La soledad en niños y adolescentes: causas y consecuencias
Las relaciones sociales y la integración social son fundamentales para nuestro desarrollo a lo largo de la vida. Como seres sociales, los humanos tenemos una necesidad básica de vincularnos a personas significativas y pertenecer a un grupo.
¿Qué es la soledad?
Sentirse solo no significa necesariamente estar solo, ni estar solo significa necesariamente sentirse así.
La soledad se define como una vivencia subjetiva de falta de conexión con los demás, tanto en cuanto a la cantidad de relaciones sociales como la calidad de estas. La presencia física de personas importantes para nosotros no es una condición suficiente para no sentirse solo, necesitamos sentirnos conectados con ellas.
Por lo tanto, la soledad consiste en sentimientos derivados de la ausencia de una vida social deseada que incluye:
Una discrepancia entre las relaciones sociales que se tienen y las que se desean.
Una necesidad de conexión social que no se cumple.
Un sentimiento de aislamiento, independientemente de las oportunidades sociales reales.
La soledad es un sentimiento que puede aparecer de forma normal a lo largo de varias etapas de nuestra vida. No obstante, si esta se da de forma sostenida en el tiempo, tendrá un impacto negativo en la persona. El efecto negativo de esta es más importante si se produce en la infancia y la adolescencia, ya que la persona está en proceso de desarrollo y de constitución de su identidad y su autoestima.
La soledad en la infancia y la adolescencia
Los sentimientos de soledad pueden darse de forma habitual en la infancia y se acentúan a menudo en la adolescencia.
Los adolescentes son especialmente sensibles a desarrollar sentimientos de soledad en comparación con otros grupos de edad. Los estudios nos dicen que:
Entre un 21 y un 70% de los adolescentes se sienten solos a veces.
Entre un 3 y un 22% de los adolescentes experimentan la soledad de forma habitual.
Durante la adolescencia se producen numerosos cambios en los diferentes contextos sociales. Se da un proceso de autonomía y distanciamiento respecto a los padres y la relación con los iguales adquieren una elevada importancia y se vuelven más complejas. Las dificultades para adaptarse a todos estos cambios aumentarán el riesgo de experimentar sentimientos de soledad. Asimismo, los compañeros jugarán un papel importante en el desarrollo emocional y de habilidades sociales.
Por lo tanto, la falta de relaciones con iguales adecuadas y/o de un entorno familiar que acompañe al adolescente en esta etapa, comportará dificultades que aumentarán el riesgo de experimentar soledad y las consecuencias que esta conlleva.
¿Cómo afecta la soledad a niños y adolescentes?
El vínculo con personas significativas y la pertenencia a grupos sociales es fundamental para el buen desarrollo cognitivo y afectivo del niño y del adolescente. La falta de relaciones significativas de calidad y en la cantidad necesaria puede provocar al niño y a la adolescente tristeza, malestar, aburrimiento, emociones positivas reducidas, sentimientos de vacío, vivencias de aislamiento y distanciamiento y angustia. Los niños que se sienten solos se sienten excluidos. Este es un sentimiento que puede ser perjudicial para el desarrollo de su autoestima.
Asimismo, la soledad en la infancia y la adolescencia tiene consecuencias negativas para el bienestar y la salud mental en etapas posteriores de la vida.
Varios estudios han descrito como la soledad es un factor riesgo para la salud mental y física. Se ha asociado la soledad a problemas como la ansiedad, la depresión, el aumento del riesgo de suicidio, la mala calidad del sueño y la salud general, así como cambios fisiológicos.
Factores protectores y factores de riesgo para la salud
Existen diferentes mecanismos subyacentes a la soledad a la infancia y la adolescencia y que pueden actuar como factores protectores y/o como factores de riesgo para los sentimientos de soledad.
Las relaciones familiares pueden ser un factor de riesgo o un factor protector frente a la soledad. Así, las relaciones familiares fuertes y de calidad protegen a los niños y adolescentes de sufrir una amplia gama de adversidades y problemas de salud mental, incluida la soledad. La comunicación entre padres, madres e hijos y la calidez parental tiene un papel fundamental en la protección del hijo ante sentimientos de soledad y se ha visto que claramente puede minimizar el impacto de otros factores que pueden precipitar sentimientos de soledad. Los patrones vincula-res alterados entre el adolescente y sus padres aumentarán la probabilidad de vivencias de soledad.
La relación con los iguales también puede ser un factor protector o un factor de riesgo en relación con los sentimientos de soledad. Se ha evidenciado que los siguientes factores generan un aumento de los sentimientos de soledad:
La falta de habilidades sociales.
La vivencia subjetiva de falta de habilidades sociales (aunque puede no ser real).
La idea de que los compañeros los evalúan negativamente.
Un desajuste con su entorno social con los iguales (relaciones sociales escasas o desajustadas).
Por lo tanto, para algunos niños y adolescentes, la soledad puede estar relacionada con un déficit de habilidades sociales real. En otros, puede estar relacionada con una percepción negativa sesgada de las propias habilidades sociales. Y otros con un desajuste con el entorno social.
La adolescencia es un período de tiempo en el que los jóvenes suelen establecer relaciones con iguales a través de medios tecnológicos. Estos medios a menudo disminuyen las relaciones directas con los compañeros a la vez que limitan la cantidad de tiempo que pasan con su familia. Es por este motivo que el uso de medios tecnológicos de comunicación social a menudo pueden generar en el adolescente sentimientos de estar desconectados y solos. Esta situación es aún más preocupante debido a que los niños cada vez acceden a este tipo de medios a edades más tempranas.
Situaciones sociales desfavorecidas y problemas económicos graves en el entorno familiar del adolescente, según algunos estudios, están directamente relacionados con los sentimientos de soledad. Sin embargo, la comunicación entre padres e hijos y la calidez parental tienen un papel importante en la reducción del efecto negativo de estos sobre la soledad de los niños y los adolescentes.
Acciones a realizar
El entorno del niño y del adolescente deberá estar alerta de las vivencias de soledad y de sus consecuencias negativas en las emociones y las conductas.
En caso de que las acciones de su entorno directo (familia y escuela) no sean suficientes para mejorar el malestar del niño o el adolescente, se recomienda solicitar atención especializada.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
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