Cojera en niños: síntomas, causas y tratamiento
La cojera es un motivo de consulta muy frecuente en niños. Si bien sus posibles causas son muy numerosas, en la práctica la mayoría de los casos se deben a causas no graves y la cojera es transitoria, con mejoría progresiva en las siguientes horas o días.
Los traumatismos leves son la causa más frecuente de cojera. En algunas ocasiones el antecedente de traumatismo es conocido y recordado por el paciente o su familia, en cuyo caso el diagnóstico resulta más sencillo. Sin embargo, en otras situaciones, sobre todo en niños pequeños, el traumatismo puede haber pasado desapercibido para sus familiares o cuidadores. En este caso, la ausencia de lesiones graves a la exploración y la evolución rápida a la mejoría suelen orientar el diagnóstico.
No obstante, existen otras causas, algunas de ellas graves, que pueden producir cojera en niños. Por eso, en todos los casos de cojera en que no exista un traumatismo como desencadenante, o en el caso de que sí lo haya pero no se produzca una mejoría en las siguientes horas o días, es importante consultar con su pediatra.
En la evaluación por el pediatra es muy importante poder detallarle:
- Los posibles desencadenantes: traumatismo, cambio de calzado, inicio o intensificación de actividad física o infecciones recientes (catarros de vías altas, gastroenteritis, infecciones de orina).
- Si el niño manifiesta o no dolor (hay enfermedades que producen cojera sin dolor) y donde se localiza.
- Las características de la cojera: inicio, tiempo de evolución, mejoría o empeoramiento del dolor con el reposo.
- Si existen otras manifestaciones acompañantes, tales como fiebre, erupciones en la piel o pérdida de peso inexplicada.
- Antecedente reciente de infecciones, sobre todo catarro de vías altas, gastroenteritis o infecciones de orina.
- Si ha habido episodios previos similares o si existen antecedentes en la familia de enfermedades reumatológicas que pudieran orientar a causas hereditarias.
La exploración del aparato locomotor de miembros inferiores y de la columna vertebral está dirigida a la identificación de manifestaciones de inflamación o afectación de sus huesos o articulaciones.
Con frecuencia, para completar la evaluación del niño con cojera, puede ser necesario realizar pruebas de imagen (radiografía, ecografía, tomografía, resonancia magnética, gammagrafía) de la zona afectada o analíticas de sangre, orina o de líquido sinovial (del contenido de una articulación).
Sinovitis transitoria de cadera
Dentro de las causas de cojera no debidas a un traumatismo, merece una especial mención la sinovitis transitoria de cadera, que es probablemente la causa más frecuente durante la infancia. Se trata de una inflamación transitoria y benigna de la articulación de la cadera que produce dolor y cojera transitorios. Es más frecuente en niños de entre tres y diez años.
Se desconoce en detalle su causa, si bien el hecho de que en muchos casos el niño haya sufrido recientemente alguna infección de vías respiratorias superiores (fiebre y cuadro catarral) o gastrointestinal (fiebre, diarrea o vómitos) hace sospechar que existe un desencadenante infeccioso.
La sinovitis transitoria de cadera produce cojera con dolor, que el niño refiere a la cadera o el muslo, tanto al caminar como al explorar la movilidad de la cadera con el niño tumbado en la camilla. Se trata con reposo y con antiinflamatorios, generalmente ibuprofeno. La evolución rápida a la desaparición de la cojera y del dolor, en un plazo habitual de entre una y dos semanas, junto con la ausencia de signos de otras enfermedades, confirman el diagnóstico de sinovitis transitoria de cadera.