Introducción
Desde hace días, los pediatras están objetivando un aumento brusco e inesperado de las infecciones respiratorias en los pacientes pediátricos. Inesperado porque se esperaba el pico más tarde, no cuando todavía no ha empezado a hacer frío, prácticamente.
Esto está ocurriendo también en muchos países del mundo y ya lo reportaron hace meses países como Australia que ya han dejado el invierno atrás. Para afrontar este incremento en el número de infecciones respiratorias, muchos centros hospitalarios se están adaptando aumentando camas o suspendiendo intervenciones quirúrgicas no urgentes.
Dentro de las infecciones respiratorias pediátricas, las que más colapsan los hospitales son las bronquiolitis.
La bronquiolitis
La bronquiolitis es una infección viral que afecta a lactantes pequeños ocasionándoles dificultad para respirar y comer. El virus más frecuente causante de las bronquiolitis es el VRS (virus respiratorio sincitial). Aproximadamente un 30% de los pacientes con bronquiolitis requerirá ingreso hospitalario y de éstos, un 10% acabará necesitando estar en una unidad de cuidados intensivos.
Previo a la pandemia, año tras año, a mediados de noviembre empezábamos a ver un aumento progresivo de pacientes con bronquiolitis, alcanzando su máximo en diciembre. La bronquiolitis tenía intrínseca una estacionalidad muy marcada y cuando desaparecía el frío dejaba de haber lactantes con bronquiolitis. La COVID ha cambiado muchas cosas y también la circulación y estacionalidad habitual de los virus respiratorios.
El invierno de 2020-2021 fue un año absolutamente extraordinario en cuanto a infecciones respiratorias: prácticamente no circularon virus distintos al SARS-CoV-2 y, eso causó que en los centros de salud y hospitales no llegaron lactantes con bronquiolitis, ya que el SARS-Cov-2 no se mostró como un causante significativo de bronquiolitis.
Por el contrario, el VRS tuvo una “sorprendente” epidemia en los meses de verano de 2021 y siguió circulando a lo largo de todo el año 2021 y 2022, pero en cifras poco significativas. El pasado invierno también fue inusual con una incidencia de enfermedad respiratoria no-COVID muy por debajo de las cifras habituales.
Este año estamos viviendo una epidemia de bronquiolitis más precoz e intensa, pero es pronto para afirmar si más grave. De momento estamos ante un pico de bronquiolitis similar a otros años prepandemia pero avanzado en el tiempo.
Respecto a las causas que pueden explicar este aumento brusco de casos de infección pediátrica por VRS y otros virus está la “pérdida de memoria inmunológica”. Hay muchos niños que no han estado nunca en contacto con el virus, no se han inmunizado, y por tanto ahora viven un pico más fuerte de la enfermedad y sufren y transmiten la enfermedad a bebés y lactantes pequeños. El cambio climático también puede jugar un papel en esa “desestacionalización” de los virus respiratorios, que ahora ya no están tan ligados al frío.
Sea como sea, todo parece indicar que este invierno será largo y complicado en los centros sanitarios con confluencia de tres epidemias: VRS, gripe y SARS-CoV-2.
Para intentar minimizar el impacto, debemos intentar tomar las medidas preventivas que estén a nuestro alcance:
Ante cualquier duda consultad con vuestro pediatra.