El estudio, que se enmarca en el proyecto europeo Science4Pandemics (S4P), ha contado con la participación de 1.877 jóvenes de entre 12 y 17 años y 1.135 padres y madres de menores de 18 años de España, Italia, Portugal y Polonia. Cada uno de estos países registra un porcentaje diferente en cuanto a la reticencia a la vacunación, siendo Polonia el que presenta el mayor (30,1%) y España, el menor (12,5%).
¿Qué motivos llevan a los jóvenes a dudar de las vacunas?
Más de la mitad de los jóvenes y de los padres y madres encuestados (56,1% y 51,9%, respectivamente) revelan que el principal motivo que les genera esta reserva hacia la vacunación es el miedo a sus efectos secundarios. La segunda razón es la falta de confianza en las recomendaciones gubernamentales (22% y 22,8%, respectivamente). En menor porcentaje, los encuestados también tienen la percepción de que las infecciones prevenibles por las vacunas no son graves (8,4% y 10,4%), y que la posibilidad de enfermar es muy baja (8,4%). Los padres y madres añaden a los directorios las barreras económicas para acceder a las vacunas (10,9 %).
Los autores del estudio apuntan que para revertir esta tendencia y garantizar la inmunización entre los jóvenes es necesario trabajar en unas estrategias de salud pública que fomenten la confianza en la vacunación. En este sentido, proponen fortalecer las campañas de comunicación y educación dirigidas a adolescentes y sus familias incidiendo en la eficacia y seguridad de las vacunas.
Según apunta Begonya Nafria, coordinadora del Área de Participación del Paciente en Investigación del IRSJD e investigadora principal del proyecto S4P, “la desinformación sobre las vacunas y la influencia de las redes sociales son factores clave que deben abordarse para mejorar las tasas de vacunación y reducir la reticencia”.
Los expertos apuntan que es necesario incidir en la eficacia y la seguridad de las vacunas.
El impacto de las vacunas en la salud pública mundial
Las vacunas permiten que se alcancen la inmunidad individual y la colectiva frente a enfermedades que, de otro modo, provocarían elevadas cifras de mortalidad. Gracias a la vacunación la viruela se ha erradicado en todo el mundo, la poliomielitis, en la gran mayoría de países, e infecciones como la difteria, el tétanos o el sarampión son bastante infrecuentes. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas previenen cada año en todo el mundo entre 3,5 y 5 millones de muertes, la mayoría de ellas niños menores de cinco años.
Sin embargo, la propia OMS también alerta del aumento de los brotes de algunas enfermedades que ya estaban bajo control a causa de las crisis humanitarias, la desinformación, el crecimiento demográfico y los recortes en la financiación de la sanidad. Por eso, hace un llamamiento a los gobiernos nacionales a invertir recursos y reforzar los programas de inmunización para proteger a la población, especialmente a la infantil. El organismo internacional remarca la importancia de no poner en peligro los avances que se han logrado en los últimos 50 años.
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