¿Cómo afectan las redes sociales al desarrollo cerebral de los adolescentes?
Un nuevo estudio publicado en JAMA Pediatrics ha descubierto cambios en el desarrollo funcional del cerebro de los jóvenes que consultan las redes sociales de forma habitual.
La socialización cobra especial importancia durante la adolescencia. En la búsqueda de su propia identidad, los jóvenes suelen distanciarse de los cánones familiares al mismo tiempo que las relaciones entre iguales adquieren un significado más profundo, algo que, en las últimas décadas ha pasado al plano digital, especialmente a través de las redes sociales.
La digitalización ha llegado para quedarse y, a pesar de las amenazas emergentes que suponen las nuevas tecnologías, las relaciones sociales en la adolescencia son fundamentales para el correcto desarrollo emocional y social del individuo.
Los adolescentes de hoy en día pertenecen a la primera generación nacida plenamente en la era digital. Los denominados nativos digitales no han conocido un mundo sin pantallas; las utilizan de manera intuitiva y forman parte de su día a día en la educación, el ocio y la socialización. De acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 98% de los jóvenes de entre 16 y 24 años utilizaron a diario Internet en 2022. Las redes sociales se han convertido en un medio natural que configuran la cultura adolescente actual. Las tradicionales formas de relacionarse han sido sustituidas en buena medida por las comunidades digitales.
Losme gusta, comentarios, menciones, seguidores y visualizaciones en plataformas como Instagram o TikTok representan nuevas formas de interacción que ocurren en las redes sociales, convertidas en lugares de encuentro y entretenimiento dominantes en la cultura juvenil actual.
¿Cómo afectan las redes sociales al desarrollo cerebral de los adolescentes?
Un nuevo estudio publicado en JAMA Pediatrics ha descubierto cambios en el desarrollo funcional del cerebro de los jóvenes que consultan las redes sociales de forma frecuente. La reciente investigación realizada por neurocientíficos de la Universidad de Carolina del Norte, apunta efectos sobre el neurodesarrollo en adolescentes que hacen un uso diario elevado de las redes sociales.
Los investigadores realizaron un seguimiento de los hábitos de uso de redes sociales en un total de 169 estudiantes de 12 años, pertenecientes a 3 escuelas públicas norteamericanas. Se descubrió que los alumnos que consultaban más de 15 veces al día las redes sociales mostraban una mayor actividad cognitiva en las regiones cerebrales implicadas en los procesos de recompensa social.
Los resultados de este estudio de cohortes sugieren que los comportamientos de comprobación y revisión de las redes sociales en la adolescencia pueden estar asociados a cambios en la sensibilidad del cerebro a la anticipación y recompensas sociales.
¿Por qué son más vulnerables los adolescentes?
La adolescencia también constituye un periodo crucial en el que se producen cambios muy importantes en la estructura y función cerebrales, imprescindibles para la construcción de la identidad y autonomía personal.
Las hormonas intervienen en el desarrollo mental y socioemocional del adolescente. Los cambios hormonales propios de esta etapa los hacen especialmente sensibles a estímulos socioculturales y ambientales, directamente relacionados con la maduración cerebral. Así, cuando se producen interacciones sociales entre jóvenes, ya sea offline u online, sus hormonas activan la liberación de dopamina en el cerebro, un neurotransmisor encargado de proporcionarnos placer y relajación.
De este modo, las constantes interacciones entre usuarios que se producen en redes sociales estimulan el centro de recompensa del cerebro activando la liberación de dopamina, lo que produce un estado de placer que aumenta la necesidad de reconocimiento social y la conducta del adolescente.
De acuerdo con la investigación desarrollada por la St. Georges University Hospitals NHS Foundation Trust de Reino Unido, se trata de un bucle relacionado con la liberación de dopamina. Los usuarios comprueban sus smartphones en busca de notificaciones y actualizaciones estimulantes que resulten gratificantes. Para conseguir que los niveles de dopamina no decaigan en el usuario, las plataformas sociales proporcionan estímulos positivos de forma aleatoria pero constante, manteniendo así al usuario en el bucle.
¿Qué pueden hacer las familias?
Los límites son necesarios, pero no suficientes. Las rutinas y las reglas de convivencia son imprescindibles y los adolescentes deben saber que ciertas conductas están permitidas y otras no. Según recoge el 12 Informe FAROS «Una mirada a la salud mental de los adolescentes - Claves para comprenderlos y acompañarlos», los padres y madres tienen un papel clave como figura de autoridad y guía para garantizar un entorno seguro y de confianza.
Los autores del Informe destacan la importancia de establecer normas en básicas en casa y bien definidas para que todos los miembros las recuerden y respeten. Sin embargo, los límites no garantizan un crecimiento cognitivo saludable.
Se debe fomentar el pensamiento crítico de los adolescentes. Plantear situaciones complejas o problemáticas que les hagan reflexionar cuál es la actitud que quieren tener ellos como individuos sobre ese tema, independientemente de lo que hagan los demás, permite potenciar su capacidad de análisis y razonamiento.
La comunicación y el apoyo entre los miembros de la familia son factores protectores fundamentales para la salud y el bienestar de los adolescentes. Las demostraciones de afecto mutuo y potenciar la vida en familia a través de actividades de ocio comunes favorecerán la cohesión familiar.
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Durante el primer año de vida, el niño juega explorando e interactúa con el mundo que le rodea con los cinco sentidos para comprenderlo. La mayor parte de su juego consiste en coger objetos y ponérselos en la boca, agitarlos, golpearlos o tirarlos.
Si cuando tu hijo era un bebé ya lo veías como un pequeño científico utilizando sus cinco sentidos y descubriendo el mundo que le rodea, ahora que tiene entre 1 y 3 años es verdaderamente un gran ingeniero y trata de entender cómo funcionan estos objetos.
Leer en voz alta es una de las mejores maneras para ayudar a tu hijo a aprender a leer. Además, ¡puede ser muy divertido! Cuanta más emoción muestres mientras lees, ¡más lo disfrutará! Lo más importante es que él marque su propio ritmo y se divierta mientras aprende a leer.
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