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Apnea

Niña duermiendo con problemas de apnea

La apnea es una condición en la que los bebés tienen pausas involuntarias en la respiración, que pueden durar de 15 a 20 segundos o más. Puede afectar su salud y desarrollo, y se divide en apneas centrales y obstructivas. Los síntomas varían según el tipo y la causa, incluyendo dificultad para respirar, ronquidos y somnolencia. El diagnóstico implica una evaluación clínica y pruebas específicas, y el tratamiento depende de la causa y la gravedad, incluyendo medicamentos y dispositivos para mantener las vías respiratorias abiertas. El pronóstico es más favorable con detección y tratamiento tempranos y seguimiento médico regular.

¿Qué es la apnea?

La apnea es una afección en la cual los bebés hacen una pausa en la respiración que dura aproximadamente de 15 a 20 segundos, aunque, en algunos casos, puede durar más de un minuto. También puede haber una bajada de la frecuencia cardíaca y del nivel de oxígeno.

Esta pausa de la respiración es involuntaria y puede suceder durante el sueño, la alimentación o en otras situaciones, y puede tener diversas consecuencias en la salud, desarrollo y vida diaria del niño, dependiendo de su tipo y gravedad. Las apneas en la infancia son habituales y suelen ser benignas, especialmente en bebés prematuros.

En estos casos, el sistema respiratorio y el sistema nervioso central del bebé aún no están completamente maduros, lo que puede provocar pausas en la respiración. Sin embargo, en algunos casos, pueden ser una alerta de un problema más grave. Las apneas se pueden dividir en centrales y obstructivas.

Las apneas centrales se producen porque el cerebro no envía las señales apropiadas a los músculos responsables de la respiración. Las apneas obstructivas ocurren cuando hay una obstrucción física en las vías respiratorias.

En ese caso, habrá un paso de aire estrecho a causa de amígdalas grandes, por relajación de la musculatura, por aumento de mucosidad en una infección, o por un vómito alimentario por reflujo. Cada tipo de apnea una tiene sus propias causas, síntomas, características y tratamientos.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de la apnea varían según el tipo y la causa, y pueden incluir:

  • Pausas involuntarias en la respiración.
  • Dificultad para respirar: respiración rápida, superficial o irregular.
  • Ronquidos fuertes o sonidos de obstrucción de las vías respiratorias.
  • Somnolencia -adormecimiento- durante el día o fatiga.
  • Dificultad para concentrarse o para prestar atención.
  • Problemas de comportamiento o de aprendizaje.
  • Afectación del estado del ánimo, irritabilidad.
  • Crecimiento y desarrollo lentos.
  • Problemas de alimentación.
  • Cianosis: en algunos casos, la apnea puede causar una coloración azulada en la piel, labios o uñas debido a la falta de oxígeno en la sangre.

Si se sospecha que el niño puede tener apnea, es importante consultar con el pediatra para realizar una evaluación adecuada y un diagnóstico preciso.

¿Cómo se diagnostica?

El enfoque diagnóstico puede ser diferente para cada tipo de apnea. En ocasiones, es necesario incluso ingresar al bebé para observar en qué consisten los episodios y síntomas que tiene. Algunas de las pruebas y procedimientos de diagnóstico que pueden utilizarse son:

  • Historia clínica y examen físico: el pediatra evaluará la historia médica del niño (revisión de la historia clínica y de los síntomas) y realizará un examen físico completo (vías respiratorias, cuello, cabeza y sistema nervioso) para identificar las posibles causas de la apnea.
  • Oximetría de pulso o monitorización cardiopulmonar: es una prueba que mide los niveles de oxígeno en la sangre y la función respiratoria, a través de unos sensores (dispositivos tecnológicos) colocados en la piel.
  • Polisomnografía o estudio del sueño: es una exploración que mide los niveles de oxígeno y dióxido de carbono (C02) en sangre, y monitoriza la respiración y el flujo nasal. Se suele realizar durante el sueño del paciente para comprobar si existe SAHOS (Síndrome de Apnea-Hipoapnea Obstructiva del Sueño).
  • Estudios de imagen: radiografía de tórax, tomografía computarizada o resonancia magnética para evaluar problemas estructurales o neurológicos.
  • Electrocardiograma: mide la actividad eléctrica del corazón y puede ayudar a identificar problemas cardíacos que podrían estar contribuyendo a la apnea.
  • Pruebas de función pulmonar: evalúan cómo funcionan los pulmones y pueden identificar problemas respiratorios que podrían favorecer la aparición de apnea.
  • Estudios metabólicos: las pruebas de sangre y orina pueden ayudar a identificar trastornos metabólicos que podrían estar relacionados.

El enfoque concreto y las pruebas a realizar dependerán de la situación clínica individual del niño y de las sospechas del médico sobre la causa de la apnea.

¿Cuál es su tratamiento?

El tratamiento depende del tipo de apnea, la causa que la produce y su gravedad, y puede consistir en:

  • Tratamiento de las causas ya existentes, como infecciones respiratorias, reflujo gastroesofágico o trastornos neurológicos.
  • En la apnea del prematuro, en ocasiones se utilizan medicamentos, como la cafeína, por vía endovenosa u oral para estimular la respiración hasta que el centro respiratorio madura.
  • Intervenciones para mantener las vías respiratorias abiertas, como el uso de dispositivos de presión positiva continua en las vías respiratorias en casos de apnea obstructiva del sueño. Estos dispositivos emiten la cantidad justa de presión de aire a una máscara para mantener las vías respiratorias superiores abiertas y así prevenir los episodios de apnea.
  • Medicamentos, como los derivados de la cortisona por vía nasal o terapia con oxígeno, para aliviar la inflamación y mejorar la función respiratoria.
  • Monitorización y seguimiento médico para evaluar la efectividad del tratamiento y realizar ajustes según sea necesario.

Independientemente de la causa de la apnea, existen unas recomendaciones generales como son:

  • Evitar el tabaquismo pasivo, no permitiendo que se fume en lugares donde esté el bebé o el niño.
  • Cambios en el estilo de vida, como mejorar los hábitos de sueño y mantener un peso saludable.
  • En menores de 6 meses, se recomienda que duerman en la misma habitación que los padres para poder vigilarlos con mayor facilidad.
  • Cuna despejada de objetos y vestir al niño con ropa cómoda.
  • Tratamientos de apoyo, como fisioterapia respiratoria, terapia del habla y del lenguaje, y orientación nutricional.
  • En casos graves, cirugía para corregir problemas en la estructura de las vías respiratorias, como amigdalectomía (extracción de las amígdalas) o adenoidectomía (extracción de los adenoides o vegetaciones).

¿Qué otras cosas hay que tener en cuenta?

En general, el pronóstico de la apnea en la edad infantil es más favorable cuando se identifica y se trata de manera temprana y adecuada. La colaboración con los profesionales de la salud y un seguimiento médico regular por un pediatra son fundamentales para garantizar el bienestar y el desarrollo óptimo del niño.

Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:  26/07/2023 Última modificación:  15/11/2023
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