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discapacidad intelectual

Estrategias de adecuación y apoyo en el aula para alumnos con discapacidad intelectual leve o funcionamiento intelectual límite

discapacidad intelectual

Hoy en día, atender a la diversidad en las aulas es un reto para todos. Las últimas políticas de educación son favorables y comprometidas con la calidad y la equidad de la educación para todos los niños en el marco de un sistema educativo inclusivo. En el caso de las personas con discapacidad intelectual (DI) leve o con funcionamiento intelectual límite (FIL) suelen necesitar, de forma generalizada, adaptaciones escolares metodológicas y también de contenidos, que les ayuden a poder alcanzar un nivel de aprendizajes básicos y que les permitan desenvolverse lo mejor posible en su vida diaria.  

 

Hay que tener en cuenta que generalmente, en estas personas, existe un desfase entre su edad cronológica y sus capacidades (cognitivas, sociales, afectivas…).

 

A partir de la adolescencia, se hace más evidente la diferencia de capacidades e intereses con personas de la misma edad. También suele haber una falta de iniciativa y limitada capacidad para resolver situaciones cotidianas que requieren aplicar la lógica o el razonamiento. Además de poca flexibilidad cognitiva que les impide adaptarse con éxito a situaciones novedosas, dificultad en la toma de decisiones y en la resolución de conflictos y en la psicomotricidad (principalmente en psicomotricidad fina).
 

¿Cómo es el proceso de aprendizaje de las personas con DI leve o FIL?

Dado que su proceso de aprendizaje es lento, necesitan de más apoyo y más tiempo que sus grupos de referencia, ya que el nivel de aprendizajes alcanzado viene marcado por su propio cociente intelectual (CI).

 

Esto les puede conllevar tener dificultades en la comprensión de dimensiones abstractas para organizarse y ubicarse, en el desarrollo del lenguaje (por ejemplo: vocabulario específico, frases o textos complejos, identificación de la información relevante, etc.), en la gestión del dinero (devolución del cambio y valor del dinero), en la organización, y en la gestión y planificación del espacio-tiempo.  

 

Sin embargo, pueden tener un buen nivel de memoria episódica (hechos personales) y semántica (aprendizajes memorísticos). Por ello, a través de la repetición pueden adquirir aprendizajes mecánicos, pero tienen más dificultades en aprendizajes abstractos y también necesitan mecanizar, repetir la operación y aprenderla siguiendo un modelo previo.
 

discapacidad intelectual

Las personas con DI leve o FIL necesitan mayor apoyo y más tiempo que sus grupos de referencia, ya que el nivel de aprendizaje alcanzado está marcado por su propio CI. Fuente de la imagen: AdobeStock 

 

Relaciones sociales y retos para la inclusión

Respecto a la socialización, hay que tener en cuenta que la escuela inclusiva implica que las personas con DI leve o FIL asisten a centros de escolarización ordinaria. Por este motivo, es importante tener en cuenta que las limitaciones que podemos observar en los aprendizajes se pueden dar también en el resto de áreas.

 

La falta de comprensión de las sutilezas del contexto social (por ejemplo: ironías, sentido figurado, interpretación del lenguaje no verbal…), las dificultades en las relaciones afectivas (relacionarse con las demás personas, hacer amigos y conservarlos), la asunción de algunas responsabilidades consideradas propias de su edad (hábitos personales de higiene, autonomía y organización), la falta de iniciativa e improvisación, fuera de sus hábitos y la dificultad en la organización del tiempo libre, pueden condicionar de manera importante sus relaciones sociales.

 

Todas estas dificultades pueden ocasionarles vulnerabilidad emocional, baja autoestima, baja tolerancia al fracaso y a la frustración, más probabilidad de presentar cuadros de ansiedad y/o depresión, miedos e inseguridad, etc.

 

¿Qué medidas se pueden implementar en los centros escolares?

Además de las medidas universales que se implementen en el aula, el colegio, con el asesoramiento del equipo de asesoramiento y orientación psicopedagógica (EAP), debe valorar la conveniencia de que el niño disfrute de algún tipo de apoyo adicional o intensivo.

 

El equipo docente acuerda las medidas de atención educativa, en función del nivel de funcionamiento y aprendizaje del alumno, y efectúa el seguimiento (tutor, maestro de educación especial, comisión de atención a la diversidad...) de su evolución.

 

apoyo a la discapacidad intelectual

La escuela debe valorar la conveniencia de que el niño o niña disfrute de algún tipo de apoyo adicional o intesivo. Fuente de la imagen: AdobeStock

 

En el ámbito académico

  • La metodología de trabajo debe adecuarse a su ritmo de trabajo y estilo de aprendizaje. Mejor disminuir las exigencias de rapidez y cantidad de trabajo y optar por un aprendizaje más lento pero seguro.
  • Ubicación física adecuada en el aula según las necesidades del alumnado para reforzar la atención y concentración.
  • Establecer prioridades: plantear qué contenidos, aprendizajes o actividades son necesarios.
  • Adaptar el currículum, priorizando enseñanzas más prácticas y funcionales: enseñanza por objetivos, no siguiendo un temario preestablecido.
  • Regular y marcar los tiempos de la tarea: inicio, mantenimiento y finalización.
  • Fraccionar las tareas y permitir descansos.
  • Explicar cómo hacer las cosas y los pasos a seguir.
  • Repetir las instrucciones varias veces. Por dificultades en la memoria de trabajo se pueden olvidar fácilmente de lo que tienen que hacer.
  • Introducir los contenidos del tema con palabras clave o resúmenes breves.
  • Acompañar el aprendizaje con enunciados claros, soportes visuales y experiencias directas. Dar pautas concretas.
  • Concretar los contenidos con esquemas y enunciados claros. Estructuras sintácticas simples y vocabulario concreto, siempre que sea posible.
  • No exponer a los niños/as con FI/DIL bajo presión de tiempo, evitar cualquier situación que pueda ponerlo en evidencia ante la clase.
  • Finalizar la sesión con dos o tres ideas clave.
  • Refuerzo positivo. Utilizar el refuerzo social, elogiando todo lo posible, pero con sinceridad.
  • Exámenes/controles:
    o    Valorar su propia evolución.
    o    Supervisión constante.
    o    Cambio en el formato de los exámenes.
  • Buena coordinación entre los responsables de la educación y el resto de ámbitos en los que se desenvuelva el alumnado, lo que hará que se genere una intervención adecuada, repercutiendo en efectos positivos para su proceso de desarrollo.
  • Acción tutorial.
  • Cuidar mucho las reacciones o actitudes de los demás alumnos.
  • Cuidar su autoestima.

 

En el área social

  • Elegir los grupos de trabajo y/o juego dirigido, de manera que evite que estas personas puedan sentirse excluidas.
  • Proporcionar estrategias y modelos que les ayuden a tener recursos a la hora de poder entablar una conversación o iniciar una relación.  
  • Destacar sus puntos fuertes para que se sientan reforzados positivamente y también ayudarles para que los demás les conozcan mejor.
  • En caso de observar aislamiento, es importante que sean los adultos quienes ayuden a estructurar algunas actividades dentro y fuera del aula que eviten la falta de integración en el grupo.
     

Si quieres saber más sobre el aprendizaje y los trastornos del neurodesarrollo, puedes leer el 14º Informe FAROS.

 

Imagen de portada de AdobeStock

Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:  02/12/2025 Última modificación:  02/12/2025
discapacidad intelectual · trastornos del neurodesarrollo · aprendizaje · funcionamiento intelectual límite
UTAE Sant Joan de Déu
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