¿Cómo planificar los regalos?
Una buena herramienta para afrontar la Navidad es la previsión y planificación de lo que pensamos regalar. Ya hace unos años que diferentes expertos pedagogos y profesionales de la salud mental promueven la regla de los cuatro regalos:
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Un regalo para llevar (ropa, zapatos, mochila...)
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Un regalo educativo (un libro, un juego para aprender las letras, un Scrabble...)
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Algo que deseen
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Algo que necesiten
Una buena propuesta es regalar experiencias (entradas en el teatro, excursiones, talleres familiares…). Con el trepidante ritmo de vida que llevamos, el tiempo y la vivencia de una actividad puede ser más valioso que cualquier regalo material.
Otra opción en esta misma línea, sería preparar la Navidad mediante un Calendario de Adviento que implique ir proponiendo actividades que, de forma gradual y pensada, incluya los preparativos de los días festivos (preparar tarjetas con los nombres de los invitados de la comida de Navidad, elaborar postales de Navidad, cantar villancicos, tomar fotografías familiares con motivos navideños, etc.).
Un calendario de Adviento con estas características no sólo resulta más divertido, sino que alarga la vivencia consciente de las Fiestas de Navidad, reduce la compra de objetos materiales y evita el consumo de premios azucarados y ultraprocesados.
Consejos para hacer regalos sostenibles
Aparte de seguir la regla de los cuatro regalos, os proponemos otras formas de incorporar tips sostenibles de cara los regalos navideños:
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Envolver los regalos con fardos hechos de ropa, de seda o algodón, por ejemplo, en lugar de papel de envolver. En la tradición japonesa esta técnica de preparar los regalos es conocida como furoshiki, una forma milenaria que además de respetar el planeta evitando kilos y kilos de residuos, manifiesta una muestra de cariño hacia el receptor del regalo, ya que se puede decorar con otros elementos como hojas o lazos reutilizables según las preferencias del momento y de la persona a la que va destinado el regalo. Estos fardos de ropa se pueden reutilizar infinitamente para hacer regalos durante todo el año.
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Otra opción para reducir el papel de envolver es depositar los regalos de cada persona en un saco con su nombre, que también pueda reutilizarse año tras año.
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Comprar productos de segunda mano. Cuántas veces nos han regalado algún objeto que no hemos terminado utilizando y ha quedado arrinconado en algún armario o cajón. Existen muchas plataformas o alternativas, en las que se pueden comprar objetos de segunda mano, incluso sin estrenar. Es importante reciclar, pero aún más reducir y dar varias vidas a los objetos.
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Regalar productos elaborados por la persona que regala. No habrá regalo más único que aquello que podamos crear nosotros mismos pensando en la persona que recibe el regalo y transmitiendo la ilusión que nos haya supuesto todo el proceso de su elaboración.
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Comprar en tiendas locales y de proximidad. Esta acción contribuye a mantener vivos a los pequeños comercios y proyectos con un oficio, experiencia y conocimiento únicos, que a menudo nos aportan identidad como sociedad y como barrio/población.
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Invertir en regalos provenientes de proyectos artesanales, benéficos, ecológicos o de los que puedas conocer su origen, ayudando así a mantener vivos negocios con alma y al mismo tiempo beneficiosos para el planeta y la economía social.
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Evitar regalos hechos con materiales potencialmente perjudiciales para la salud (del planeta y la nuestra), en especial el plástico. El plástico contiene sustancias que pueden ser tóxicas como los ftalatos, retardantes de llama o bisfenoles entre otros, al ser respiradas o tocadas y posteriormente ingeridas por los niños. Sería recomendable valorar otros materiales como madera o fibras naturales como el algodón y valorar aquellos objetos que incluyan información sobre su toxicidad o seguridad.
Por lo general, puede ser útil preguntarnos qué impacto tiene el regalo que estamos haciendo en toda su cadena de producción y, por tanto, si a la hora de regalar podemos contribuir a que este impacto sea positivo para el planeta y también por nuestra salud. Todo ello de forma progresiva e ir incorporando este hábito saludable más allá de las Fiestas de Navidad.