En su formación se encuentran involucrados diversos factores biológico-genéticos, factores de vulnerabilidad, características psicológicas, aspectos socioculturales, y estresores ambientales. El peso específico de cada uno de ellos todavía no está bien establecido.
Los TCA suelen iniciarse en la adolescencia, aunque progresivamente se va observando una mayor frecuencia de inicio en la edad adulta e infantil (prepuberal).
Afecta principalmente a la población femenina (aproximadamente, por cada nueve casos de TCA en mujeres se presenta uno en hombres).
Factores de riesgo ante los TCA
Factores biológicos: vulnerabilidad familiar. Los estudios realizados en familias muestran una mayor frecuencia de TCA entre los familiares de personas con TCA que entre los controles (personas sin la enfermedad). En el caso de la anorexia nerviosa, la genética parece explicar entre el 60% y el 70% de la vulnerabilidad a padecer el trastorno.
Factores socioculturales: distintos estudios identifican la relación entre TCA y modelos familiares sobreprotectores, rígidos y exigentes, conflictivos, y poco cohesionados. Por otro lado, se encuentran los factores culturales relacionados con el culto al cuerpo, un ideal de belleza excesivamente delgado, la influencia de la moda y de los medios de comunicación, y el impacto de las redes sociales en los jóvenes.
Factores psicológicos: se han asociado con los TCA rasgos de personalidad de excesiva rigidez, perfeccionismo, autoexigencia, retraimiento social y baja autoestima, así como una historia personal de dificultades alimentarias.
Acontecimientos vitales potencialmente estresantes: se han relacionado abusos sexuales y/o físicos en la infancia, críticas respecto al físico y antecedentes de crisis vital.
Comorbilidad en los TCA
Las personas que tienen algún trastorno alimentario, a menudo, a su vez presentan otras patologías (comorbilidad). Entre las más habituales encontramos los trastornos del estado de ánimo (40 - 80%), trastornos de ansiedad (10 - 40%) y TOC (40%).
En jóvenes adultos destacan el abuso y dependencia de sustancias, trastornos de la personalidad y trastornos relacionados con el control de impulsos (Guía Práctica Clínica para los TCA, 2009).
Pérdida de peso en poco tiempo de origen desconocido.
Fallo en el crecimiento normal para su edad y peso.
Cambios de peso bruscos.
Trastornos menstruales, pérdida de la menstruación sin razón médica.
Osteoporosis.
Hirsutismo o lanugo (forma de pelo o vello corporal muy fino, que crece como aislante de la piel por razón de ausencia de grasa).
Hipertrofia parotídea.
Anomalías dentarias.
Callosidades en los nudillos de las manos.
Signos y síntomas conductuales de alarma
Dieta persistente aunque la persona esté muy delgada.
Cambio de hábitos alimenticios (por ejemple volverse vegetariano).
Creciente interés por cocinar, ropa y modas.
Desaparecer después de las comidas y encerrarse en el baño.
Tendencia a ocultar ciertas partes del cuerpo con la ropa.
Compra y consumo de productos para adelgazar.
Rituales extraños con la comida, como trocearla mucho.
Práctica de ejercicio físico excesivo.
Obsesión por pesarse continuamente.
Aislamiento social.
Signos y síntomas psicológicos de alarma
Preocupación extrema por la figura, la dieta y el peso.
Comentarios despectivos sobre el propio cuerpo.
Distorsión severa de la imagen corporal.
Perfeccionismo e insatisfacción.
Inestabilidad emocional.
Aislamiento y preocupación excesiva por los estudios.
Irritabilidad.
Baja autoestima.
Impulsividad.
Aumento de la rigidez y la obsesión.
En caso de observar la familia o la escuela algunas de las señales de alarma descritas anteriormente y que signifiquen un cambio significativo en su normal funcionamiento, los padres se deben poner cuanto antes en contacto con su pediatra o médico de familia para que valore un posible trastorno alimentario.
En caso afirmativo, éste deberá derivarlo, o bien a un Centro de Salud Mental Infanto-Juvenil (CSMIJ) o a una Unidad específica de TCA, para iniciar una intervención terapéutica adecuada para cada caso.
Es de suma importancia una intervención precoz especializada y la colaboración de la familia para una mejor respuesta terapéutica.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Guía para una alimentación infantil saludable y equilibrada. Resolviendo dudas, rompiendo mitos y aclarando conceptos. (s/f). Escola Salut SJD. https://escolasalut.sjdhospitalbarcelona.org/es/observatorio-faros/informes%20Faros/guia-alimentacion-infantil-saludable
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen un grupo de desórdenes mentales que se caracterizan por una conducta alterada frente a la ingesta alimentaria y pensamientos erróneos en relación a la dieta, el peso y figura corporal. Es importante conocer los TCA para poder prevenirlos a tiempo.
Es importante conocer los factores de riesgo y las señales de alerta para poder detectar a tiempo posibles casos. Sin embargo, es aún más importante conocer de qué manera podemos prevenir la aparición de estas conductas no deseadas.
De la misma manera que tenemos factores de riesgo para el desarrollo de los TCA, también disponemos de factores de protección (aquellos que pueden reducir el riesgo de desarrollar la patología alimentaria).
La primera vez que nuestro hijo o hija se queja de que está gordo, es posible que nos sorprenda, pero lo cierto es que se trata de una situación cada vez más habitual para muchos padres y madres, que ven como sus hijos se preocupan por el volumen de su cuerpo.
Grabación del webinar, realizado por el doctor Eduard Serrano quien explica los principales síntomas de alarma que hay que tener en cuenta, factores de protección y qué pueden hacer las familias ante los trastornos de conducta alimentaria.