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Chica y chico adolescentes

La nueva pornografía modifica las relaciones de jóvenes y adolescentes

Chica y chico adolescentes

La «nueva pornografía», distribuida por Internet, tiene un impacto evidente sobre las conductas sexuales y las relaciones de género. La familiaridad con prácticas de riesgo, la descontextualización de la sexualidad, la inmediatez en el consumo, la simplificación de las relaciones interpersonales o la vinculación con nuevas modalidades de prostitución, convierten la nueva pornografía en un fenómeno de especial relevancia para la comprensión de las relaciones interpersonales.

 

La edad de acceso al porno avanza a los 8 años

El consumo masivo de móviles inteligentes en los que se ha basado la nueva pornografía, hace que cada vez se acceda antes a la pornografía. Un estudio de la Universidad de las Islas Baleares elaborado a partir de 2.500 encuestas realizadas a jóvenes de entre 16 y 19 años, revela que a pesar de que la edad en que este consumo se generaliza es hacia los 14, a los 8 años ya hay niños que han entrado.

 

Las primeras experiencias generalmente llegan por casualidad, explica Lluís Ballester, pedagogo y uno de los autores del estudio, porque casi todos los niños tienen acceso a un móvil o un ordenador. "En estas edades no están buscando porno, se lo encuentran porque han buscado "tetas" o "culo", o sencillamente porque estaban haciendo una consulta en internet o tocando botones aquí o allá y se lo han encontrado".

 

El peligro es que el 50% de los jóvenes que consumen "nueva pornografía" reconocen que han aumentado las prácticas de riesgo para la salud, tales como el sexo sin preservativo; pero también la emulación de prácticas sexuales machistas y violentas que legitima este tipo de producto.

 

La nueva pornografía perpetúa los estereotipos de género

La nueva pornografía se relaciona con dos fenómenos. En primer lugar, con la sexualidad que impone el patriarcado. Mientras no se pueda desarrollar una sexualidad libre e igualitaria, la pornografía seguirá ganando terreno a la experiencia de la sexualidad. El otro fenómeno es el del capitalismo que penetra en nuestras vidas. Quien produce y desarrolla la industria pornográfica son organizaciones muy agresivas que tienen una gran capacidad para hacerse presentes en los nuevos mercados, mediante internet y las tecnologías de comunicación que han llegado a todo el mundo.

 

De acceso libre a cualquier pantalla, la nueva pornografía se convierte en la principal fuente de educación sexual en adolescentes, y uno de los efectos vinculados a este proceso es la ampliación de los estereotipos de género y la cosificación de la mujer.

 

Según una investigación realizada en Estados Unidos (Owens, Behun, Manning, Reid, 2012), la exposición a material pornográfico a edades tempranas es causa y consecuencia de la creencia de que la mujer es un objeto sexual. Además, incide en el autoconcepto y la autoestima de los adolescentes consumidores de pornografía: las chicas se sienten físicamente inferiores a las mujeres que aparecen en la pantalla, y los chicos dudan de su virilidad, creyendo que no podrán comportarse como los personajes que aparecen en las películas.

 

La nueva pornografía convertida en educación sexual

El imaginario sexual, especialmente entre los jóvenes de sexo masculino, cada vez se forma más a partir de las imágenes que observan en Internet. Actualmente, ya no consultan casi ningún adulto, ni tampoco tienen tanta importancia los iguales. Internet aporta respuestas satisfactorias, según los jóvenes, a sus inquietudes habituales. En las entrevistas realizadas (Ballester, Orte, Pozo), se detallan las preguntas que les inquietan en el proceso de descubrimiento y formación de su sexualidad: 

  • ¿Cómo se inician las relaciones sexuales? ¿Cuáles son los preliminares?

  • ¿Cómo se puede crear un entorno educado?

  • ¿Cómo son los cuerpos en detalle?

  • ¿Qué prácticas sexuales son habituales? ¿Qué hacer y qué no?

  • ¿Qué partes del cuerpo deben ser estimuladas y cómo?

  • ¿Qué accesorios se pueden utilizar (ropa, lubricante, juegos, etc.)?

  • ¿Cómo es la respuesta que se espera de un hombre o de una mujer (sonidos, frases, caricias, intensidad aceptable, etc.)?

  • ¿Cuánto dura una relación aceptable?

 

La pornografía confirma también los roles sexuales convencionales, estereotipados, basados en la dominación masculina, en los que la expresión del deseo femenino es silenciado.

  • El deseo masculino (en las relaciones heterosexuales) es el que debe ser satisfecho.

  • Todo empieza y termina con la erección masculina.

  • Las fantasías centrales que se representan son las de los hombres, tanto heterosexuales como homosexuales, aunque domine el modelo heterosexual y homocéntrico.

 

Nueva pornografía convertida en riesgo

Cuando la nueva pornografía se convierte en la única fuente de educación sexual que reciben los jóvenes, la emulación puede derivar en comportamientos tan peligrosos como:

 

  • Sexo sin consentimiento.

  • Actividades violentas de varios tipos (física, verbal, emocional, sexual).

  • Copiar actividades ilegales observadas en la pornografía (por ejemplo, acciones que puedan causar daños a los pechos o genitales, sexo con menores, violaciones en grupo...)

  • Ceder a la presión de las parejas para tener sexo antes de lo deseado.

  • Prácticas sexuales de riesgo en Internet, como publicar material sexualmente explícito por iniciativa propia o sextorsión y otras variantes, como ciberacoso, grooming, sexting...

 

El papel de padres, madres y sociedad

La solución no es la prohibición de conectarse a las redes, sino enseñar a hacer un uso adecuado, asesorados en un proceso de educación sexual y afectiva. No se trata de censurar, sino de crear capacidad crítica para entender qué significa la pornografía. A veces, los niños de siete y once años se atreven a preguntar, pero si los adultos (padres, hermanos mayores, educadores) evitan hablar de sexualidad y ellos no se sienten escuchados, buscarán respuestas en internet o en sus iguales, que acabarán conduciéndolos a la red.

 

En este proceso se ha de implicar a la sociedad, pero especialmente a los servicios de salud, enseñanza y familias. Las relaciones intrafamiliares y con los amigos son clave en el desarrollo de los estilos de vida de los adolescentes, y su desarrollo social y emocional. El estilo parental y el tipo de comunicación en la familia, moderan el tipo de consumo y el impacto que Internet tiene en los adolescentes. Las relaciones intrafamiliares positivas reducen la posibilidad de comportamientos problemáticos en Internet. Es necesario trabajar con las familias, en entornos escolares y comunitarios, para desarrollar programas preventivos, de tipo socioeducativo.

 

Como dice Ballester "La idea de que la educación afectivo-sexual no es para niños, es un error. Hay que trabajar en los centros educativos de todos los niveles incorporando padres y madres."

Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:  23/07/2019 Última modificación:  28/06/2024
pornografía · género · redes sociales
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