Consejos para el niño con asma que practica deporte
El ejercicio es uno de los estímulos que provoca la aparición de la crisis de asma. Las características del ejercicio provocador de crisis son que tenga una duración mínima, superior a los 6-8 minutos y a una intensidad elevada, superior al 80% del máximo tolerable.
Por otra parte, los asmáticos bien controlados y aquellos que realizan las medidas preventivas de la crisis de asma de esfuerzo muy difícilmente sufrirán la crisis de asma de esfuerzo o bien esta será muy leve.
Escrito por:
Eva Ferrer Vidal-Barraquer
Ejercicio estructurado en niños con asma
La realización de un ejercicio estructurado, si bien no cura el asma ni modifica su evolución per se, ayuda a conocer mejor los límites de la misma y de las crisis asociadas al ejercicio. Estas, en caso de aparecer, lo hacen para trabajos mucho más intensos.
Es interesante apuntar que también se ha evidenciado que disminuye la terapia de rescate y facilita la adherencia al tratamiento habitual, permite una mayor tolerancia al ejercicio, mejora la condición física del paciente, permite un conocimiento del esquema corporal y facilita la socialización sobre todo de los niños sabedores que padecen una enfermedad crónica. Todo ello nos lleva a un mejor conocimiento del asma y a un establecimiento de unas dosis de medicamento más ajustadas.
Objetivos del ejercicio estructurado:
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Mejorar la condición física global del paciente.
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Mejorar la condición de la musculatura respiratoria.
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Facilitar y permitir el correcto desarrollo físico y psíquico del niño.
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Facilitar el conocimiento de los límites del asma de esfuerzo.
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Colaborar en la mejor adherencia al tratamiento farmacológico.
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Disminuir las dosis de medicación de rescate.
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Mejorar la calidad psicoafectiva del paciente y mejorar su calidad de vida y de relación.
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Disminuir el absentismo escolar.
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Incentivar un cambio en un estilo de vida (si es preciso).
Actividades recomendadas
Un asmático puede realizar cualquier actividad física o deportiva, siempre y cuando controle su asma y realice las medidas terapéuticas correctas.
En principio se recomienda, que mientras no se conozca el deporte, las limitaciones de la enfermedad y de la condición del individuo, no se realicen trabajos físicos de una duración superior a los 3 minutos cuando la intensidad del trabajo sea alta (>80% del máximo). Sí puede trabajar a altas intensidades en menos tiempo (hasta 30 segundos) o bien de larga duración pero intensidad baja.
El objetivo es evitar ventilaciones elevadas durante un tiempo cercano o superior a los cinco minutos. Hay que vigilar el juego de equipo en los niños pues el trabajo de alta intensidad y la duración es difícilmente modulada y pueden realizar varios esprints en un tiempo similar, ocasionando o facilitando la aparición de las crisis.
Precauciones en el niño asmático que practica deporte
Hay que tratar y cuidar el asma a través de un especialista. Se debe tomar la medicación antes de la actividad física (en el vestuario antes de cambiarse) cuando así se indique y realizar las medidas higiénicas preventivas de la crisis, es decir: realizar un calentamiento prolongado y progresivo de no menos de 15 minutos, que en la medida de lo posible el ejercicio sea a intervalos y no realizar ejercicios máximos en intensidad, cuando se prevea una duración larga. Otras precauciones a tener en cuenta:
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Evitar realizar una actividad física intensa cuando el asma basal no está controlado o si se tiene una infección respiratoria. De esta manera nunca se debe hacer un ejercicio intenso si se notan pitos o se tiene tos importante.
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Evitar siempre que sea posible ambiente frío y seco. En caso de no poder, por necesidades de competición o laborales, usar una mascarilla como las de los cirujanos (de quirófano), o los pintores.
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Evitar hacer ejercicios muy intensos o de mucha duración. Sobre todo, mientras no se haya alcanzado una condición física aceptable y no se conozcan los límites personales del ejercicio.
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Evitar el ejercicio en ambientes contaminados o con humo.
Medicación a tener en cuenta
La mejor prevención es un buen tratamiento y un buen conocimiento del estado de la enfermedad. Los asmáticos tratan su enfermedad, con medicación antiinflamatoria y broncodilatadora. La mejor vía de administración es la inhalatoria y si no se está seguro de su correcta administración, debe usarse una cámara de inhalación.
A continuación se describen las características de los principales medicamentos en el tratamiento contra el asma:
Los medicamentos antiinflamatorios disminuyen la inflamación de los bronquios de manera que este se hace menos sensible al efecto de los diferentes estímulos provocadores de las crisis de asma.
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Corticoides: son los antiinflamatorios más eficaces y deben administrarse de una forma regular para que tengan un efecto positivo y permanente. No solucionan una crisis de asma de esfuerzo cuando esta aparece.
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Antileucotrienos: actúan como antiinflamatorios y tienen un papel adyuvante, sobre todo en la prevención de crisis de asma de esfuerzo cuando se usan con las otras medidas preventivas.
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Los no corticoides: son muy buenos para prevenir el asma de esfuerzo. Se administran también y sobre todo en el asma de carácter alérgico. Son de dos tipos: broncodilatadores y cromonas.
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El cromoglicato sódico (CS) o el nedocromil (NC) utilizados de forma aislada no son tan efectivos como los Beta-2 agonistas en las mismas condiciones. Parece que tienen una acción sobre el receptor nervioso asociado al reflejo de la tos. Actúan durante las dos primeras horas y es a menudo dosis-dependiente. La más efectiva es el doble de la usual tomada 30 ó 45 minutos antes del ejercicio. No hay una diferencia significativa entre la eficacia del polvo seco, el nebulizador o el aerosol. Su asociación a beta agonistas prolonga el periodo libre de crisis de antiinflamatorios esteroides.
Los broncodilatadores beta 2 agonistas relajan los músculos que rodean a las vías aéreas dilatándolas cuando están controladas. Los beta 2 agonistas son los mejores para prevenir el asma de esfuerzo además de ser los de primera utilización cuando hay una crisis. Pueden ser de acción corta que aparece rápidamente en menos de 5 minutos pero dura poco tiempo, menos de 6 horas; o de acción larga, que tarda unos 5-15 minutos en actuar pero dura más, unas 10-12h. El utilizar uno u otro depende del enfermo y de la pauta que crea conveniente su especialista.
La terapia anticolinérgica es la de menor importancia en el tratamiento de asma inducido por esfuerzo. La administración de los derivados de la atropina como el bromuro de ipratropio ofrecen una actividad broncodilatadora que puede ser beneficiosa en aquellos individuos que no responden o no toleran los beta-2 agonistas. Mantiene una actividad sinérgica con el cromoglicato y el nedocromil por lo que puede ser utilizado junto a este para potenciar su actividad.
Los antihistamínicos bloquean el broncoespasmo en casos muy aislados, por lo que su uso para prevenir el asma inducido por esfuerzo, no está indicado.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:
21/03/2017
Última modificación:
15/11/2023