Vacunas frente al coronavirus: ¿Qué sabemos hasta ahora?
La pandemia ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha afectado, hasta el momento actual, a más de 217 millones de personas en todo el mundo, 4,5 millones de los cuales en España. Este virus ha provocado una elevada mortalidad en la población de mayor edad, ha puesto en jaque al sistema sanitario, nos ha confinado y ha cambiado en definitiva nuestra convivencia.
Las características de la infección por coronavirus (SARS-CoV-2) y su fácil propagación, determinaron desde el inicio, la necesidad de una inmunidad colectiva (rebaño) elevada, que al inicio se consideró que sería suficiente si se alcanzaba el 70%, però las nuevas variantes del virus exigen una inmunidad alrededor del 90%, para conseguir el control de la pandemia. A pesar del elevado número de personas infectadas y de dosis de vacunas administradas sigue siendo imprescindible la inmunización activa de la población susceptible.
Las vacunas constituyen la medida con mayor coste-efectividad en salud pública para el control de una enfermedad infecciosa transmisible, tal y como ha demostrado la vacunación frente la viruela, la polio o más recientemente el sarampión.
El objetivo de la vacunación es proteger a la persona que la recibe de la infección o de presentar una forma grave de enfermedad (COVID-19) tras ser infectado, reduciendo así el riesgo que pueda infectar a otras personas.
Actualmente hay cuatro vacunas disponibles, desarrolladas por las farmacéuticas Pfizer/BioNTech (BNT162b2), Moderna (mRNA-1273), Astra-Zeneca y Janssen, disponibles en nuestro país. Las dos primeras funcionan a través de un mecanismo novedoso de ARN mensajero (ARNm) y las otras dos a través de un adenovirus inactivado sin capacidad de replicarse (un tipo de virus que infecta a través de las membranas, como las vías respiratorias o los intestinos). Tanto el ARNm como los adenovirus codifican, es decir, le enseñan a nuestras células a producir la proteína de superficie o proteína pico del coronavirus SARS-CoV-2 (glicoproteina S).
Una vez que se inyecta la vacuna, el sistema defensivo genera una respuesta inmunológica que lo protege de la infección natural del SARS-CoV-2. Aunque estas vacunas contienen material genético (ARNm o ADN en el caso de las vacunas con adenovirus), este no se integra en el núcleo de nuestras células y por lo tanto, no afecta a nuestro ADN.
Para conseguir una respuesta óptima son necesarias dos dosis de las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna y Astra-Zeneca y una única dosis de la vacuna de Janssen. Para aquellas vacunas que precisan dos dosis, los intervalos entre ellas varían y también la indicación según el grupo de población. Actualmente solo las vacuna de Pfizer/BioNTech y la de Moderna están autorizadas para adolescentes de edad igual o superior a los 12 años, el resto de vacunas solo tienen indicación en mayores de edad.
Las vacunas frente a la COVID-19 en población pediátrica siguen en estudio, y por este motivo aun no están indicadas de forma sistemática en menores de 12 años. Se espera que los ensayos clínicos concluidos en la actualidad, permitan la indicación de la vacuna en menores entre 6 y 12 años y posteriormente por debajo de esta edad.
¿Son seguras las vacunas?
La seguridad de las vacunas quedó garantizada en los estudios que se llevaron a cabo antes de su aprobación para comercialización y uso en la población general. Actualmente han sido administradas más de 5.200 millones de dosis en todo el mundo, y aunque se han identificado algunas complicaciones asociadas a la vacunación, como los accidentes tromboembólicos, las miocarditis, y algunas neuropatías entre otras, la incidencia de estos efectos secundarios es muy baja (se calcula por las complicaciones más frecuentes la misma que la que te caiga un rayo). Una vez identificadas estas complicaciones, se han tratado y resuelto en la mayoría de los casos.
El efecto secundario más común es el dolor en el lugar de la inyección, especialmente en las 12 a 24 horas posteriores a la administración. La fatiga y el dolor de cabeza son otros efectos secundarios relativamente comunes y menos frecuente la fiebre elevada. Estos efectos secundarios se resuelven generalmente a las 48 horas y responden al paracetamol y al ibuprofeno. Los efectos secundarios son más frecuentes en los jóvenes que en los mayores, y la segunda dosis induce más efectos secundarios que la primera. Las reacciones de hipersensibilidad son muy infrecuentes (2 a 5 por cada millón de personas vacunadas) y las personas con antecedente de anafilaxia deben ser controladas durante los siguientes 30 minutos tras la inyección.
¿Son las vacunas eficaces?
Sí. Los resultados de los ensayos clínicos muestran una elevada eficacia para todas las vacunas autorizadas y comercializadas en la actualidad, con algunas diferencias en relación al grupo de edad. Cabe destacar, sin embargo, que los estudios previos a la autorización incluyeron población mayoritariamente sana.
En el momento actual se desconoce la respuesta de la vacuna en pacientes inmunodeprimidos, sometidos a trasplantes y embarazadas, entre otros. No obstante, al tratarse de poblaciones más vulnerables a la infección y ser una vacuna inactivada, la vacunación de estos pacientes se considera prioritaria, aún cuando se desconoce si la respuesta que genere su vacunación será protectora.
Las vacunas actuales han demostrado ser así mismo efectivas para las nuevas variantes del SARS-CoV-2 identificadas, aunque su eficacia puede ser menor frente a alguna de ellas. Algunas de las personas vacunadas han resultado infectadas en esta última ola de la infección con predominio de la variante delta, pero se ha podido comprobar que estas personas presentan en general cuadros leves e incluso asintomáticos. Actualmente se están diseñando vacunas que contemplen estas variantes, y puedan resultar más efectivas frente a ellas.
¿Las personas vacunadas pueden transmitir la infección?
Aunque las vacunas reducen el riesgo de transmisión, no podemos decir que lo eliminen: el efecto protector nunca será del 100%. Como resultado, hasta que disminuya el número de casos y una mayor proporción de la población haya recibido sus vacunas, debemos recordar que la vacunación no nos exime de las otras medidas importantes para prevenir la propagación de la COVID-19. El uso de mascarillas en público, el distanciamiento social, el lavado de manos y evitar entornos interiores abarrotados siguen siendo estrategias fundamentales por ahora.
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