Señales que nos pueden hacer pensar que nuestro hijo es alérgico al marisco
Puesto que las alergias al marisco pueden ser muy peligrosas, conocer sus signos y saber cómo actuar en caso de presentarlos puede ayudar mucho a tu hijo. En las alergias es muy importante la prevención.
La alergia al marisco abarca dos grupos distintos de animales: los crustáceos (como las gambas y las langostas) y los moluscos (como las almejas y los mejillones). Algunas personas con alergia al marisco son alérgicas a ambos grupos de animales, pero hay otras que solo son alérgicas a uno de estos grupos.
La gente puede acabar superando algunas alergias alimentarias con el tiempo, pero las personas alérgicas al marisco suelen presentar esta afección hasta el final de sus días. Además, la alergia al marisco se puede desarrollar a cualquier edad e, incluso, de improviso.
Entre los síntomas propios de las reacciones alérgicas, se incluyen los siguientes:
Resuello.
Respiración sibilante (emisión de “pitos” al respirar).
Problemas para respirar.
Tos.
Inflamación de la boca y/o de la garganta.
Dolor de estómago.
Vómitos.
Diarrea.
Ojos llorosos, picor y/o hinchazón oculares.
Urticaria.
Granos o ronchas rojas.
Bajada de la tensión arterial, que puede provocar mareos y/o pérdida de la conciencia.
¿Por qué ocurre?
Cuando una persona es alérgica al marisco, su sistema inmunitario reacciona de forma desproporcionada a las proteínas que contiene el marisco. Y cada vez que esta persona ingiera marisco, su cuerpo interpretará que esas proteínas son invasores nocivos. En algunos casos, esto puede ocurrir incluso cuando una persona manipula marisco o cuando inspira partículas aerotransportadas procedentes del marisco.
Las reacciones alérgicas graves reciben el nombre de anafilaxia. Al principio, se pueden manifestar como si se tratara de una reacción alérgica leve y luego empeorar rápidamente, pudiendo llevar a la persona a tener problemas para respirar y/o a perder la conciencia. Si no se trata, la anafilaxia puede poner en peligro la vida del paciente.
La prevención es clave
La única forma de prevenir las reacciones alérgicas consiste en evitar completamente el marisco, así como evitar cualquier alimento que podría contener marisco entre sus ingredientes.
Deberás leerte todas las etiquetas de los productos alimenticios que vaya a consumir tu hijo y estar pendiente los productos no alimentarios que lo puedan contener. Además, las proteínas del marisco pueden quedar ocultas en alimentos distintos del marisco que se prepararon o que se cocinaron junto con él.
Es posible que el alergólogo de tu hijo te entregue un listado de alimentos a evitar. Si vas a comer con tu hijo a un restaurante u otro lugar, informa a los cocineros sobre su alergia.
Tratamiento de la alergia al marisco
La alergia al marisco puede ser grave. Si tu hijo padece una alergia de este tipo, deberá llevar siempre encima su autoinyectable de adrenalina a utilizar en caso de emergencia. Es un medicamento que se vende en envases fáciles de llevar y de utilizar, con el tamaño y la forma de un rotulador grande.
Si tu hijo ingiriera por error algún alimento que contuviera marisco y empezará a presentar síntomas alérgicos graves, debería ponerse el autoinyectable de inmediato.
Después de utilizar la adrenalina, es importante llamar al teléfono de emergencias en busca de ayuda. Tu hijo debería estar bajo supervisión médica en un hospital durante varias horas, por si fuera necesario aplicarle algún tratamiento complementario.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
No nos cansamos de repetir que debemos intentar comer más pescado, reduciendo a la vez el excesivo consumo de carne, y el marisco es una muy buena opción.
Los mejillones son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, ricas en ácidos grasos omega-3. Hoy os presentamos una original receta de cebada con mejillones.
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