El sarampión es una enfermedad viral muy contagiosa que se caracteriza por fiebre alta, malestar general, tos y congestión nasal, seguida de una erupción cutánea (exantema) muy evidente y característica.
El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que se caracteriza por fiebre alta, malestar general, tos y congestión nasal, seguida de una erupción cutánea (exantema) muy evidente y característica.
Actualmente el sarampión es todavía una infección frecuente en zonas del mundo de recursos limitados y/o con bajas tasas de vacunación. De hecho, recientemente se han declarado brotes en países desarrollados, en grupos o comunidades anti-vacunas.
Cabe recordar que ésta es una infección especialmente grave en pacientes con un sistema defensivo débil (inmunodeprimtis) y/o malnutridos.
¿Cuál es el virus responsable y cómo se transmite?
Es un virus (ARN) encapsulado del género Morbillivirus de la familia paramyxovirus, propio de los humanos.
Cómo se transmite el virus del sarampión:
La transmisión se produce por vía aérea, como la covid, por contacto directo con las partículas aerosolizadas de la vía respiratoria del individuo infectado.
La contagiosidad es desde 3-5 días antes de la aparición del exantema hasta 4 días después. Es más contagioso durante los primeros días, antes de que aparezca el exantema.
Hay que considerar que todas las personas que han estado en contacto con un caso, aun sin haber estado en contacto directo son susceptibles (no vacunados, o sin antecedentes de haber pasado el sarampión), y pueden desarrollar la enfermedad. Tiene una tasa de ataque R0 de 12-18, lo que significa que cada persona infectada puede infectar entre 12 y 18 personas susceptibles.
¿Cuáles son los síntomas del sarampión?
En el sarampión típico se distinguen 4 períodos:
Periodo de incubación. Es de 6 a 21 días, por lo general entre 8 y 12. Por lo general, el paciente se encuentra asintomático durante el período de incubación.
Periodo prodrómico o catarral. Tiene una duración de 2 a 4 días, y algunas veces puede durar hasta 8. Los síntomas iniciales son:
Fiebre, que es habitualmente muy elevada, alcanzando temperaturas máximas de 40ºC.
Malestar general y pérdida del apetito,
Conjuntivitis sin secreciones, pero que se acompaña de lagrimeo y fotofobia.
Síntomas respiratorios, tos y congestión nasal, resultado de la inflamación de las mucosas.
Inflamación de la mucosa oral o enantema, que aparece antes del exantema y se caracteriza por unas manchas blancas, grises o azuladas como "granos de sal sobre fondo rojo", llamadas manchas de Koplik. Estas lesiones son muy caracteristícas del sarampión, y ayudan a orientar el diagnóstico, su duración es corta de 12 a 72 horas, y por lo general desaparecen al iniciarse el exantema.
Periodo exantemático. El exantema aparece de 2 a 4 días después del inicio de la fiebre; consiste en una erupción con lesiones pequeñas (maculas-pápulas) muy rojizas, que clásicamente comienza en la cara (detrás de las orejas) y tiene una progresión característica de pies a cabeza (craneo-caudal). La extensión tiene lugar entre el segundo y el tercer día, hacia tronco y extremidades con disminución de las manifestaciones respiratorias y desaparición de la fiebre. A diferencia de otras erupciones, las palmas de las manos y las plantas de los pies no están habitualmente afectadas.
La mejora clínica generalmente se produce dentro de las 48 horas posteriores a la aparición de la erupción.
La erupción tiene una duración de 6-7 días, y tras tres o cuatro días, el exantema adquiere un color más oscuro (marronoso) y se sigue de una descamación.
También en esta fase, algunos pacientes pueden presentar aumento del tamaño de los ganglios, persistencia de fiebre elevada y síntomas respiratorios.
Fase de convalecencia. Se inicia la recuperación del paciente, aunque la tos puede persistir durante 1-2 semanas más.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico del sarampión es, fundamentalmente, clínico y fácil en brotes epidémicos de la enfermedad. De hecho, si se visualizan las manchas de Koplik en un paciente febril y con antecedente de posible contacto con un caso, el diagnóstico está hecho.
También se pueden realizar pruebas microbiológicas, actualmente fundamental en nuestro entorno, donde el sarampión es poco frecuente. Las pruebas incluyen:
Pruebas serológicas: la determinación de la IgM específica constituye la prueba de elección, es suficiente una única determinación si ésta se realiza a partir del tercer día después de la aparición del exantema, su sensibilidad baja si se realiza antes de las 72 horas. Puede utilizarse también el incremento, al menos cuatro veces, del título de IgG específica entre dos muestras.
Cultivo viral de muestras de nasofaringe y orina: permite un diagnóstico de confirmación precoz pero presenta dificultades y requiere laboratorios especializados.
Pruebas de biología molecular: permiten la identificación del virus en diferentes muestras: sangre, faringe, fosa nasal y otras secreciones respiratorias y orina, siendo actualmente las más utilizadas.
Qué hacer cuando se diagnostica un paciente (caso de sarampión)
El sarampión es una enfermedad de declaración obligada urgente. Por tanto ante la sospecha de un caso, es necesario avisar a las autoridades sanitarias.
Los pacientes con sarampión deben ser asilados hasta el 5º día después del inicio del exantema. Los pacientes hospitalizados expuestos en el sarampión deben ser sometidos a aislamiento respiratorio desde el 5º día después de exposición hasta 21 días después.
¿Cuál es el tratamiento para el sarampión?
El mejor tratamiento es la prevención. Algunas recomendaciones:
Medidas de aislamiento. Es necesario aplicar medidas de aislamiento aéreo hasta cuatro días después del inicio del exantema en pacientes sanos y durante la duración de la enfermedad en pacientes inmunocomprometidos. Las personas susceptibles expuestas deben ser aisladas desde el día 5 hasta el día 21 después de la exposición.
Vacunación sistemática para evitar la circulación del virus. En nuestro entorno consiste en la administración de dos dosis de vacuna triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis) a los 12 meses la primera, y una segunda dosis entre los 3 y 6 años (3 años en Cataluña). La vacuna puede utilizarse como profilaxis postexposición siempre que sea administrada dentro de las 72 horas después de exposición, para evitar la enfermedad o que ésta se presente como un sarampión atenuado.
El sarampión no tiene un tratamiento específico. Se ha utilizado en pacientes muy graves ribavirina, sin demasiados resultados.
En algunos pacientes, la administración de inmunoglobulinas intentan evitar que después de la exposición con un caso de sarampión, los pacientes con riesgo de complicaciones no enfermen o presenten formas más leves de la enfermedad.
La vitamina A. El déficit de vitamina A contribuye a retrasar la recuperación e incrementa el riesgo de complicaciones asociadas con el sarampión.
¿Qué otras cosas hay que tener en cuenta?
El sarampión sigue constituyendo una causa de mortalidad en menores de 5 años. Las complicaciones son más frecuentes en los pacientes de menor edad, los inmunosuprimidos y los malnutridos:
Gastrointestinales, especialmente la diarrea (8% de los pacientes).
Respiratorias. Resultado tanto de la propia infección viral, como por sobreinfección bacteriana. La otitis es la más frecuente y la neumonía es la causa más común de muerte en pacientes pediátricos.
Neurológicas. Las complicaciones neurológicas asociadas con el sarampión incluyen encefalitis, encefalomielitis diseminada aguda y panencefalitis esclerosante subaguda.
Otras complicaciones incluyen las oculares (queratitis, ulceras corneales), cardíacas (miocarditis y pericarditis) o renales.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
El aumento de los casos de sarampión se debe principalmente a que muchos niños no están vacunados. Por ello, el objetivo a nivel global es alcanzar una cobertura vacunal mínima del 95% para erradicar el virus antes de 2030.