Cómo hablar con los niños de las imágenes e informaciones del conflicto bélico en la Franja de Gaza
La actual escalada de violencia entre los territorios de Israel y la Franja de Gaza ocupa buena parte de los informativos de todas las cadenas televisivas y otros medios de comunicación, que muestran a diario imágenes muy duras sobre la evolución del conflicto y los ataques que se están produciendo en la zona.
Debemos admitir que nuestros hijos cada vez pasan más tiempo delante de las pantallas y posiblemente no podamos protegerles del aluvión de imágenes y de informaciones sobre lo que está ocurriendo en Israel y Gaza. Ante esta situación inevitable, debemos de pensar en gestionar la exposición de los más pequeños de la familia a esta sobreinformación de forma proactiva, evitando que les pueda causar sentimientos de miedo o ansiedad.
Hasta hace relativamente poco tiempo, se consideraba que los niños y niñas menores de 8 o 10 años y especialmente aquellos en edad preescolar eran ajenos a los efectos negativos de este tipo de informaciones debido a su relativa inmadurez cognitiva. Pero estudios realizados en los últimos 10 años han demostrado justamente lo contrario y han permitido entender por qué.
Características de la sobreinformación
La sobreinformación reúne dos características importantes:
Está presente en todos los espacios de la vida: en las portadas de los diarios, que reproducen fotografías a gran tamaño y que se ven en cualquier quiosco, en cualquier televisión, y no sólo a la hora de las noticias, sino de forma muy reiterada a casi cualquier hora; incluso en la radio, a la que habitualmente ni nosotros ni nuestros hijos prestamos mucha atención, pero que estos días repite una y otra vez la última hora y el recuento de víctimas.
Muestra imágenes e informaciones que suponen un reto cognitivo para los niños menores de 8 años y que, por este motivo, pueden resultar amenazadoras para ellos. Un niño en edad preescolar no sabe entender dónde ocurre aquello que está viendo y si supone un peligro real para él. Además, las informaciones le confrontan con el dolor, con la idea de la muerte y del sufrimiento físico, algo que, dependiendo de su edad, quizá no había pensado aún. Y que en caso del conflicto en la Franja de Gaza, se subraya una y otra vez que la muerte de niños y de familias enteras, algo muy cercano a su realidad.
Es recomendable que las familias ofrezcan a los niños un marco de referencia para entender aquello que están viendo, para que se sientan más tranquilos y seguros.
¿Cuándo hablar del tema?
Aunque es improbable, puede ocurrir que nuestros hijos no hayan tenido contacto con las imágenes del conflicto o no se hayan percatado de su gravedad. En esos casos, realmente sería contraproducente abordar el tema, porque podríamos generar una inquietud innecesaria.
Es aconsejable preguntar a los niños si han visto alguna cosa en la televisión o en los diarios que les ha llamado la atención. En el caso de niños de entre 6 y 8 años, podemos preguntar si saben lo que está ocurriendo en Palestina e Israel, o si lo han comentado en clase y el resto de amigos. En caso afirmativo, continuaremos hablando con ellos sobre el conflicto bélico.
Los padres y madres deben transmitir a sus hijos que siempre que alguna noticia les llame la atención pueden preguntar y poder hablarlo en familia.
¿Cómo abordarlo?
Preguntas como las siguientes pueden ayudarnos a guiar la conversación con nuestros hijos:
¿Qué has visto?
¿Qué crees que ha pasado?
¿Qué foto (imagen) te ha llamado la atención?
¿Tú sabes lo que es una guerra?
¿Por qué piensas que hay guerras?
¿Sabes dónde está ocurriendo eso que vemos? ¿Eso está cerca o lejos de aquí?
La idea que subyace a estas preguntas es evaluar qué información tiene el niño y cómo la ha interpretado. Sólo así podremos tranquilizarle y corregir o complementar su visión sin añadir preocupaciones o informaciones que ellos aún no han entendido o pensado.
¿Cuál es la mejor forma de responder a las preguntas de nuestros hijos?
La mejor manera de dar respuesta a las preguntas y a los comentarios de nuestros hijos supone respetar los siguientes principios:
Responder a todas las inquietudes y comentarios que nos hagan los niños, sin valorar su contenido y con máximo respeto por lo que han pensado y les inquieta.
Tratar, siempre que se pueda, de tranquilizar a nuestros hijos, haciéndoles ver que en nuestro país, por suerte, no hay una guerra como la que han visto en la televisión. Palestina e Israel están lejos de aquí y, aunque nos preocupemos por lo mucho que sufren las personas de allí, aquí estamos seguros.
Subrayar siempre la disponibilidad de ayuda en nuestra sociedad: si aquí nos ocurre algo hay muchas personas que nos ayudan (la policía, los bomberos, las ambulancias, etc.).
Ser absolutamente honestos con nuestras respuestas: si hacemos falsas promesas a nuestros hijos, éstos se van a sentir engañados.
Responder sólo a lo que ha preguntado o comentado nuestro hijo, sin ir más allá, ya que con esto podríamos estar generando nuevas dudas o miedos. Pero jamás debemos de dejar preguntas sin contestar.
Hay una pregunta que suele presentar dificultades cuando las familias abordan estos temas con sus hijos: por qué unas personas matan a otras. Es importante dar respuestas sencillas a esta pregunta, para que los niños no se asusten por la complejidad de nuestras explicaciones. En este sentido, una buena respuesta puede ser que nosotros tampoco lo entendemos, porque nunca una persona debería matar a otra.
¿Qué preguntas suelen ser habituales?
Para prepararnos para hablar con nuestros hijos, podemos reflexionar previamente sobre las siguientes preguntas que habitualmente formulan los niños:
¿Por qué hay guerras?
¿Quién hace explotar las bombas y quiénes son los que disparan?
¿Por qué la policía no ha evitado que haya muertos?
¿Las personas que hacen esto van a la cárcel?
¿Cómo es que los médicos no pueden curar a los heridos?
¿Por qué alguien mata a niños?
Quizá pueda parecernos algo amenazador hablar con nuestros hijos de sucesos tristes y traumáticos como las guerras. Nos puede dar la sensación de que hablar de estas cuestiones genera miedo, pero tengamos en cuenta dos aspectos importantes:
Cuando un niño tiene preguntas y no sabe o no puede encontrar respuestas, se las da él mismo o lo habla con otros niños de su edad. Y las respuestas que construye sin ayuda de un adulto siempre son más amenazadoras que las que les vamos a brindar nosotros, los adultos, desde la comprensión de lo que les inquieta.
Puede que ésta sea la primera vez que se enfrenta al dolor humano. Pero no será la última. Acompañarle y ayudarle a entender qué ocurre cuando la vida nos plantea situaciones duras es modelar su respuesta ante la vida y prepararle para el futuro.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Promoción y educación para la salud dirigidas a las futuras madres, los niños, los adolescentes y sus familias.Conócenos
UTCCB – Unidad de Crisis de Barcelona. (s. f.). https://utccb.net/Cómo hablar con tus hijos e hijas sobre conflictos y guerras. (s. f.).
UNICEF. https://www.unicef.org/lac/historias/como-hablar-con-tus-hijos-e-hijas-sobre-conflictos-y-guerras
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