Sedentarismo
Nuestra sociedad tiende a será cada día más sedentaria. Ello conlleva un aumento de todas aquellas patologías relacionadas con la disminución de la práctica de ejercicio. Las cifras de obesidad, diabetes, patologías cardiovasculares, respiratorias…. no solo van en aumento en la población adulta sino también en la población infantojuvenil.
Para que estas cifras disminuyan, es esencial conseguir que los más pequeños sean activos y lo continúen siendo a lo largo de toda su vida. La regularidad y la constancia va a favorecer que los hábitos adquiridos sean una fuente de salud, pero según publicaciones recientes a partir de los 12-13 años las cifras de niños activos cae en picado.
¿Qué hay que hacer para revertir esta tendencia y motivar a que en la época de la adolescencia se siga siendo activo?
La época de la adolescencia es una etapa compleja por los cambios tanto físicos, que experimenta el individuo, como los de su entorno. Esta evolución obliga adaptarse a situaciones diferentes y que, en ocasiones, no son fáciles por el desconocimiento que les rodea.
Informar a los adolescentes y a sus familias de los beneficios que aportan para la salud (presente y el futura), seguir practicando ejercicio puede ser una opción para frenar el abandono. Es difícil explicarle a un joven que su cuerpo es como una hucha y todos aquellos beneficios que experimenta y acumula le acompañaran a medida que crezca. El aquí y ahora es muy propio de esta etapa, pero hay que buscar la manera de comunicarse con ellos para hacerles llegar este mensaje.
También es importante informarse del porqué del abandono. Eso es lo que hizo Amanda Visek, profesora en la Universidad de George Washington, que diseñó un proyecto de investigación (The Fun Interation Theory) para conocer qué era lo que los niños/jóvenes pensaban respecto a lo que era o no era divertido a la hora de practicar deporte.
En este mismo estudio uno de los factores que se comentaban como factor poco positivo, era la presión que los padres ejercían sobre ellos cuando ya alcanzaban niveles en los que ya no solo practicaban deporte, sino que competían. Hay personas a los que competir les motiva mientras que a otras les supone una carga adicional por la que no quieren pasar y solo desean divertirse y disfrutar con su grupo de amigos o de manera individual.
Las obligaciones escolares son otra de las razones que están en la lista del porqué del abandono. Las exigencias de los currículos escolares obligan a aumentar el número de horas sentados estudiando y en consecuencia se reducen las horas de actividad física. La evidencia científica recalca que ser activo ofrece beneficios de aprendizaje y sociales, además de enseñar a trabajar en equipo, mejora los resultados cognitivos y los resultados académicos, así como la salud mental.
Hay que escucharles y darles autonomía para que escojan (dentro de las posibilidades de cada familia y del entorno). Hay que permitirles que prueben y se equivoquen para llegar a encontrar aquella actividad que más les guste porque la obligación irá acompañada de un fracaso.
Compartir momentos de ocio en familia en esta edad no es siempre fácil de ahí que buscar actividades conjuntas es una buena opción. Estar en forma es bueno para todos
Ayuda a tu hijo a comprometerse con el hecho de estar en forma, ofreciéndole un modelo positivo y haciendo ejercicio también tú con regularidad. En lo que se refiere a las actividades físicas de las que podéis disfrutar conjuntamente, prueba con las salidas en bicicleta, pasaros una pelota de tenis, la natación y hasta juegos en equipo.
No solo cooperarás para estar en forma, sino que también será una buena oportunidad para mantenerte conectado con tu hijo/a.