No solo se divierten, también crecen y se desarrollan de forma integral
Tras el descanso vacacional y el inicio del curso, no solo empieza la adaptación al horario escolar, sino que a nuestros hijos se les añaden las horas de aquellas actividades extraescolares que alargan su jornada.
Estas actividades en más de una ocasión plantean dudas, no solo en el momento de escoger cuál será la mejor, sino en si es adecuado o no apuntarlos. La práctica de actividades extraescolares reporta multitud de beneficios, pero hay que valorar varios aspectos antes de empezar a llenar la agenda de nuestros hijos.
A la hora de escoger una actividad deportiva como extraescolar hay que tener en consideración tanto la edad del pequeño o pequeña como sus gustos o preferencias. En general, las actividades que implican movimiento son muy recomendables, pero hay que saber cuál es la más adecuada para que los beneficios sean realmente positivos. Ni todos los deportes y actividades están recomendados para todos, ni todas las preferencias son las mismas.
Veamos, a continuación, los beneficios de las actividades físicas como extraescolares.
¿Cuándo y cómo empezar con el deporte como actividad extraescolar?
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Entre los 5 y los 8 años
En esta primera etapa el ejercicio debe ser visto como un juego. En la mayoría de ocasiones, las actividades se centran en que los pequeños muevan su cuerpo. La psicomotricidad es primordial, suele ser la base en esta etapa. Se trata de intentar no focalizar en un solo deporte, sino que se trabaja a nivel global. No hay técnica ni tecnificación, sino que lo que se quiere es que aprendan a moverse con cierta soltura, que usen todo su cuerpo: tanto las extremidades inferiores como las superiores. De este modo, ellos pueden ir conociéndose y valorando cuáles son las disciplinas que más les gustan y que se dan mejor. Además, ganan en seguridad y mejoran su desarrollo. Es evidente que un niño va a acabar desarrollándose igualmente, pero la práctica de ejercicio le ayudará y le aportará muchos beneficios, no solo físicos. En esta edad, compartir y empezar a ser conscientes de que no son los únicos, de que existen otros niños con los que jugar y a los que respetar, también es importante.
La danza, la gimnasia o las actividades de polideportivo, en las que se inician en la práctica de deportes de equipo (baloncesto, fútbol, balonmano...) son las actividades más recomendables para esta edad.
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Entre los 9 y los 12 años
Mientras que en la anterior etapa el objetivo era básicamente el movimiento, en esta los deportes necesitan de una mayor madurez física y mental. Los deportes de equipo en los que existen reglas y en los que la competición empieza a asomar la cabeza suelen ser los reyes de las actividades extraescolares. El organismo está ya mucho más evolucionado y permite que los deportes sean más exigentes en cuanto a técnica, concentración y duración. La fuerza y la resistencia, parte importante de estos deportes, ayudan al desarrollo físico del niño que se encuentra en la preadolescencia.
Sin embargo, todas estas recomendaciones no tendrán sentido alguno si no se consulta al niño a la hora de escoger qué actividad va a llenar sus tardes o fines de semana. La diversión no es un adjetivo más, sino que debe ser parte importante y los padres, a excepción de casos en los que exista alguna contraindicación, deben implicar al protagonista en la elección. Si no se hace así, el fracaso y el abandono están más cerca de lo que uno piensa.
Queremos lo mejor para ellos: compartir elección es probablemente la mejor decisión, aunque como adultos tenemos que ser capaces de evitar el exceso de carga, puesto que el cansancio de jornadas interminables puede acabar minando las buenas intenciones de todos.