La autonomía es la capacidad para desarrollarse con independencia en el medio en el que se encuentran los niños. Hace referencia a la capacidad de tomar decisiones, tener opiniones propias y realizar las acciones por nosotros mismos. Es un objetivo prioritario dentro de la primera infancia.
Al principio, los bebés son completamente dependientes de los adultos para sus necesidades básicas, pero a medida que pasan los meses, comienzan a mostrar señales de independencia, cómo coger objetos con sus propias manos o intentar moverse por su cuenta.
Durante la primera infancia todo se convierte en un terreno de juego y exploración. Los niños comienzan a mostrar un interés cada vez mayor por hacer cosas por su cuenta, desde vestirse hasta elegir sus propios libros para leer.
A medida que crecen, se encuentran con retos más complejos, y tendrán que aprender a tomar decisiones, resolver problemas y gestionar sus propias emociones. Esta etapa está llena de momentos de incertidumbre y autodescubrimiento, pero también de gran satisfacción cuando superan los obstáculos con éxito.
Conforme entran en la edad escolar, la autonomía se convierte en un tema clave. Tienen que aprender a organizarse, gestionar su tiempo y tomar responsabilidad por sus tareas escolares y sus relaciones con los demás.
A partir de la adolescencia la autonomía se convierte en una parte integral de su identidad, y es que tendrán que tomar decisiones que afectarán totalmente a su futuro.
El rol del adulto en lo que se refiere al fomento de la autonomía de los niños siempre debe ser gradual y ajustado a su edad y habilidades, ya que una excesiva sobreprotección puede provocar que los niños sean altamente dependientes y en un futuro desarrollen miedos, poca tolerancia a la frustración, etc. Del mismo modo, un estilo desligado de los padres puede provocar inseguridad en los niños, problemas sociales o emocionales.
Cómo ayudar a los niños a ganar autonomía
Muchos padres se preguntan qué pueden hacer o ante qué señales deben estar alerta para facilitar que los hijos vayan ganando autonomía. Hay que reconocer que fomentar la autonomía en los niños es un proceso paulatino y continuo que requiere una combinación de orientación, apoyo y oportunidades para el aprendizaje.
Aquí tenéis algunas estrategias para facilitar este desarrollo:
Establecer expectativas claras: Es importante definir qué responsabilidades son adecuadas para la edad del niño y comunicarlas de forma clara y consistente. Esto ayuda a proporcionar un marco de referencia para su desarrollo.
Fomentar la toma de decisiones: Dar a los niños la oportunidad de tomar decisiones, incluso pequeñas, les ayuda a desarrollar un sentido de autoeficacia y confianza en sus capacidades. Por ejemplo, permitirles elegir su ropa o decidir qué juego quieren jugar.
Animar la resolución de problemas: Cuando los niños se enfrentan a obstáculos o conflictos, es importante guiarles en la resolución de problemas en lugar de proporcionar una solución inmediata. Esto les ayuda a desarrollar habilidades para la vida y a sentirse capacitados.
Proporcionar soporte gradual: En lugar de hacerlo todo por ellos, ofrecer soporte gradual mientras aprenden nuevas habilidades. Por ejemplo, podéis enseñarles cómo lavarse las manos, luego supervisarlos mientras lo hacen ellos mismos y finalmente permitirles que lo hagan de forma independiente.
Reforzar la independencia positiva: Felicitar y recompensar los esfuerzos de los niños para ser independientes les anima a seguir desarrollando estas habilidades. Es importante reconocer sus logros, incluso si son pequeños, para reforzar un comportamiento positivo.
Modelar el comportamiento autónomo: Como adultos, podemos moldear la autonomía mediante nuestro propio comportamiento. Esto significa mostrar a los niños cómo tomamos decisiones, gestionamos nuestras responsabilidades y resolvemos problemas de forma independiente.
Fomentar la curiosidad y la investigación: Animar la curiosidad de los niños y darles libertad para explorar e investigar el mundo que les rodea les permite desarrollar habilidades de aprendizaje autónomas y creativas.
Ofrecer espacios seguros para el aprendizaje: Proporcionar un entorno seguro y de apoyo en el que los niños puedan experimentar y cometer errores es fundamental para su crecimiento y desarrollo. Esto les da la confianza necesaria para probar cosas nuevas y aprender de sus experiencias.
Hay que tener presente que en el desarrollo de la autonomía también jugarán un papel trascendental múltiples factores, como son las amistades, las interacciones sociales, las experiencias con el entorno, sus capacidades intelectuales y aptitudes, los rasgos de personalidad particulares de cada niño, etc.
Hay que tener en cuenta que no todos los niños adquieren su autonomía al mismo ritmo. Así, mientras algunos aprenderán a desarrollarse solos de forma rápida, otros necesitarán más tiempo, desprendiéndose del apoyo de los padres más despacio. La clave está en respetar el tiempo que cada niño necesite.
En definitiva, la autonomía en los niños es un proceso fascinante (y todo un reto para los padres), que comienza desde el momento en el que son bebés y se desarrolla a medida que crecen y maduran. Es una historia de aprendizaje, experimentación y descubrimiento constante, en la que irán encontrando nuevos retos y oportunidades imprescindibles para su crecimiento personal.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Psicólogo Clínico. Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ) de Mollet del Vallès.Área de Salud Mental
Camarasa, D., Oró, I., López, J., Sala, M., García, R. M., Rodríguez, S., & Segura, F. (2014). Guia per treballar la Competència d’Autonomia i Iniciativa Personal.
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