Falsas creencias sobre la fruta

La fruta es un elemento esencial en cualquier dieta saludable y equilibrada, ya que nos aporta gran cantidad de vitaminas y minerales, agua, fibra y muchos compuestos bioactivos y antioxidantes. Hoy en día es habitual oír entre la población general que el consumo de fruta no es bueno para la salud, especialmente por la confusión que comporta que también sean fuente de azúcares.

Hoy hablamos de tres falsas creencias sobre la fruta que hay que desmentir para destacar sus múltiples beneficios para la salud.

Mito 1: la fruta engorda

Una de las falsas creencias sobre la fruta es que engorda porque contiene mucho azúcar y hay que evitarla si lo que pretendemos es perder peso. La fruta, además de ser una fuente rica en fibra, agua, vitaminas, minerales y antioxidantes, tiene azúcares propios, que carecen de efectos nocivos para la salud y no presentan tampoco un efecto directo en el aumento de peso.

La fructosa, que es el nombre que recibe el azúcar presente de forma natural en la fruta, se encuentra combinada con el resto de componentes de la fruta, por lo que no la consumimos de forma aislada, y, por tanto, no tiene un impacto tan elevado en la glucosa de la sangre que los azúcares añadidos. Por tanto, no podemos comparar el azúcar propio de la fruta con el azúcar añadido de los alimentos procesados, del que sí se ha demostrado que tiene efectos negativos para la salud, entre ellos un exceso de calorías añadidas que pueden ser causa de un aumento de peso.

La fruta por sí misma no es mala ni engorda. Es el conjunto de nuestra alimentación y hábitos que determinará que ganemos peso, cuando consumimos más energía de la que gastamos. Por tanto, el consumo de dos a tres piezas de fruta al día siempre es recomendable dentro de una alimentación sana y equilibrada, y acompañada de unos hábitos de vida saludables.
 

Mito 2: comer fruta de postre no es bueno

Los postres son gastronómicamente considerados una parte importante de las comidas. En nuestra cultura es habitual comer una pieza de fruta después de comer o cenar. Recientemente, una de las múltiples falsas creencias sobre la fruta es que comerla de postre no es bueno.

La fruta es un alimento muy sano, sobre todo cuando esta es fresca, de temporada y de proximidad. Podemos comerla en cualquier momento del día, entre horas, y antes, durante o después de las comidas. Después de comer, los alimentos dentro del estómago se mezclan y forman el quimo, que pasa hacia el intestino, tanto si se consume fruta o no, como si esta se come antes, durante o después del resto de alimentos que conforman el plato.

Algo habitual es que las personas que reducen el consumo de fruta de postre, la sustituyen por alternativas menos saludables. La fruta es una buena opción de postre, indiscutiblemente mucho mejor que cualquier dulce, como puede ser un helado, un trozo de tarta o un yogur azucarado. Se recomienda comer dos o tres piezas repartidas a lo largo del día, para hidratarnos, para nutrirnos, para completar una comida sana y equilibrada, o para calmar el apetito a media mañana o media tarde.

Mito 3: comer una naranja es equivalente a beber un zumo de naranja

En nuestra dieta es habitual que un zumo de naranja forme parte de un desayuno considerado completo y saludable. Pero hay que tener presente que, a nivel nutritivo, comer una pieza de naranja entera no es nunca equivalente a beber un zumo de naranja.

Cuando comemos una naranja, masticamos e ingerimos todos sus componentes. Poco a poco, vamos metabolizando el azúcar propio de la fruta junto con el resto de componentes, entre ellos la pulpa y la fibra que contiene. Este proceso evita que se produzca un aumento brusco de azúcar en sangre y permite aprovechar todos sus beneficios y nutrientes.

Por otro lado, para hacer un zumo de naranja solemos exprimir dos piezas de fruta, por lo que la cantidad nunca resulta equivalente. Cuando exprimimos la naranja, liberamos el azúcar propio de la fruta en el líquido del zumo resultante, separándolo así del resto de componentes. De esta forma ingerimos de forma muy rápida una gran cantidad de azúcares que pasan directamente a la sangre, generando un pico de glucosa e insulina, además, no aprovechamos los beneficios de la pulpa ni la fibra que contiene, que son muchísimos. ¡Y una pieza de fruta siempre resulta más saciante!

Por tanto, fruta sí, cada día, de dos a tres piezas, siempre entera, de temporada y punto de maduración correcto, y cuando nos apetezcan.

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