Las heridas son lesiones de la piel producidas por abrasión, esguince o corte. Son muy frecuentes durante la infancia por la práctica deportiva y por las características del juego infantil, mayoritariamente físico. Por eso es importante tener unas nociones básicas de cómo tratarlas.
La mayoría de las heridas son superficiales, no producen sangrado o, si hay, es escaso, y se curan sin complicación al cabo de pocos días.
Un ejemplo de lesión superficial son los arañazos o erosiones que se sufren habitualmente en las rodillas y codos por caída o roces con el suelo. Este tipo de lesiones solo necesitan de un lavado diario con agua y jabón y desinfección con yodo o clorhexidina hasta que la herida esté en fase de costra.
Si el niño presenta dolor se le puede administrar ibuprofeno o paracetamol como analgésicos y, si hay inflamación, frío local (por ejemplo, con hielo envuelto en un trapo).
En otros casos puede tratarse de heridas profundas. En ellas se puede observar como la herida presenta unos bordes separados y sangra con más facilidad que en las superficiales. En este caso la principal actuación tiene que ir dirigida a parar el sangrado.
En este caso se tiene que aplicar una gasa estéril (o si no se dispone de ella, un trapo o toalla limpia) y comprimir la herida. Si el sangrado no se detiene y empapa toda la gasa, se tienen que aplicar más gasas sobre ella, sin retirarla y continuar comprimiendo con fuerza hasta que se pare el sangrado.
Otra medida que puede ayudar a parar el sangrado, si la herida está localizada en uno de los miembros, es elevar el mismo.
La aplicación de un torniquete solo está recomendada, como última alternativa, en caso de un sangrado muy abundante y el cual resulte imposible controlar mediante la compresión de la herida.
Heridas: cuando ir a urgencias
Es importante acudir a un servicio de urgencias en los casos siguientes:
En las heridas profundas.
En heridas que no dejan de sangrar.
En heridas que afectan zonas próximas a los ojos, para descartar afectación de la córnea o del hueso de la órbita.
En caso de amputación de una parte del cuerpo. En estos casos, además de detener la hemorragia, es importante colocar la parte cortada en una bolsa de plástico y trasportarla en hielo o agua fría hasta el hospital.
Si presenta signos de inflamación aparatosos, hematomas grandes, deformidad o incapacidad para utilizar la extremidad, en el supuesto de que la herida afecte a una de ellas.
En cualquier herida, tanto si ha habido atención médica como si no, es importante vigilar los signos de complicación.
La más frecuente es la infección de la herida, que se manifiesta por persistencia o empeoramiento del dolor, enrojecimiento e inflamación de los bordes de la herida y supuración de la misma..
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Aunque pueden asustar un poco, las hemorragias nasales en muy pocas ocasiones son motivo de alarma. Habituales en los niños de 3 a 10 años, las hemorragias nasales a menudo se detienen por sí solas y se pueden tratar sin problemas en casa.
Si la orina de tu hijo contiene sangre, lo más probable es que no se trate de nada importante. Para estar seguro, deberás llevarlo al pediatra, quien lo evaluará y, en caso necesario, lo tratará.
Si no sabes cuál es tu factor Rh y estás embarazada, es importante que inicies tus visitas prenatales lo antes posible. Si la incompatibilidad Rh se detecta y se trata al principio del embarazo, no genera ningún problema en la madre ni en el feto.
Lamentablemente, podemos encontrarnos ante un niño o bebe que haya sufrido un accidente y requiera una RCP. ¡La técnica es sencilla y puede salvar muchas vidas!
