La miopía, referida en algunas ocasiones como visión corta, es un trastorno de la vista que impide ver con toda nitidez los objetos más alejados del campo visual. Afecta a niños y niñas por igual, y las personas que tienen algún antecedente familiar son más propensos a sufrirla.
La miopía es una condición visual que se caracteriza por causar visión borrosa de lejos. La luz que entra al ojo debe enfocarse en la retina, pero en el caso de los miopes, la longitud del ojo es mayor de lo que debería, o la córnea es excesivamente curva, y esto provoca que se enfoque por delante de la retina, causando visión borrosa. Cuanta mayor sea esta distancia ente la retina y dónde se enfoca la imagen, de mayor magnitud será la miopía.
Es posible, que la miopía vaya acompañada de astigmatismo. El astigmatismo ocurre cuando la córnea o el cristalino tienen una curvatura irregular.
En ningún caso se podrá tener hipermetropía junto a la miopía, ya que son lo opuesto. La hipermetropía se produce cuando la imagen se enfoca por detrás de la retina, al contrario que lo que pasa en la miopía.
Los datos del año 2000 reflejan que el porcentaje de población miope a nivel mundial era de 22,9% de los cuales un 2,7% eran miopes magnos. Estos datos van aumentando cada año y se estima que para el 2050, la mitad de la población mundial será miope (un 49,8%).
Se considera miopía magna o patológica a partir de 6 dioptrías. Estas miopías tan altas suponen un riesgo, ya que a pesar de que el ojo con la graduación correcta vea bien, incrementa las posibilidades de otras patologías oculares asociadas como desgarros de retina, cataratas, glaucoma u otras afectaciones de la retina.
¿Cuáles son sus síntomas?
La causa más común actualmente, la que está haciendo aumentar las cifras de población miope, son los factores ambientales como el uso excesivo de pantallas o de trabajo en visión próxima acompañado de pasar poco tiempo haciendo actividades al aire libre.
La segunda causa es tener antecedente de familiares con miopía. Y, por último, puede aparecer miopía temporal o permanente secundaria a otras patologías.
La miopía puede mantenerse invariable o aumentar, pero no disminuye. Respecto a la primera graduación prescrita a un miope, las dioptrías no disminuirán en controles posteriores, salvo casos puntuales en los que haya otra patología o alteración que lo provoque.
¿Cómo se diagnostica?
Los niños con miopía suelen tener problemas para ver la pizarra en clase, para leer los subtítulos en la televisión o para ver los carteles por las calles. Este tipo de síntomas los expresan ellos mismos cuando son más mayores, pero en el caso de los más pequeños, puede ser más difícil de identificar.
Existe un fenómeno llamado “falsa miopía” (pseudomiopía) que está empezando a verse sobre todo en pacientes adolescentes. El abuso de pantallas o actividades en visión próxima hacen que el ojo haga un “sobreesfuerzo” para enfocar durante tanto tiempo objetos tan cercanos. Esto provoca que cuando el ojo tiene que relajarse para enfocar algo a una distancia lejana, tarda mucho en hacerlo, y en algunos casos es incapaz, provocando una visión borrosa típica de miopes. Esto puede llevar a error y parecer que es un ojo miope, pero en realidad, sería una pseudomiopía.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento para la miopía es el uso de gafas con la prescripción más actualizada. En pacientes mayores de 12 años y con la responsabilidad suficiente para hacer un buen uso de ellas, también se podrán usar lentes de contacto. Estas se podrán usar durante una limitada cantidad de horas al día, por tanto, en ningún caso sustituyen a las gafas.
La miopía se puede operar mediante cirugía refractiva. No todos los casos son aptos para esta operación, se valoran muchos aspectos a parte de la miopía como tal. Es necesario que la miopía esté estabilizada, por tanto, no se suele practicar en pacientes menores de 20 años. Otros factores como la magnitud de la miopía, y otras enfermedades que sufra el paciente también se tendrán en cuenta.
La progresión habitual de la miopía es de aproximadamente 0.50 D por año, durante el tiempo que el ojo sigue creciendo.
En los casos de pacientes a los que le avanza más rápido, es conveniente tomar alguna de las medidas aceptadas actualmente para el control de la miopía, estas son:
Tratamiento farmacológico con el colirio de atropina al 0.01%. Es un colirio que se prescribe con receta médica y que se ha de poner 1 gota cada noche en los dos ojos. Generalmente se prolonga durante varios años este tratamiento.
Lentes oftálmicas (DIMS). A simple vista son unas gafas normales, pero los cristales están hechos con una tecnología que consigue el efecto que buscamos para controlar la miopía.
Lentillas de ortoqueratología. Son unas lentes de contacto especiales que aplanan la córnea de manera temporal durante las horas de sueño. Al día siguiente, este efecto dura y el paciente no ha de llevar gafas ni lentes de contacto de ningún tipo, y su visión es buena.
Lentes de contacto diarias para el control de miopía. Son unas lentes de contacto blandas como las que usa la mayor parte de la población, pero la geometría de estas es específica para provocar un efecto en el ojo que nos sirva para controlar la miopía. Se han de usar mínimo 10/12 horas al día.
Todas estas opciones controlan entre un 40-60% la miopía. Esto quiere decir que, si la progresión de un paciente era un aumento de 1 dioptría al año, con estos tratamientos conseguimos que aumente 0.50 dioptrías. Por tanto, la graduación que tendrá el paciente cuando se le estabilice la miopía sobre los 18 años, será la mitad de lo que hubiera sido sin el tratamiento.
En los casos que se requiera, se pueden llegar a combinar más de un tratamiento para incrementar la efectividad.
¿Qué otras cosas hay que tener en cuenta?
Para prevenir la aparición de miopía y los síntomas de las falsas miopías, es necesario aplicar las siguientes pautas de higiene visual:
Controlar el tiempo con pantallas. En menores de 2 años evitarlas, de 2 a 5 años máximo 1 hora al día, y de 5 a 12 años máximo 2 horas al día.
Durante el tiempo de trabajo en visión cercana seguir la regla 20-20-20: por cada 20 minutos de trabajo, mirar durante 20 segundos mínimo a una distancia superior de 20 pies (equivalente a 6 metros).
Intentar que las pantallas no estén más cerca de 30 cm, idealmente a 45 – 60 cm.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
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Se denomina celulitis preseptal la infección profunda de la piel de los párpados. Es una infección que ocurre con mayor frecuencia en niños menores de cinco años y que es igual de frecuente en niños que en niñas. ¿Qué manifestaciones produce y cuáles son los signos de alarma?
Durante el período de confinamiento que estamos viviendo se ha incrementado el uso de dispositivos electrónicos y, por tanto, la exposición a pantallas en niños y adolescentes.
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