Exposición ambiental urbana y salud infantil
Los niños son una población especialmente vulnerable en las ciudades porque aún se están desarrollando en el plano físico, social y emocional. La contaminación del aire, el ruido, las temperaturas extremas y la falta de zonas verdes y actividad física se han asociado a asma infantil, retrasos en el desarrollo cognitivo, problemas psicológicos y obesidad infantil.
Desde el punto de vista de la salud y de la planificación de suelo y el transporte urbanos, el desarrollo urbanístico actual no ha sido un gran acierto. Muchas ciudades siguen dos formas urbanas dominantes:
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Están densamente pobladas, con grandes estructuras de hormigón como las torres de pisos e infraestructura vial para el tráfico motorizado.
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Tienen poca densidad de población, con mucha dispersión y una infraestructura vial extensa.
Ambas dejan bastante que desear en lo que respecta a la sostenibilidad, la habitabilidad y la salud, sobre todo la segunda, dado que, por ejemplo, hay mucha distancia entre los destinos, poco uso mixto del suelo y poco
transporte público. Por supuesto, también existen muchas ciudades que combinan ambas formas. Por último, el rápido proceso de urbanización a menudo ha redundado en un crecimiento descontrolado con una mínima atención a sus repercusiones en todo lo concerniente a la salud pública aparte de las enfermedades contagiosas.
Hay claros indicios de que existe una relación directa entre el diseño urbano, cómo se desplazan las personas, y cómo afecta esto a la exposición ambiental y a factores relacionados con el estilo de vida y, por tanto, a la morbilidad y mortalidad.
En una ciudad diseñada con y para grandes inversiones en infraestructura destinada al automóvil, habrá muchas personas que lo utilicen. Esto ocasionará, por ejemplo, altos niveles de contaminación del aire, ruido y estrés, el efecto isla de calor, una falta de actividad física, contactos sociales y zonas verdes, y un aumento, por ejemplo, de la morbilidad cardiovascular y respiratoria, el deterioro cognitivo y el cáncer y, por tanto, de la mortalidad prematura. Por otra parte, en una ciudad con y para inversiones en infraestructura destinada a medios de transporte activo como la bicicleta, habrá más personas que la utilicen. Esto ocasionará, por ejemplo, niveles más bajos de contaminación del aire, ruido y estrés, un menor efecto isla de calor, más actividad física, contactos sociales y zonas verdes y una disminución, por ejemplo, de la morbilidad cardiovascular y respiratoria, un mejor funcionamiento cognitivo y menos cáncer y, por tanto, menos mortalidad prematura.
Una serie de exhaustivos estudios recientes han evaluado y matizado la relación entre exposición ambiental (contaminación del aire, ruido, zonas verdes, temperatura) y sus consecuencias para la salud infantil (desarrollo fetal y neuronal, desarrollo infantil y salud respiratoria y cardiometabólica).
Contaminación del aire
Los niños son especialmente vulnerables a la exposición ambiental porque aún se están desarrollando. Asimismo, debido a sus diferencias fisiológicas (por ejemplo, alta frecuencia respiratoria) y conductuales (por ejemplo, mucha actividad física), pueden recibir dosis más altas de contaminantes del aire que los adultos. Las exposiciones altas y durante poco tiempo pueden tener efectos especialmente importantes sobre la salud de los niños. En la ciudad de Barcelona, por ejemplo, se ha visto que casi el 50 % de los casos de asma infantil se deben a la contaminación del aire (Pierangeli, 2020).
No hay etapa de la vida, órgano o sistema del cuerpo que no se vea afectado por la contaminación ambiental; no obstante, la etapa prenatal y la primera infancia son las etapas de la vida más vulnerables a esta exposición a aire tóxico, ya que perjudica el desarrollo cerebral y la salud respiratoria y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en el futuro.
Los contaminantes del aire que más preocupan en las ciudades son la PM2.5 y el NO2. Las principales fuentes de PM2.5 en las ciudades incluyen el tráfico, la quema local de combustibles para la calefacción doméstica, la combustión industrial y la quema de madera y carbón. La principal fuente de NO2 son las emisiones de los automóviles, sobre todo de los motores de gasoil (cuanto más viejos, más contaminan). Los niveles de NO2 son generalmente más altos en las ciudades por su mayor volumen de tráfico y suelen estar relacionados con cómo están diseñadas.
Hay claros indicios de que la contaminación del aire puede provocar partos prematuros y reducir el peso al nacer, causar asma infantil y disminuir la función pulmonar. También afecta al sistema inmunitario. Hay nuevos indicios de que tiene un efecto perjudicial sobre el desarrollo cognitivo infantil y de que puede contribuir al sobrepeso y a la obesidad.
Ruido
Las ciudades tienden a ser bastante ruidosas y hay datos que indican que el ruido afecta al desarrollo cognitivo infantil. También puede reducir el peso al nacer y contribuir al sobrepeso y a la obesidad, pero los datos son menos claros en este terreno.
Zonas verdes
Muchas ciudades carecen de zonas verdes. Las ciudades más verdes con una cantidad suficiente de parques accesibles y árboles en las calles pueden contribuir positivamente a la salud de sus habitantes. Reducen la contaminación del aire, el ruido y el efecto isla de calor. Más zonas verdes se traduce en un aumento del peso al nacer y una mejora del funcionamiento cognitivo y la salud mental de los niños. Hay datos que indican que reduce el sobrepeso y la obesidad. La relación entre las zonas verdes y las enfermedades respiratorias es dispar, ya que algunos estudios indican que son beneficiosas, mientras que otros muestran que son perjudiciales. Al parecer, depende del tipo de vegetación presente.
Temperatura
En el centro de las ciudades tiende a hacer más calor (4 -5 ºC más en algunos casos) que, en las zonas circundantes, lo que se denomina efecto isla de calor. Esto se debe a las zonas edificadas y carreteras y a la falta de zonas verdes. Hay nuevos datos que indican que las temperaturas altas pueden conducir a partos prematuros, reducen el peso al nacer y pueden afectar a la salud respiratoria de los niños.
