Inapetencia: decálogo de consejos para el niño que no come
Una elevada proporción de niños y niñas experimenta periodos de falta de apetito. Muy a menudo, cuando el niño no come, son los padres los que pasan por un mal trago y suelen vivir la situación con angustia.
¿Estará enfermo el niño? Lo cierto es que estos episodios se resuelven de manera fácil, sin ningún problema añadido.
10 consejos para el niño que no quiere comer:
Aseguraos de que no sufre ninguna enfermedad: ante un niño que no tiene hambre, hay que descartar que esta inapetencia sea un síntoma de cualquier patología. Os daréis cuenta de esto si vuestro hijo presenta dolor abdominal, fiebre o náuseas. En estos casos, consultad al pediatra.
Ofrecedle alimentos nuevos de manera gradual: ¿Queréis introducirle un alimento nuevo? Hacedlo justo al empezar a comer. Son necesarias hasta ocho o diez exposiciones antes de que el niño acepte cualquier novedad en su dieta. En caso de que rechace el alimento en cuestión, haced de nuevo la prueba acompañándolo de algo que le guste comer.
No le premiéis ni le castiguéis con comida: este sistema no os ayudará en absoluto a que se le abra el apetito. Tampoco es la forma más acertada para inculcarle hábitos alimentarios correctos. Tiene que comer alimentos de todos los grupos, en la proporción adecuada.
Distribuid los alimentos en cinco comidas diarias: si el niño no ha ingerido nada durante una comida, esperad hasta la siguiente para que siga una rutina. Por otra parte, para eludir la inapetencia, evitad que el niño coma entre horas. Enseñadle a comer de todo y a no abusar de nada.
Prescindid de los alimentos poco nutritivos que le quitan el apetito: en caso de que el niño coma poco, tendréis que limitar el consumo de bebidas refrescantes, azucaradas, productos de pastelería, chocolate y chucherías, que llevan calorías vacías. Potenciad que coma alimentos básicos. A pesar de todo, no le impidáis taxativamente ningún alimento, ya que, a sus ojos, haréis más atractivo su consumo.
Animadle a practicar actividad física: hacer deporte es una buena manera de abrir boca. La práctica deportiva moderada suele aumentar el apetito. Probadlo. Además, el deporte contribuye al desarrollo psicomotor y psicosocial del niño.
Haced más nutritivos los alimentos: en las etapas de inapetencia, es recomendable aumentar la densidad calórica y nutritiva de los alimentos que toma el niño. Enriqueced sus platos con clara de huevo, leche en polvo entera, almendras... Siempre debéis estar al tanto de los menús del comedor escolar para que los podáis complementar adecuadamente con los de casa.
Sed todo un ejemplo para vuestro hijo: el niño debe comer en la mesa con la familia, ni antes ni después. Una buena actitud en la mesa por vuestra parte es, con frecuencia, más efectiva que cualquier explicación. Recordad que tenéis que estar tranquilos en el momento de la comida.
Procurad que los platos estén bien presentados: una presentación atractiva del plato animará al niño a comérselo. Añadir estímulos sensoriales es otra buena idea para hacer que les entre hambre. Los niños de más edad se comerán el plato con más ganas si han sido ellos mismos los que lo han preparado y han puesto la mesa.
Relacionad la alimentación con el placer: inculcad al niño que comer de forma higiénica y sana es un valor positivo. Explicadle también que el ritual de comer debe ser satisfactorio. Recordad siempre que la comida debe ser una experiencia agradable en un ambiente relajado y familiar, sin gritos ni presiones de ningún tipo. No hagáis nunca de esto un drama.
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