Cuando los hijos se marchan de casa: ¿qué es el síndrome del nido vacío?
El llamado síndrome del nido vacío hace referencia a la respuesta que presentan los padres y las madres en el período en que los hijos e hijas se independizan y se marchan de casa. Aunque no es un diagnóstico clínico, es un término ampliamente aceptado.
En un reciente estudio que ha profundizado en el concepto del síndrome del nido vacío lo define como un fenómeno subjetivo que surge como consecuencia de las reacciones de los padres ante la marcha de sus hijos de casa.
Este proceso es una transición de la crisis a la recuperación personal e incluye etapas de duelo o reacción de resistencia, sentimientos de pérdida o comportamientos pasivos, conductas de sublimación o impulsivos, adaptación y desahogo (...). Estas reacciones únicas pueden manifestarse como cambios en la conducta, las emociones y las percepciones".
El síndrome del nido vacío es un proceso que se produce de forma diferente en los diferentes padres y madres. Algunos progenitores aceptan fácilmente la marcha de sus hijos, mientras que otros muestran reacciones emocionales y de comportamiento difíciles y dolorosos. También existen estudios que detectan como respuesta a la marcha de los hijos una mezcla de reacciones positivas y negativas que pueden presentarse de forma conjunta en forma de alegría y pena y de ansiedad y paz.
Así pues, puede suceder que los padres, aunque animen a hijos e hijas a ser independientes, vivan su marcha como una experiencia dolorosa. Pueden sentirse mal por el hecho de que los/las hijos/as ya no necesiten su cuidado y también que echen de menos su compañía y formar parte de su vida cotidiana.
En este caso pueden presentarse un amplio abanico de sentimientos, pensamientos y vivencias como:
Aumento de la sensibilidad emocional
Vivencia de soledad
Tristeza y desánimo
Miedo y ansiedad
Desconcierto
Irritabilidad
Inquietud
Frustración
Pensamientos de pérdida de propósito en la propia vida
Pensamientos recurrentes en torno a los hijos
Aumento de estrés o dificultades en la relación de pareja
Sin embargo, algunos estudios han demostrado que, los progenitores, en un contexto de nido vacío, están más satisfechos con la vida y que éste puede ser un momento preferido para ellos.
¿Por qué se produce?
El momento de independencia de los/las hijos/as suele ser una etapa de mayor vulnerabilidad emocional para los progenitores que suele generar emociones contrapuestas.
Por un lado, suele aparecer la ilusión por la nueva fase vital e incluso alivio por la pérdida de la carga que supone la crianza. Por otro lado, pueden generarse vivencias emocionales dolorosas. En este contexto, la combinación de emociones agradables y desagradables pueden hacernos sentir confusos y agobiados.
La marcha de casa de los hijos supone el final del papel de crianza activa y esto, en ocasiones, deriva en una pérdida de propósitos y de identidad. En este contexto se produce una doble pérdida: la de la presencia de los/las hijos/as en casa y la de elementos muy significativos del propio proyecto vital.
En caso de que la distribución de los cuidados se haya realizado de forma desigual entre los progenitores, es frecuente que el malestar sea superior en aquella persona que haya realizado el papel de cuidador/a principal.
En ocasiones, el momento en el que los hijos/as se independizan coincide con otras etapas vitales de cambio como son la jubilación, la pérdida del rol profesional, la muerte de los propios padres o la ruptura de la relación de pareja. Esto hace que aumente el nivel de vulnerabilidad emocional que supone este período vital.
¿Está visibilizada?
El hecho de que un/a hijo/a adulto/a se independice es un evento normal y saludable. A este respecto, el dolor experimentado por la marcha del hijo/a de casa, a diferencia del dolor derivado por otras pérdidas, a menudo está poco considerado.
Así, los progenitores que están transitando esta etapa con malestar emocional vital a menudo se sienten poco apoyados y comprendidos por el entorno.
¿Cuánto tiempo dura?
La marcha de los hijos e hijas de casa supone un período de transición que implica un reto para muchos padres y madres y que requerirá de un tiempo de adaptación. Se sugiere que los progenitores pueden tardar entre 18 meses y 2 años en adaptarse a la nueva circunstancia de la vida. Sin embargo, el tiempo puede variar de una persona a otra.
Algunos se adaptan en pocos meses sin afectar negativamente a su salud. Otros pueden tardar años en superar el síndrome del nido vacío y presentar un malestar emocional significativo con impacto en su vida durante todo ese tiempo. En este último caso, se recomienda valorar la opción de consultar con algún profesional especializado para recibir atención.
Beneficios de la situación de “nido vacío”
Por difícil que se haga el proceso de adaptación a la marcha de los/las hijos/as de casa, tener un “nido vacío” aporta beneficios a los padres y madres.
La circunstancia de nido vacío ofrece una nueva oportunidad para recuperar o desarrollar aspectos a los que no se había dejado demasiado espacio durante la etapa de crianza. Por ejemplo, puede permitirnos priorizar los intereses personales, redefinir propósitos y aspectos de la propia identidad o en el caso de estar en pareja abordar aspectos importantes de la relación que han sido pospuestos durante las etapas de crianza. Además, estudios recientes sugieren que la circunstancia de nido vacío podría reducir los conflictos laborales y familiares.
Algunas recomendaciones que pueden ayudarnos a transitar esta etapa con mayor bienestar:
Reconocer y validar el propio malestar.
Darse tiempo para adaptarse a los cambios.
Establecer nuevos objetivos personales.
Perseguir a las aficiones e intereses ahora que se dispone de más tiempo.
Mantenerse conectado con los hijos/as.
Establecer un nuevo tipo de relación con los hijos/as.
Contar con la red de soporte familiar y de amistades.
Compartir los pensamientos y sentimientos con las personas de confianza.
Mantener unas rutinas saludables.
Potenciar los hábitos de autocuidado.
Buscar la ayuda de un profesional en caso de sentirse abrumado o con un nivel de malestar significativo y sostenido.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
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