Necesidades nutricionales en la adolescencia
Se trata de la segunda etapa de la vida con un mayor crecimiento, por lo que los adolescentes presentan unas necesidades nutricionales específicas. Como en cualquier otra etapa, es muy importante tener en cuenta que éstas deben individualizarse en función del sexo, la actividad física y, en este caso, también del momento madurativo en el que se encuentra el adolescente.
De forma general, durante la adolescencia hay un aumento en las necesidades energéticas, proteicas y de algunos micronutrientes como el calcio, el hierro y ciertas vitaminas.
Errores frecuentes en la alimentación de los adolescentes
Durante la adolescencia se produce un proceso de búsqueda de la propia identidad, por lo que los jóvenes tienden a cuestionar e incluso no aceptar los valores existentes en diferentes aspectos de la vida, incluida la alimentación.
En este sentido, los medios de comunicación, la moda y sus amistades tienen una gran influencia en sus hábitos, también dietéticos. Por este motivo, se convierten en una población muy vulnerable, ya que pueden llevar a cabo conductas de riesgo.
En la mayoría de institutos empiezan más temprano las clases que en el colegio y, generalmente, varios días a la semana, o incluso cada día, se realiza un horario más compacto (por ejemplo, de 08:00h a 14:30h).
Estas modificaciones horarias pueden comportar que los adolescentes estén más momentos solos durante las comidas principales, que en ocasiones provoca la desestructuración de su alimentación, ya que tienen tendencia a saltarse comidas, como por ejemplo el desayuno.
Además, el hecho de que la mayoría de institutos no dispongan de comedor escolar, provoca que al acabar las clases y llegar a casa, si tienen que prepararse ellos mismos la comida o no les gusta los que les han dejado preparado, acaben comiendo cualquier cosa.
Por otro lado, los adolescentes también suelen tener el hábito de picar entre horas, optando especialmente por snacks ricos en azúcares, sal y grasas poco saludables, como patatas chips, bollería, dulces, bebidas azucaradas, etc. Al mismo tiempo, al tener más momentos de independencia, suelen empezar a realizar más comidas fuera de casa sin sus progenitores. En estos momentos tienen total libertad a la hora de escoger entre todas las opciones disponibles, que generalmente se basan en establecimientos de comida rápida, donde las opciones saludables lucen por su ausencia.
Otro aspecto de relevante importancia es el consumo de alcohol, especialmente durante los fines de semana, que ha aumentado considerablemente en nuestro país durante los últimos años. El consumo de alcohol y otras sustancias tóxicas tiene efectos nocivos para la salud y el estado psico-social (fracaso escolar, depresión, ansiedad entre otros).
Finalmente, y no por eso menos importante, hay que tener en cuenta el aumento de la incidencia de los trastornos de conducta alimentaria, especialmente en la población femenina, siendo los más frecuentes la anorexia y la bulimia nerviosa.
¿Qué podemos hacer para asegurar una alimentación saludable en la adolescencia?
Aunque durante la adolescencia puedan presentarse ciertas modificaciones en la alimentación, no quiere decir que no podamos intentar promover unos buenos hábitos alimentarios.
Por este motivo, seguidamente os ofrecemos algunos consejos:
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Hacer partícipes a los adolescentes en la toma de decisiones, también en cuanto a la alimentación. Darles voz para que puedan dar su opinión, aportar ideas a la hora de diseñar el menú familiar, la compra, etc., hace que se sientan escuchados y esto puede conseguir que tengan más interés al respecto.
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Buscar opciones o alternativas saludables que sean originales y atractivas. Los adolescentes tienen unos intereses diferentes a los más pequeños, por lo que es importante renovar el abanico de opciones para captar su atención.
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Hacer accesible una gran variedad de alimentos saludables para que puedan escoger opciones que les gustan y sean saludables.
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Explicar por qué en casa hay unas opciones y no otras, sin intentar imponernos o prohibir. Como siempre hemos defendido, no debemos premiar, castigar ni forzar con la alimentación, ya que es totalmente contraproducente.
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Predicar con el ejemplo, tiene que seguir siendo una prioridad en el día a día, aunque parezca que la opción de los progenitores tenga menos influencia que en edades más tempranas.
Finalmente, queremos aprovechar la ocasión para hacer hincapié en la necesidad de regular el marketing tan agresivo que rodea muchos productos ultraprocesados que tienen como población objetivo niños y adolescentes, incluyendo también la publicidad realizada mediante personajes públicos como deportistas, actores, cantantes, influencers, etc., que son sus referentes y que deberían, al contrario de lo que suele ocurrir, promover un estilo de vida saludable entre los jóvenes.