones compartidas –con los padres o con los profesionales–, este potencial puede verse truncado por las restricciones que comporta un ingreso en el hospital.

¿Qué otras cosas puedes hacer durante el ingreso?

A menudo, el propio hospital implementa acciones organizativas para mejorar la experiencia del ingreso. Estas acciones incluyen la comunicación clara y constante, la planificación previa al ingreso, la coordinación interdisciplinaria, la preparación psicológica y el apoyo emocional, la creación de un ambiente hospitalario acogedor, y la promoción de un enfoque centrado en la familia y en la continuidad del cuidado.

Estas medidas ayudan a reducir el estrés, mejoran la comunicación y brindan un apoyo integral, minimizando así el impacto negativo del ingreso en los niños con enfermedades crónicas pediátricas complejas y en sus familias. Es fundamental que conozcas la estrategia del hospital en este sentido y que colabores con ella durante el ingreso.

En paralelo, es importante intentar generar un ambiente familiar y seguro en torno a tu hijo. Crea un entorno cálido y familiar en la habitación del hospital con objetos reconfortantes y decoración personalizada. Permite la compañía de un familiar cercano para brindar apoyo adicional. Hasta donde sea posible, mantén una rutina diaria similar a la de casa y fomenta actividades lúdicas adecuadas.

En bebés y niños pequeños mantén una rutina diaria estable, proporciónale contacto físico y objetos reconfortantes. Si tu hijo es algo mayor utiliza juegos, cuentos o materiales educativos. Plantéate involucrarle en la planificación de las actividades que podáis llevar a cabo mientras esté ingresado.

Si es adolescente, apórtale información detallada, fomenta su participación y mantén su conexión con amigos y actividades.

Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:  08/09/2023 Última modificación:  09/11/2023
ingreso hospitalario · enfermedad crónica · emociones
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